Samantha. Una joven que con tan solo 17 años tiene su corazón de piedra y negro cómo la sombra.
Todo se debe a su oscuro pasado con un gran secreto que la atormenta día y noche. Esta en un mundo en el cual poco a poco se va desvaneciendo.
Pero acá...
Ella dura 5 segundos asimilando la situación para luego alejarse y mirarme extraño. Se que en el fondo le gusto y que también esperaba ese pico tanto como a mi.
Me levanto y vuelvo a ella, para esta vez sujetarla contra mi y hacer que me mire.
Me acerco tanto que puedo sentir como retiene su respiración, y que con un mínimo movimiento podemos pegar nuestros labios.
La tomo del mentón y su mirada sube, sus ojos brillan y puedo notar cuan deseo tienen.
-Eres hermosa.*Poso mis manos al rededor de su cuello* Estamos a punto de besarnos cuando...
-Ya se termino el turno. *Se rasca la cabeza* -Lo siento, con permiso-.
Solo basto eso para que Samantha se alejara de mi, y una vez más me quedo con las ganas, más bien, nos quedamos.
¡Caramba! Tenia que entrar la dulce señorita justo en ese instante.
Estamos en el carro, vamos directo a dejar a Samantha. Noto con el rabillo del ojo como Samantha toca su estomago.
-¿Hambre?
-Alguien boto mis papas.
-Alguien me hizo caer y casi me manda directo a realizarme una rinoplastia.
-Que exagerado *Sonríe*
Aprovecho que estamos en semáforo rojo, y saco una bolsa negra de mi maleta.
-Toma.
*Ella me mira extraña* -¡Aaah! Los panqueques.
-Sí. Me dejas, ehh.
-Me sigues debiendo las papas. *Dice señalándome*
Ella come tranquila y plácidamente. Llegamos a su apartamento. Nos despedimos y una vez más nos agradecemos mutuamente. Yo sigo mi camino.
Narra Samantha
Tom se acabo de ir. Debo decir que...Estoy confundida.
Estoy empezando a tener una mezcla de sentimientos a su lado.
Se que ni siquiera llevamos meses hablando, pero saben? En estos días hemos estado como uña y mugre, le he contado cosas no tan intimas y muy delicadas para mi. Y él solo me ha ayudado, me aconseja y me brinda sus oídos para cuando necesito desahogarme, y sus ojos están ahí para cuando necesito que me conteste con la verdad. Aun así todavía no me siento preparada para contarle el gran secreto que me atormenta.
Porque es cómo tener esa herida semiabierta, y que si toco el tema es cómo coger un cuchillo y volverla a abrir, por ende si algún día llegase a volver a abrir esa herida, seria con la persona que me ayudara a cerrarla, no a empeorarla.
Se que entre más piense en él más rápido caeré.
Debo decir que no me siento segura en abrirme completamente a él, tengo miedo a sentirme amada...Además...No es el momento para ello.
Me doy una ducha rápida pero muy refrescante.
Ceno algo muy leve, me cepillo y a dormir ZzZzZzZzZzZzzzzzz
Viernes, lindo viernes. Tanto anhelo que este día llegue, y se que no soy la única.
Me levanto y pongo mi pequeño parlante a todo volumen con canciones enérgicas.
Procedo a tender mi cama rápidamente. Me baño y el día de hoy me pondré un jean negro, un buzo blanco con un diseño que me gusta demasiado y por último unos convers.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Bajo y preparo unos huevos con cebolla, tomate, trozos de salchicha y queso por encima. Los dejo en el sartén a fuego muy bajo para que el queso se derrita. Mientras tanto pongo una arepa mediana a calentar y preparo jugo de mora.
Cómo relajadamente porque hoy supe acomodar mis horarios. Así que no tengo prisa. Debería hacer eso más seguido, ya que es muy importante, estoy harta de dormirme en las primeras horas de clase, y más cuando se trata de matemáticas.
Lavo los trastes y me cepillo.
Espero sentada viendo tv para cuando Tom pite salir de una.
Pero pasan minutos y minutos y él nada que llega. No tengo cómo comunicarme y no me queda más que salir e ir corriendo a la parada del autobús.
