King Complex | SeongSang

[♛] Capítulo 9

❝ moon & stars ❞

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La culpa podía sacar lo mejor en nosotros mismos, actuando para compensar lo que causamos y de lo cual nos arrepentimos. SeongHwa lo corroboró al notar el cambio en su comportamiento alrededor del ojiazul. Sus sentimientos también estaban sacando lo mejor de sí mismo, pero eso lo asustaba. Le temía a perder el control de sus propias emociones y con ello perder el control de su plan.

Pero cuando veía a YeoSang, todo lo que estaba escrito en su mente que debía hacer y decir se difuminaba, cada vez más borroso. Y estaba luchando contra eso.

El día era soleado, muy caluroso para su gusto e igual no estaba tan mal. Hasta hace unos minutos estaba almorzando con San, todo iba bien, pues el menor era muy hablador y quedarse sin tema de conversación con Choi San era, prácticamente, imposible. Lo que había sido raro de todo eso, fue que sentía que algo le faltaba. Pronto supo que se trataba de Kang y se dispuso a buscarlo.

Le sorprendió encontrarlo en los jardines de la universidad, regando las plantas.

—No sabía que regabas las plantas, ¿es algún acto altruista tuyo? —vocifera alto, logrando captar la atención del castaño quien sonrió cuando lo vió.

Esa sonrisa era muy bonita, sus mejillas se abultaban cuando sonreía de esa manera y aunque quiso sonreírle de vuelta, no lo hizo. En cambio, se mantuvo neutro pero sin lucir tan serio. Park se despoja de sus lentes de sol y los cuelga en su camisa.

—No mía. Más bien es de toda la facultad de ciencias. —comenta, aún enfocado en su labor de regar un gran árbol frondoso de cerezo.

—Te recuerdo que nuestros padres pagan una gran cantidad de dinero a esta universidad, no sólo por nuestra educación sino también por su mantenimiento. —informa el rubio, metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta mientras observaba a su alrededor.

Varios estudiantes de la facultad de ciencias estaban esparcidos por toda el área haciendo diferentes trabajos, en su mayoría con las plantas, regándolas, echando fertilizante y otras cosas que a SeongHwa no le importaban. Regresó su mirada curiosa a YeoSang y se sorprendió al encontrar al menor viéndolo de vuelta. El ojiazul apartó la mirada de inmediato, claramente, avergonzado.

—Lo sé, pero igual me parece bueno colaborar con ellos ¿a ti no? —opina tímido, concentrado en el árbol de cerezo.

—Creo que no... —niega rotundamente y YeoSang voltea a mirarlo incrédulo por las palabras de Park.

—¡Oh, vamos, hyung! Si es muy bueno, ves esas flores de allá — señala unas flores azules que eran regadas por una chica pelinegra de mechas rosa. El rubio asintió cuando las encontró—. Las planté yo mismo hace un año y se ven preciosas. A todos les gustan —explica orgulloso.

SeongHwa observó bien las flores azules y también la sonrisita satisfecha de YeoSang. Pensó que YeoSang le gustaba más, que esas bobas flores azules.

—¿A ti no te gustan, verdad?

—Supongo que... Son encantadoras.

—Y ese árbol... —Kang apuntó al árbol de cerezo que estaba en la dirección de SeongHwa, tras apuntar lo hace con la mano que sostenía la manguera para regar las plantas y por accidente, moja la camisa de Park.

El rubio quedó paralizado.

La camisa y parte de su chaqueta mojada. La ira corrió por su venas tan rápido que no pudo detenerla y un gesto enojado se dibujó en su rostro. Pudo ver el temor en la cara de YeoSang, tal vez hasta era capaz de verlo tiritar del miedo. No, no, no... Él no iba hacerle daño, tampoco iba a estallar en una rabieta.