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10 de junio de 1998...

~Narra Amber~

- En realidad - Me acomodo en su cama, preparándome para hablar. - Estoy preocupada por ti - Aclaro mi garganta, sin levantar la mirada. - Porque creo que hoy no te veías muy feliz, y... - Miro un segundo sus brazos, que puedo ver gracias a que usa una camiseta de mangas cortas, estos con leves rasguños y pequeñas, y casi imperceptibles, cicatrices. - No sé cómo te habrás lastimado ahí, pero me entristece demasiado pensar que puedes estar pasando por algo... grave - Suspiro. - No lo sé - Volteo a mirarlo. 

Él se ve un poco confundido.

- ¿En serio viniste porque estabas preocupada por mí? - 

Asiento avergonzada, solo espero que no se enoje conmigo.

- Eso es una locura - Dice negando un poco con la cabeza.

- No lo es, tú me importas y yo me preocupo por la gente que me importa -

- Amber, no tienes porqué - Pasa sus manos por su cabello acomodándolo. - No tienes que preocuparte por mí, yo estoy bien, preocúpate por tu esposo o alguien que lo necesite -

- ¿Y entonces cómo pasó lo de tus brazos? - Me atrevo a preguntar, esperando a la respuesta con paciencia. 

- Yo lo hice - Suelta seco.

- ¿Y por qué dices que estás bien? - Casi que me quejo, y al parecer a él le molesta la pregunta.

- Porque yo... yo... ¡Yo no quiero morirme! ¿Ok? - Me grita. - ¡No deberías ir preguntándole a la gente por sus cortes, eso es muy inapropiado! Pero si tanto te interesa, déjame decirte que no soy un suicida que anda cortándose en el baño entre clases - Dice notablemente harto de mí, y como si el que yo pensara que él está mal no fuera lo más lógico. - Así que puedes irte, ya no tienes que fingir que te importo, ve a dormir. -

Por supuesto que está enojado conmigo, ¿Quién no lo estaría? Tengo la personalidad más irritante del mundo, y además, le pregunté sobre un tema delicado, quizás de forma demasiado directa. Le creo lo que dijo, pero eso no quita que pueda estar mal, puede que él no considere que es grave, pero de alguna forma esas heridas llegaron a sus brazos y yo nunca dije que él quisiera morirse. Aunque sí lo comparé con Harry en mi mente, pero él no sabe nada de eso.

- No estoy fingiendo - Hablo insegura por cómo responderá. - Por favor - Suelto en forma de súplica, para que no me eche de su habitación. - Yo... ¿Entonces qué tienes? ¿Recuerdas lo de las pastillas, bajo las gradas? Ahí también dijiste que no intentabas matarte - Le recuerdo y él se pone completamente rojo cuando lo menciono.

- Olvida eso, por favor - Muerde su labio. - Y no, las cosas que hago son para intentar sobrevivir, no para matarme - Dice como obviedad.

Tiene sentido que si se siente mal, haga algunas cosas que en mi opinión son extremas, solo para no llegar al punto de cometer suicidio, pero es una locura igualmente. 

- ¿Por qué dices sobrevivir?.... ¿Qué te tiene mal? - 

- ¡Agh! Escucha, lo de debajo de las gradas, ¿Sí?, es eso, es eso mismo todo el tiempo - Hace gestos con las manos como si quisiera que me calle de una vez. 

- ¿Y qué es eso? -

- ¡Ansiedad que no me deja vivir tranquilo! -

Hay un momento de silencio en el que yo pienso qué responderle para que no me odie aún más. Sobre todo porque no tengo ni idea de cómo debe ser lo que él sufre, y sería ridículo fingir que sí. Quiero ayudarlo, o mínimo entenderlo, pero no creo que esté dispuesto a hablar mucho del tema.

Princess  // Familia Real BritánicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora