Capítulo 25

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No pude dormir el resto de la madrugada, salí al patio trasero y encendí un cigarrillo tras otro mientras me bebí unas 3 cervezas, estaba intranquila y no podía encontrar mi punto de paz. Cuando el alba se dibujo en el cielo entre a la casa y me di un largo baño, necesitaba ver pronto a mi padre y que me dijeran que él iba a estar bien, que iba a superar esto. Le daría mi corazón si tenía que hacerlo. Prepare el desayuno para Dom y yo bebí café mientras esperaba que el reloj dieras las 8, escuche a mi hermano bajar las escaleras con su cara de dormir poco y se sentó a mi lado luego de besar mi frente.

- Te escuche llorar anoche ¿estas bien?

- Fue solo un sueño, no te preocupes- respondí sin importancia

- ¿A que hora te levantaste?- pregunto mientras devoraba su desayuno

- Más temprano de lo que hubiera querido.

Al terminar limpio todo y subo a cambiarme, cuando ambos estamos listos emprendemos el camino hacia el hospital. Mi hermano me deja conducir, sabe que me relaja y el auto de papá siempre fue mi terapia. Las calles siguen iguales, hay algunas pequeñas cosas que han cambiado pero todo básicamente está como el dia en que me marche. Me detengo en un semáforo unas  calles antes del hospital, estoy en la primera fila de coches viendo como la gente cruza la calle, una madre joven lleva en brazos a un pequeño niño de unos 2 años, una triste sonrisa se dibuja en mis labios, mis ojos se cristalizan pero están escondidos tras mis lentes de sol que esconden además mis pronunciadas ojeras. Doy un profundo suspiro para recomponerme y avanzo cuando el verde me da la señal, estoy a punto de aparcar en el estacionamiento del hospital cuando lo veo... Es él, Niall. Me quedo inmóvil en mi lugar y mi corazón late a mil por hora, siento que me voy a desmayar.

- ¿Chelsea, que esta mal?- Dom se escucha muy preocupado

- E-Estoy bien detengo el coche- No es nada

- Parece que viste un fantasma.

- Creo que lo hice.

Tomo mis cosas y bajo del auto, observo a mi alrededor pero ya no esta ahí ¿lo abre imaginado? Puedo estar volviéndome loca. Mi mente llama una imagen de él porque quiero verlo ¿será eso?. Dom envuelve su brazo sobre mis hombros y entramos el gran edificio blanco, preguntamos en recepción en que piso y habitación está nuestro padre y luego tomamos el ascensor.

- No estas loca, yo también lo vi- mi hermano confiesa- anoche vi su auto frente a la casa, debe estar siguiéndote

- Eso suena muy... Siniestro.

- Podría haber dicho acosandote, que es lo que en verdad es.

- Yo no lo siento de esa forma, Dom. Él sólo quiere asegurarse de que estoy bien -creo- no es un acosador.

- Solo tu podrías verlo de esa manera- bufa- porque aún amas al idiota, lo que me sorprende porque pensé que lo de Nick iba en serio.

No respondo y el ascensor se detiene en nuestro piso, caminamos por el pasillo y encontramos a mamá bebiendo café en la sala de espera. Corro hacia ella y la abrazo con fuerza, Dom hace lo mismo y los tres nos fundimos en un abrazo. Mamá seca mis lágrimas y me besa la frente, me dice que estoy hermosa y me hace sonreír.

- ¿Puedo verlo?- pregunto sin perder tiempo

- Están haciéndole pruebas, tardarán un poco pero después podrás verlo- ella dice mirando hacia el pasillo

- Deberías llevar a mamá a desayunar a un buen lugar y que tome aire fresco, yo me quedare- aseguro

Mamá se niega pero Dom insiste y al final la convence, le prometo que si algo cambia le haré saber. Me siento sola en la pulcra sala de espera mientras reviso mi móvil, le envío mensajes a mis amigas y a Nick. El tiempo pasa muy lento pero mi espera es recompensada cuando la enfermera me dice que puedo pasar a verlo.
Su habitación esta impoluta, tiene una gran ventana que deja entrar mucha luz y dos simples cuadros de paisajes en las blancas paredes, hay un sofá individual a un lado de su cama y del otro la máquina que controla su ritmo cardíaco. Hay un pequeño armario y el baño, la típica habitación, hasta alguien le ha traído flores. Me siento a su lado y tomo su fría mano, se ve tan pacífico como si solo estuviera durmiendo, me contengo para no llorar, quiero que sepa que estoy haciéndolo bien por el. Le hablo sobre la universidad, sobre Nick, sobre mis peleas con Dom y sus novias, le prometo que vendré a casa más seguido y que llamare también, estoy a punto de derrumbarme cuando siento una mano sobre mí hombro... Es Niall. Me pongo de pie rápidamente y me paro frente a él.
Quiero gritarle, empujarlo, golpearlo y abrazarlo. Se que no tiene la culpa de que nos separaramos, fui yo la que se alejo y le pidió tiempo y espacio pero he pasado interminables meses pensando que quizás me había olvidado, que había continuado con su vida como si lo nuestro nunca hubiese sucedido. Así que hago lo más estúpido e inteligente que podría hacer, arrojarme a sus brazos. Son aún más grandes y musculosos, su pecho más duro pero su aroma es el mismo, huele a tabaco y cuero. Mis brazos se aferran a su cintura como si jamás quisiera dejarlo ir de nuevo.

- Estoy aquí y no voy a irme de nuevo- dice como si leyera mis pensamientos

No respondo a eso, me alejo y lo miro de pies a cabeza, su cabello esta un poco más largo y lleva barba de unos días, acaricio su mejilla y le sonrió débilmente.

- ¿Cómo está?- señala a mi padre

- Aún no saben porque no despierta, estoy esperando a que el cardiólogo vea sus pruebas para saber como esta su corazón.

- Él estará bien, es fuerte.

Asiento, estoy por decir algo más cuando mi madre y mi hermano entran a la habitación, mamá está un poco sorprendida pero Dom no, él y Niall cruzan miradas feroces por un momento, es cuando me doy cuenta que el rubio se aferra a mi mano sin intenciones de soltarme. Saluda a mi madre educadamente y luego se aparta un poco para darnos espacio. Le cuento sobre lo que me dijo uno de los doctores de papá y ella se sienta a su lado para estar más cerca de él.
Niall me hace señas para salir al pasillo, le digo a mamá que regresaré en un minuto, ella se despide de Niall y mi hermano me envía una mirada de advertencia.
Nos alejamos un poco de la gente y de repente soy arrastrada a una habitación vacía, Niall cierra la puerta con pestillo y me da un tórrido beso sin miramiento que me deja sin aliento. Mis manos se aferran a su camiseta y le sigo el beso como si fuera una mujer sedienta en el desierto, deseando más y más de él. No pienso en nada, ni en el pasado ni en Nick, solo disfruto el momento como si esto no fuera a repetirse jamás. Cuando nos alejamos nuestras respiraciones están tan agitadas como si hubiésemos corrido una maratón, nuestros labios rojos e hinchados pero nada de eso importa.

- Encuentrame esta noche en el gimnasio de tu padre.

- Está bien.

Me besa por ultima vez de una forma más suave y luego se marcha, me tomo unos minutos para recomponerme y salir al pasillo, nadie me nota así que vuelvo a la habitación de mi padre sin problemas, el cardiólogo está hablando con mi familia asi que me uno a ellos esperando mejores noticias.

Iron Heart 2: Rematch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora