19.- ONCE UPON A TIME

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El tiempo en el hospital pasó al igual de rápido que las hojas que cayeron en el otoño. Los días transcurrían en cuestión de un abrir y cerrar de ojos. Nada cambiaba, cada quien vivía a su propio ritmo y el despertar de cada quien se volvía el inicio de su monótona vida. A pesar de ello, el destino ofrecía pequeños deslices con nuevas historias por contarse entre los rincones, algunas felices y otras, no tanto…

—¿Cómo te ha ido, Mina? —preguntaba una enfermera a su compañera; una azabache que salía de un elevador para dirigirse a la recepción donde se encontraba.

—¡Soram! —respondía la peli negra alegremente a la rubia —. Hey, ¡vamos a almorzar! — invitaba al aferrarse al brazo de su compañera una vez cerca.

—¿Ya te fijaste la hora que es? Siempre sales tan tarde del servicio… —sermoneaba al acomodar sus lentes redondos y observarla molesta. Después de un breve momento y conmovida por los ojos de cachorro que la otra joven le hacía respondió resignada —. Pff, ¿quieres que te acompañe?

—Waah, ¡¿ pero de verdad que ya comiste?! ¡Eres muy injusta! Yo hubiera esperado por ti pero, ya que insistes. ¡Vamos!

—¡¿Qué, injusta?! Qué cosas dices… realmente te esperé pero tardaste… Además, todavía que me estoy ofreciendo a ir contigo y te pones con tus cosas.

—Lo siento, es que… —dudó y después se acercó al oído de la otra —. Hay mucha gente, vamos afuera y te digo qué pasa.

Salieron del edificio con un par de abrigos. El frío era indiscutible. Bajaron unas escaleras y después cruzaron una avenida no muy transitada para entrar a un café.

—Ahhh, el clima está muy fresquito — decía felizmente Mina al leer el menú de la barra superior de la caja de despacho —. Creo que, pediré un chocolate caliente y unos waffles.

—Sólo apúrate… tomaré asiento.

—¡Sí, jefa!

A Soram no le cayó en gracia la broma, por lo que giró los ojos hacia arriba y prosiguió a sentarse en una mesa cerca de la puerta. Pasaron unos quince minutos y Mina llegó con su orden.

—¡Gracias por la comida! —agradeció para después comenzar a devorar los waffles que le sabían a gloria.

Una leve sonrisa de alivio brotó de los labios de la rubia—.Eres tan grotesca cuando comes, ¿ya te lo había dicho?

—Jum, siempre me molestas —respondía con la boca llena de comida.

—En fin, ¿qué era de lo que querías hablar? —recordaba al apoyar su codo en la mesa y sostener su barbilla con la palma de la mano.

—Hmm, cierto… —pasó el bocado y prosiguió a limpiar su garganta dando un sorbo de chocolate caliente —. Verás, estoy saliendo más tarde de lo usual por una paciente que no te ha tocado atender…

—¿Una paciente, es nueva?

—No, es la que tenía fractura de nariz y traumatismo craneoencefálico que atendió mi hermana aquella noche que también llegó el chico de sangre AB desangrándose. ¿Recuerdas que fue tan difícil conseguir un donador?

—¡Ah, lo recuerdo! Esa vez estabas conmigo en recepción…

—Sí… —respondió seria al fruncir el ceño —. Desde que mi hermana salió de vacaciones, la doctora Kyo no quiere que el cuarto 72 sea atendido por nadie más que los que acudieron al caso, fui la única excepción ya que tengo parentesco con alguien.

Intrigada, Soram abrió los ojos con sorpresa —. Nunca le presté mucha atención a ese caso. Sólo sé que es la chica que a veces sale con una máscara de perro o lobo, no sé qué sea pero… ¿tan demandante es?

—Más que demandante… creo que es un caso algo raro. ¿Por qué la dejan usar esa cosa tan fea? Va en contra de las reglas del hospital, creo… pero además, la Directora Kyo fue la que le exigió a todos los que estamos al tanto que una vez que terminemos la curación volvamos a colocarle la máscara.

—¡¿Será que quedó deforme su cara?!

—No, no creo que sea eso porque yo la vi umm bien… creo que tiene que ver con las secuelas del golpe.

—Por una afección como esa entonces no creo que sea motivo… ¿No habrá algo más? — cuchicheaba concentrada.

—¿Será? —pensaba Mina detenidamente al hacer memoria — ¡Oh! Tienes razón… eso no es todo… ¿sabes quién está como responsable de ella? —respondía energéticamente al azotar las manos en la mesa, cosa que asustó a Soram —¡cómo fui tan tonta de olvidarlo si ese fue el motivo por el cuál decidí apoyar a mi hermana!

—¡Eek! No grites así de feo, boba… me diste un buen susto —reclamaba al sobar su pecho.

—¡EL ACTOR MUSICAL ZEN…! —gritó descaradamente.

—¡AGH, QUE TE CALLES!

Interrumpió al abalanzarse sobre su boca y esperando a que dejara de contenerse. En el local, las personas las observaron atentamente y comenzaron a murmurar entre ellos por lo que habían escuchado. La rubia hizo una mueca, desaprobándola por su impulso.

—Espero que no nos hayas metido en problemas ehh, Mina —regañaba al tomarla furiosa por la oreja.

—¡Lo siento! La emoción de recordar que puedo ver el rostro de aquel ángel siempre que voy es… taaan motivador que no me importa pelearme con su hermana porque no quiere las medicinas— balbuceaba enamoradizamente al visualizar en su mente la belleza del platino.

—Oye… ahora que lo mencionas… nunca fue pública su relación  familiar. ¿Será por eso que quiere que su hermana use una máscara? — replicaba al haber visto la luz de las ideas sobre sus ojos y soltar a la azabache, quien comenzó a sobarse el lóbulo.

—Ohhh, podría ser… aunque dicen que la familia de Zen trabaja como actores prestigiados en el extranjero —terminaba de dar el último bocado de su comida — yo digo que es para darle un aire de misterio y con el tiempo las cámaras se den cuenta y enfoquen al talentosísimo Zen.

Un grito de fangirl salió de su boca para después retorcerse de emoción. Soram tragó saliva, sintiéndose en competencia frente a Mina.

—Perdón pero, soy parte del club de admiradoras y estoy afiliada con el número 50. Como fan, te puedo asegurar que sus padres no son parte del medio artístico —objetaba orgullosamente al hacer a un lado su cabello —… concuerdo con que puede ser un plan para el medio artístico, ¿o no? Quizás no quieren que la prensa conozca su rostro porque después la hostigarían pero porqué usar algo tan exagerado, hay mucha ironía entre estar y no estar dentro de la boca del lobo con eso—. Después hizo una mueca y dudosa, posó la barbilla en sus dedos pulgar e índice — Aunque algo no me cuadra, la genética de Zen se ve demasiado fuerte como para que su hermana fuera normal y castaña… ¿qué no deberían parecerse al menos un poco? Bueno… no la conozco pero eso es lo que me imaginaba.

—Yo también pienso lo mismo, la he visto más a detalle y no se parecen en nada…

—¿Recuerdas al chico AB? Le recuerdo que era apuesto y su cabello también era blanco. Si tuviera que elegir entre él y la del cuarto 72, sin dudarlo diría que él tiene más finta de ser familiar de Zen…

—¡Sí! Exacto… ¿¡y si es su novia y el verdadero hermano es AB!?

—Ugh, no eso no es… no, no creo —animaba con voz entrecortada y fingiendo llorar —Hoy me haré un espacio para visitar al platino. Cuando lo vea, haré una comparación. No ha sido dada de alta tampoco, ¿no?

—¿ÉL AB? —preguntaba  Mina anonadada.

—Pues sí, quién más…

Apenada, se levantó indicándole que era hora de regresar al hospital. Ambas caminaron y en medio del suave bullicio prosiguió con el tema inconcluso.

—¿No lo supiste, verdad? No hubo suficiente sangre en el banco… murió esa misma noche.

Buenos días hermosos ^^ a los que han llegado hasta aquí, gracias por seguir leyendo mi fanfic. Me alegra tanto que haya gente que me apoye en esto a pesar de ser mi primera historia de MM. ♥
Y sobre todo que sepan que sus comentarios son muy importantes para mí y me alegran el día.

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