【ℭαҏᎥţʋʟö 13】

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Una vez se recuperó de su resfriado, Naruto fue al colegio. Con sus manos aferradas a la correa de su bolso y una imperceptible sonrisa, caminaba a paso lento. Era viernes, lo que significaba que mañana, sábado, iba a salir con Sasuke.

Aquel extraño sentimiento llegó a su corazón en el momento que aquel hombre invadió sus pensamientos. Recordó el día en que el Uchiha le había ido a ver a su casa, habían visto una película mientras comían unas galletas que hizo el rubio. Sobra decir que aquel varón quedo fascinado con estas he incluso pregunto si se podía llevar unas cuantas a su casa. Por supuesto Naruto no se negó; que al azabache le gustaran sus galletas le hacía extremadamente feliz.

Incluso, aquel día hubo otro de esos momentos en los que se perdían en la mirada del otro, algo que era común, pero hubo algo distinto y fue que esta vez el azabache roso su nariz con la suya dando un beso esquimal que provoco un sonrojo que llegó hasta las orejas del rubio.

Mientras pasaba por la entrada del colegio no pudo evitar tocar su nariz al recordar aquello. Aunque el beso que le dio Sasuke le pareció de lo más adorable y hermoso, una parte de él deseaba otro tipo de beso, uno en el cual sus labios sean los protagonistas.

Subió las escaleras con su mirada al frente y sus pensamientos perdidos.

Llegando a su salón pudo ver como varios ya habían llegado, cosa que no le sorprendió ya que se había tardado en salir de su hogar y su caminar fue lento. Pero lo que le hizo incomodar fue que las miradas se posaron inmediatamente en él seguida de murmullos.

Tuvo un mal presentimiento.

Camino a su puesto ignorando la manera en la que observaban cada movimiento que daba. No les importó. En esos momentos solo le importaba el día de mañana, el que usaría, que pasaría allá, como debía actuar. Porque aunque fuese una salida entre dos amigos, sentía que era más que eso.

Una vez llegado a su puesto, se sentó y el sonido de un papel arrugándose le hizo levantarse de inmediato. Debajo suyo se encontraba una hoja del mismo color y textura que la de los diarios. Aquel papel contenía algo escrito y debajo de todo se podía ver una foto suya. Torció su boca.

No le asombraba aquello, él ya había sufrido bullying manifestado de distintas maneras, y el papel con una foto suya insultándole no era algo nuevo, mas al leer las palabras que tenía este todo su mundo se vino abajo.

Sus manos temblaron contra el papel, su corazón se aceleró y el aire comenzó a faltarle. Ahí en aquel papel estaba plasmado palabra por palabra aquel secreto, sus recuerdos, su historia. Aquella que solo conocía sus padres y... Sasuke.

Se dio vuelta viendo como algunos le miraban con pena y lastima plagada en sus caras mientras sostenían un papel igual al que tenía él. Arrugo aquella hoja y camino fuera del salón.

No entendía que estaba pasando. Aquel relato tenía sus palabras textuales, las palabras que utilizó cuando le contó al azabache, cuando confió en él y le contó su pasado, sus miedos, la razón de su ser y actuar, su secreto.

Cubrió su boca con las manos intentando reprimir todo lo que quería salir de él, y al levantar la vista se encontró con otro de esos papeles pegado en la pared, seguro habrían más pegados en otros lados de la institución. ¿Por qué...? ¿Por qué la gente encontraba divertido revelar las vidas ajenas? ¿Por qué había personas que disfrutaba ver a los demás sufrir? ¿Por qué...? ¿Por qué a él?

— ¿Naruto? —aquella voz le hizo desviar su mirada, encontrándose con el azabache cerca suyo— ¿Sucede algo?

Y ahí, en ese preciso momento fue que Naruto entendió. Que no había otra persona que supiera eso, con esas palabras precisas, más que Sasuke. Que la razón por la que se le había acercado fue solo para diversión, que le había mentido en la cara, le había hecho sentir cosas nuevas, que le había acompañado, protegido, cuidado; todo para que le confesase algo interesante y así burlarse de él más tarde.
Se había tragado sus palabras, sus acciones, su actuación, todo por creer en él, por confiar en él...

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