─ ¡Wonyoung! ─ Chillaba Yujin cuando sintió que la mencionada le mordía la oreja.
─ Solo fue una pequeña mordidita ─ Asegura ésta, al ver como la mayor se giraba, cruzada de brazos, aparentemente molesta.
Yuri miraba esa escena de lejos con tanta ternura, ¡Sus amigas eran tan tiernas juntas! ¡Son las mejores amigas que había visto en sus vida!
Mientras tanto, Yena se encontraba adormilada a su lado, recargando su cabeza en el hombro de la peli roja.
─ Unnie...─ Habló Wonyoung
─ No me hables.
─ Ya, lo siento ─ Se acercó a Yujin por la espalda y la rodea con sus brazos, dejando un beso sobre su mejilla, lo que hizo instantáneamente a la castaña sonreír, devolviéndole el beso cariñosamente.
Ese gesto había hecho a la pequeña Yuri sorprenderse, ¿acaso vio que sus amigas se daban un besito? ¿Con total normalidad?
Miró a su unnie, que se encontraba casi dormida en su hombro, aún sin poder dormir. Sentía que ésta ronroneaba muy suavemente.
¿Y si le daba ella un beso a Yena?
Si lo hacían Wonyoung y Yujin, debe ser porque era normal.
Suavemente levantó la cara de su unnie, quien gruñó al sentir que la movían, pero sin llegar a abrir sus ojos. Tenía mucha pereza.
La menor acercó sus labios a la mejilla contraria, dejando un beso leve y tímido en esa parte, haciendo que la contraria abriera los ojos de manera sorpresiva ante ese gesto.
─ ¿Q-Que haces? ─ preguntaba tratando de no sonar tan sorprendida, pero en realidad lo estaba. No entendió a que se debía ese gesto.
─ ¡Le daba un besito! ¡Como los que se dan Wonyoung y Yujin! ─ sonreía inocentemente.
Yena no comprendía esa situación...
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