Un pequeño Epílogo

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EPÍLOGO

La noticia de que me mudaba había caído por una parte con sorpresa en casa. Porque con lo ocurrido nunca hubieran pensado que nos fuéramos a ir a vivir juntas tan pronto. Y por otra parte, con alegría, ya que íbamos a dar el siguiente paso en nuestra relación. Sin embargo, de una forma u otra, había caído como "un rayo de sol entre tanta oscuridad" como había denominado el abuelo. He de decir que a papá y mamá... les costó, sin embargo, cambiaron de tal manera desde la llegada de Ledesma que... lo tenía que decir: tenía los mejores padres del mundo.

El caso es que, Amelia y yo nos fuimos por fin a vivir juntas. Por fin estábamos solas, sin preocupaciones la una por la otra y la verdad es que... se sentía extraño, pero se sentía bien por fin.

Y he de decir que con Amelia, por fin conseguí encontrar una estabilidad. Sí, es "raro" de decir, pero, me refiero a que viviendo con ella... por fin sentí que la vida cobraba algo de sentido en el mundo. Estaba con la chica que quería, en nuestra propia casa, con un nuevo trabajo que conseguí encontrar de fotógrafa gracias a Amelia (y por el que pagaban increíblemente bien, todo había que decirlo). Lo tenía todo.

Bueno, al menos, pensaba que tenía todo. Porque aún tenía que venir lo que si realmente necesitaba:

-Me estás poniendo nerviosa- le digo, cuando era levantar la vista del portátil, que me la veía a Amelia con su mirada en mí, mientras seguía dibujando o yo que sé que hacía con el cuaderno- Ni ver las fotos bien puedo.

La tarde era tranquila. Un sábado en pleno junio y, haciendo la calor de mil demonios que hacía aquella tarde, nos habíamos quedado en casa para tomarlo de descanso, ya que ninguna de las dos tenía trabajo ese día.

Asique, nos habíamos sentado en el sofá, la una frente a la otra y, aunque cada una estaba en su mundo; no nos hacía falta más. ¿No es lo que ocurre cuando encuentras a la persona adecuada? Que sin hacer nada del otro mundo, te lo pasas bien.

-¿No estás con las fotos?- me pregunta.

-Sí, pero te veo por el rabillo del ojo y no puedo- resoplo, aunque esta solo se ríe- Amelia, jo. Que tengo que tener esto para el lunes.

-¿Y qué quieres que le haga?- Amelia está disfrutando al máximo, solo riendo.

-Pues... ¿hiciste la cama?

Literalmente, nos habíamos levantado y no la habíamos hecho.

-Sí.

-¿Sí?

-Sí.

Tenía que pensar de otra.

-¿Los platos...?- aunque es mirar para la cocina y estaban- Mejor ni preguntaba.

-Prueba otra cosa.

-¿La ropa?

Sin levantar la vista del papel, Amelia me responde:

-Lavada, tendida, secada, recogida y planchada.

-Joder, ¿qué te has tomado?

-Es que hoy estoy hiperactiva.

Y muy alegre, por lo que se podía ver. Es que era decirle lo que sea y aunque su vista seguía en el papel, ella sonreía:

-Ya se nota- respondo- ¿Y qué dibujas? Que ni levantas la vista del dibujo.

-Una cosa- me dice.

-¿Qué cosa?

No tenía ganas de jueguecitos, la verdad.

Amelia se para entonces en ese momento. Mirando el dibujo, se queda callada, sería, pero muestra una sonrisa acto seguido:

-Algo que me da miedo enseñarte.

-He visto tus obra millones de veces- Llevábamos cinco años y medio. He visto de todo en tus obras...

-Ya, pero...- Amelia levanta su mirada entonces del dibujo, me mira y ríe- Pero es que este es especial...

-Especial...- repito sus palabras- ¿Por?

Literalmente, lo estaba haciendo en un cuaderno de dibujo y cuando lo tenía que hacer por obligación o por trabajo, normalmente lo hacía en una especie de folios que tenía más grande. Asique... Especial....

-Solo... Cierra los ojos.

Ahora si que no entendía nada de nada.

-¿Para qué?

-Hazlo, por favor.

Resoplo con fuerzas, pero supongo que como dice el dicho, "por amor se hacen locuras". Asique, con una sonrisa, dejo el portátil a un lado, me coloco sobre el sofá, sentándome y cierro los ojos.

Escucho entonces a Amelia moverse. No sé lo que hace. Solo puedo llegar a notar que se levanta del sofá para acto seguido, sentarse a mi lado. Con mucho cuidado, toma mis manos y noto que me pone la libreta de dibujo, el block; en mis manos.

-No creía que iba a estar tan nerviosa... y eso que elegí esta forma para hacerlo menos ostentoso...

-Amelia- ahora era a mí la que me estaba poniendo nerviosa.

-Lo siento, lo siento- la escucho reír- Ya puedes abrir los ojos.

Los abro, y dios mío cuando lo abro.

Veo el block de dibujo y es la cosa más impresionante que he visto en toda mi vida. Es una imagen de Amelia y mi persona hecha a lápiz, jugando con las luces y las sombras, nos había dibujado flotando como en el espacio, vestidas como si fuéramos Diosas. Amelia tenía un talento que me dejaba sin palabras.

Aunque lo que realmente me dejaba sin palabras es lo que representaba aquello:

Amelia estaba con la rodilla hincada y en sus manos, un anillo. Debajo de nosotras, una sola frase:

¿TE CASAS CONMIGO?

En ese momento me quedo callada. Sin palabras. Creo que ni siquiera sé respirar en ese momento. Aunque shock y shock, consigo girarme hacia Amelia, que ya estaba más que preparada. Con la rodilla en el suelo y el anillo de pedida más increíble que había visto en toda mi vida.

-Sé que llevamos cinco años unidas. Sé que lo nuestro a sido una locura desde que nos conocimos. Sin embargo, si una cosa tengo segura en mi vida, es que me gustaría pasar todos los días de mi vida contigo, Luisita.- me emociono, lloro incluso, aunque de alegría, claro está- Asique, ¿te casas conmigo?

Respiro cuando noto mis pulmones gritando por aire:

-Sí, sí, SÍ

Y no sé como lo hacemos, porque el espacio entre el sofá y la mesa del salón es casi lo justo para pasar, pero cuando me lanzo para besarla, caemos torpemente sobre el suelo. Amelia riéndose, pero con sus labios puestos en los míos y dándome el mejor beso de mi vida.

-Te amo- le digo.

-Yo también te amo, cariño.

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Body Paint- A Luimelia FanFic (COMPLETADA) Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora