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Yena abrió los ojos, adormilada.

Entre sus brazos se encontraba un pequeño hamster dormido, con un gran suéter y sus piernas desnudas. Su naricita se arugaba y hacía pequeños soniditos, como un cachorrito.

Yena sonrió ante esa imagen y se acurrucó junto a su pequeña, fundiéndola en sus brazos. Inhaló el dulce aroma de su novia, quien poco a poco iba despertando.

─ ¿Unnie? ─ Miró hacia arriba, tallando sus ojitos.

─ Buenos días, linda ─ Besó su frente con delicadeza.

Las piernas de Yuri se entrelazaron con las suyas, la peli roja sonrió y restregó su naricita contra el pecho ajeno.

─ ¿No tienes hambre, bebé? ─ Habló, acariciando su espalda.

─ Unnie...

─ ¿Uh?

Yuri cambió las posiciones, quedando encima de la mayor, sentada sobre su torso. Dió muchos besitos en el rostro ajenos, inclusive en sus labios.

─ Unnie, ¿ya le había dicho que la amo un montón~? ─ Habló en un tono tierno y juguetón, acariciando las mejillas ajenas.

─ Ah, bebé ─ Sonrió, tomó el cuerpo ajeno entre sus brazos y la recostó, para ser ahora Yuri la que estaba abajo ─ Pero yo te amo mucho más.

Yuri la tomó de los hombros y le dió un besito esquimal, aquellos que le producían risas y ternuras al máximo. Era tan adorable, para comerlo a besos.

─ ¡Unnie~! ─ Rió al sentir la ola de besitos que se instauraban en su carita y cuello, mientras la acariciaba con levedad la cintura. Las pequeñas risas de su niña la incitaba a seguir comiéndola a besos, pasando a besar su pecho y su pancita por encima de la ropa.

Las piernas de Yuri se cerraban con fuerza al sentir las cosquillas que provocaban los besos. Estaban perdidas entre jugueteos, que terminaron besándose nuevamente, pasando ya al menos 30 minutos desde que habían despertado.

─ Unnie, mi pancita está sonando ─ Acarició su abdomen, hambrienta.

─ Yo no necesito comer luego de ésto, Yu ─ Dijo con un tono travieso, haciéndole sonrojar.

─ ¡Unnie, hay que desayunar!

─ Claro que si, bebé ─ Rió, acariciando su cintura.

Ambas se levantaron y fueron al comedor, donde se encontraron a Wonyoung cocinando y Yujin con el teléfono en su oreja.

─ Buenos días ─ Wonyoung habló.

─ ¡Buenos días, Wonyoung! ─ Dijo Yuri mientras Yena abría una silla para que se sentara, y eso hizo. Yena se puso a su lado.

─... Si... Claro, pero ¿solo 1 mes? ─ Yujin en su celular, haciendo sonar sus uñas en la mesa ─ ¿No crees que es much...? Si, entiendo... Pero debo preguntarle a... Mi novia y a Yena, después te confirmo... Si, adiós ─ Colgó.

─ ¿Qué quería? ─ Dijo Wonyoung, poniendo los platos con panqueques adelante de cada una de las que estaban. Yuri se emocionó, ¡le encantaban los panqueques!

─ Pues, me preguntó si podía quedarse aquí en lo que buscaba un departamento en la ciudad... ─ Dijo y la pelinegra levantó la ceja ─ Necesito la confirmación de ustedes ¿están de acuerdo? ─

─ Yo no tengo ningún problema.

Miraron a las otras dos chicas.

─ ¿Quién es? ─ Yena bufó. Yuri comía y sus mejillas llenas como para hablar.

─ Un amigo... No lo conoces, se llama
Wooseok ¡Y no es ruidoso, por si te lo preguntas! Es solo un mes, quizás menos.

─ Ugh, está bien ─ Siguió comiendo.

¿Un compañero más no haría daño, no?

¿Un compañero más no haría daño, no?

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