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Yena tenía los ojos lagrimeantes, sus puños apretados con fuerza y golpeaba la pared.

Si, desde el primer momento supo que estar con Chan sería mala idea.

Y es que el le gustó desde hace tanto, siempre le pareció agradable, cálido, entretenido y hermoso, lo adoraba.

Sabía que eso pasaría. Estaba predestinado.

¿Por qué Felix y no ella? Chan nunca mostró interés por ningún chico en todo lo que conocía, ¿por qué
de repente se daba besos con Felix?

No podía, no se permitiría estar así por el otra vez, cuando el le terminó fue igual, estuvo destruida.

(...)

La puerta se abrió, dejando ver una cabecita roja detrás de la puerta.

─ Unnie... ─ Yuri lo llamó con emoción, hasta que notó sus ojos lagrimeantes ─ ¡Unnie! ¿Qué le
pasó?

─ No es nada... Pasa... ─ Yuri se preocupó. Entró a la casa con un pucherito en sus labios.

─ Unnie, ¿por qué llora? ─ Tomó la cara ajena en sus manitos, limpiando los ojos ajenos.

─ No te preocupes, Yu... Ven... ─ Tomó su manito y se sentaron ambas en el sofá.

Yuri no gustaba de verlo decaído, la mayor siempre fue tranquila, pero jamás la vio triste.

─ Yena unnie... Sé que le pasó algo... ─
Se acercó a la mayor para tomarle de los hombros.

─ Agh... Yuri... Es vergonzoso, no te quiero decir.

─ P-Pero quizás pueda desahogarte.

Yena lo pensó.

─ Yu... ─ La tomó de la cintura y la abrazó, profundamente. Yuri le correspondió, cerrando sus pequeños ojitos ─ Y-Yo... A mi... Me gustó Chan...

Yuri sintió algo en su interior romperse.

─ Me gustaba, de hecho... ─ Se separó un poco ─ P-Pero... ayer la vi... y estaba con... a-alguien más... Dándose un beso.

¿Chan oppa se dió un beso con alguien más?...

─ Oh... ─ Dijo, tratando de no sonar triste. La confesión de la mayor le había dolido... ─ E-Eunbi unnie me dijo que cuando una persona se da un besito con otra es porque le gusta...

─ ¿T-Te lo dijo? ─ Estaba estupefacta. ¿Por qué se lo habría dicho? ─ Es decir...

─ ¿U-Usted le a dado besitos a Chan oppa? ─ Preguntó tímida y dolida.

─...─ Suspiró ─ Si...

─ Unnie... ─ Yuri se inclinó hacia ella suavemente.

¿Qué hacía? El interior de Yena se revolvió al ver a la pequeña así de cerca, sus facciones son tan delicada, sus ojitos rasgados, sus labios gruesos, su naricita, todo...

─ ¿P-Puedo...?

─ P-Puedes que, Yu? ─ Preguntó aún más confundida.

─ ¿Puedo darle un besito?

─ ¿Puedo darle un besito?

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