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Sus dedos acariciaban los delgados cabellos de Yuri, quien mantenía su carita encima de su pecho y restregaba suavemente su regordeta mejilla a éste. Sus adormilados ojos demostraban tanta pereza en ese mismo instante.

─ Has dormido mucho hoy, bebé ─ Señaló la mayor, hablándole delicadamente y recibiendo un simple asentamiento acompañado de un "hm", casi indiferente. Yena alzó una ceja al notar que ni la miraba a la cara
─ ¿Yu? ─

─ Si, unnie... Te oí ─ Habló con flojera mientras abultaba sus labios, cosa que su novia no podía apreciar.

─ ¿Yu? ¿Estás molesta por lo que pasó
hace rato? ─ Dijo preocupada, refiriéndose a el que le haya gritado.

─ No, unnie ─ Esta vez le miró, sus ojitos no se veían seguros.

─ Bebé, cariño, mi amor... Lo siento tanto, fue un impulso solamente, no volverá a pasar nunca jamás... ─ Se disculpó llenándola de besos a suaves
─ Solo quiero protegerte, prometo de todo corazón que jamás te volveré a asustar de esa manera... ─ Le abrazó con fuerza y sinceridad.

─ N-No se preocupe, unnie... Jamás me podría enojar con usted ─ Sonrió tímida y apenada, dejándole un leve besito en los labios.

─ Tienes todo el derecho a sentirte molesta, no soy perfecta... ─

─ Para mi lo es ─

Yuri se subió en su cadera y besó sus labios de manera más duradera, como modo de "reconciliación".

Sus deditos se dirigieron a su blusa, apretandola. Yena corresponde con ganas, acariciando su delgada cadera mientras sus labios se movían unos sobre el otro, como si aquella timidez de los primeros días se hubiera esfumado en un abrir y cerrar de ojos.

El beso subió de tono cuando las manos de la mayor se introducieron levemente en su gran y abrigado suéter, para delinear su cintura y tocar su piel al desnudo. La respiración de Yuri se volvió irregular al sentirle tocarle de esa manera pero trató de seguir agitado.

Las manos traviesas de la mayor se colaron en su pantalon para luego tocar su estómago de manera suave, como sin quererlo asustar pues sabía que a Yuri no le agradaba que le tocara allí, pero esta vez fue distinto. La menor dejó que le tocara.

Mientras acariciaba esa zona con una mano, la otra la seguía subiendo por su suéter hasta tocarle sus pequeño pechos. Yuri soltó un chillido que fue nada más y nada menos que un gemido. Entre el beso y los toques, la pelirosa empezó a sentir algo que no había sentido antes.

Mientras tanto Yena no controlaba sus movimientos al pasar de los segundos, pues luego de unos minutos había pasado a apretar su trasero como si nada, mientras besaba su cuello descubierto.

─ Yen... ─

Yena abrió los ojos al oírle, y su mente le tomó una mala jugada al imaginarse encima suyo no a Yuri, sino a Wooseok.

Sus manos se alejaron de inmediato al igual que sus labios.

─ U-Unnie... ─

Su mente se aclaró, y volvió a ver a Yuri. Su mirada era de agitación y timidez.

─ ¿Qué estoy haciendo? ─ Musitó sin creerse sus acciones. Había tocado de manera sucia a su pequeño ángel.

─ ¿P-por qué paró, u-unnie...? ─

─ Y-Yo... Lo siento... Te toqué
demás y... ─

─ N-No se preocupe, unnie... ─ Besó fugazmente sus labios ─ N-No debe sentirse culpable... ─

¡las amigas lo hacen! ♡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora