Capítulo 15.-Cita en espera.

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——hay no en qué me he metido——
——Ahorcado——

—Lucas te cité aquí para decirte que me gustas... Me dí cuenta el día qué te ví tragandote con la lagartija de Umji y... —hay no, no puedo decirlo así. Bien intentemolo otra vez.

—Lucas, tú ojos son dos lucero, tú boca de cristal y caíste del cielo como un Ángel celestial... Me gustas.—y sí le desagrada le cambiamos la poesía. —Tú ojos son de becerro, tú boca de caimán y caíste del cielo como un perfecto animal. —hay no se oye horrible.

—Luc...

—Calmate, no es a pedirle matrimonio qué vas. —sí no recuerdo mál ésta chica fué la qué encontré en la heladería cuando estaba de paseo con los chicos.

Mar ¿Cierto? —toma asiento en la silla qué se encuentra desocupada frente a mí.

—¿Tienes problemas en como le dirás a Lucas que te gusta?

—Sí, aunque es raro para mí decirle a un chico que me gusta... Pero como soy una persona directa se lo voy a decir aunque me rechace y pase lo que tenga que pasar.

—Bien por tí.

—¿Qué haces por aquí?

—Solo pasaba, pero te alcance a ver y quice saludarte. —terminó sus palabras con una sonrisa.
—Espero que te vaya bien en tú confección. —se paró de dónde se encontraba sentada. —¡Ah por cierto! —la ví sacar un cajita de la mochila rosa que lleva. —Aquí tienes. —me entregó.

—¿Para qué es ésto?

—Sirve para untartelo en la piel cuando te golpeas, es muy bueno y aparte te ayuda a qué no te quede marca de moretones. —la miro confundida. —Solo guárdalo por si lo llegas a necesitar.

—Ésta bien. —miro la cajita un poco dudosa.

Mar se fué dejándome sola nuevamente. Los minutos pasan y yo sigo aquí esperando por Lucas. Agarro mí celular y me pongo a jugar el jueguito "Ahorcado"

—Perdón la tardanza. —escucho una voz conocida. Levanto mí cabeza encontrándome con el chico que me hizo esperarlo media hora demás.

—Ya estaba pensando en irme si no llegabas en los próximos cinco minutos.

—Lo siento.

Lo miré y de pronto algo llamó m8 atención. ——¿Qué rayos te pasó en la frente?

—Venía caminando súper tranquilo, admirando todo lo que mis ojos veían y por quedarme viendo un niño que me dió mucha ternura me descuide de por dónde caminaba hasta que choque de frente con un palo de luz. —explicó

—Eso se ve que dolió.

—No tienes idea.

—Deb... Oh mira tengo algo aquí que puedes untarte, escuché que es muy bueno para los golpes. —digo al recordar lo que me dio Mar.

—Me la colocas por fa. —yo asiento.

Destapé la cajita para después sacar una pequeña crema. Heché un poquito en mi dedo índice para luego acercarlo al golpe que Lucas lleva en su frente.

—Se siente frío. —confesó.

—Me gustas. —suelto.

—Están... ¡Espera! ¿qué? —el tomó mi muñeca apartando mi mano de su cara.

—¿Qué dije?

—Me gustas. —repitió mis palabras.

—De verdad.

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