SeungHyun despertó envuelto por completo entre las cobijas, en un principio se sintió extrañado pues él jamás se tapaba así; pero luego, al suponer lo que había ocurrido, una sonrisa de ternura se escabulló por sus labios.
No podía dejar de impresionarse con cómo su dulce GD le había aceptado, había aceptado muy fácil su naturaleza, tal vez porque él mismo no era tan "normal" como otros.
Quería salir ya a buscarlo, por el contrario se tomó su tiempo acicalándose, con un largo baño y eligiendo cuidadosamente su ropa: una camisa negra y un pantalón de vestir del mismo color, aunque al final, deseando romper un poquito la imagen monocromática de su aspecto, tomó un saco en el que destellaban algunos brillos multicolores.
Cuando estuvo satisfecho con su aspecto salió por fin de su cuarto, con una nueva sonrisa al notar su puerta cerrada con llave. Normalmente él lo hacía pero al saber que el mismo GD lo había hecho para cuidarlo (o bueno, al menos lo suponía así) nacía una agradable sensación de ternura en su pecho.
Subió hasta la terraza para poder desplazarse con mayor rapidez por los tejados de la ciudad, suficiente tiempo había perdido ya, el suspenso no era bueno cuando se abusaba de él así que sin mayor preámbulo se dirigió hasta el almacén que su GD llamaba hogar.
Se colocó en la misma posición en la que lo había espiado durante las noches anteriores, un pequeño tejado cerca del ventanal desde el cual podía verlo dormir. Se percató de un detalle que casi le hizo soltar una carcajada:
GD dormía con lo que en un inicio pensó era un largo camisón de color gris, sin embargo reconoció su propio suéter, el que había utilizado justo la noche anterior para ir al Valkiry. No podía esperar más, deseaba estrecharlo entre sus brazos y acostarse junto a él.
Bajó par tocar la puerta, esperando pacientemente mientras escuchaba cómo GD despertaba y se quejaba al ir a abrir la puerta.
—Ya les dije que no estoy para mierdas esta noche, vayan ustedes... —había empezado a vociferar al abrir la puerta de metal, sin embargo cuando sus ojos se toparon con SeungHyun en el umbral enrojeció—. Lo siento, pensé que eras alguien más.
SeungHyun le dedicó una sonrisa divertida, ni siquiera el que usara palabras tan vulgares lo molestó pues se notaba que no iban dirigidas a él.
—Eso he notado.
—Como sea... no esperaba que vinieras tan pronto.
Se dio la vuelta para dirigirse a la cocina, sin embargo sólo dio un par de pasos y se detuvo al notar que SeungHyun no lo seguía, la sonrisa burlona con la que volteó no presagiaba nada bueno.
—Cierto, que no puedes entrar a mi casa si no te invito ¿verdad?
SeungHyun lo miró sin expresar mayor respuesta a eso, a pesar de que por dentro se moría de ganas de entrar y volver a probar tanto sus labios como su sangre, no lo demostró.
—Así que el todopoderoso vampiro no puede entrar ¿eh? Yo tengo el control —se ufanó.
De nuevo SeungHyun no hizo nada más allá de observarlo fijamente, de manera que la sonrisa irónica de GD se fue desvaneciendo poco a poco.
—¡Ah que aburrido eres! Así no tiene chiste. Anda, puedes entrar.
En una fracción de segundo y con un movimiento que muy probablemente GD no pudo seguir, SeungHyun lo acorraló contra la pequeña mesa que servía para diferenciar el comedor. El mayor dejó que su mano derecha se apoyara en el mueble mientras la otra mano sujetaba al joven peliblanco por la cintura, pegándolo más a su cuerpo.
GD había colocado instintivamente sus dos puños sobre el pecho de SeungHyun, pero su presión no era nada comparado con su fuerza y en cuanto alzó la vista se vio atrapado en la profundidad de los ojos violetas.
—Tienes control sobre mí, eso es cierto, pero no es por las antiguas normas.
Terminó de cernirse sobre su suave presa pero ahora con un fin distinto, sus labios tocaron los de GD anhelando el mismo frenesí del día anterior. Y GD no tardó en atender dicho anhelo, echando sus dos brazos alrededor del cuello.
Sus suaves labios tocaron los suyos, y cuando entreabrió la boca pronto una lengua cálida y enérgica apareció, dominando todo a su paso. En realidad SeungHyun jamás había besado a alguien más así: cuando era humano aquello era considerado una muestra de pecaminosa lujuria, y cuando renació no conoció a nadie con quien quisiera hacerlo.
Ahora estaba completamente sobrecogido por el beso, a todas luces experimentado, con el que GD lo subyugaba. No había mentido, sí tenía control sobre él y más en momentos como ese.
Le fue imposible decir cuánto tiempo pasó antes de que GD rompiera el contacto y se escabullera por entre sus brazos. A pesar del caos interior, en el exterior SeungHyun no demostraba mayor afectación. Por el contrario GD estaba azorado y con la respiración sumamente agitada, en un intento por controlarse fue a por uno botella de cerveza, de la que bebió la mitad de un solo trago.
Dándole la oportunidad de calmarse, SeungHyun se dedicó a observar el lugar, la temperatura era agradable luego de que todo el día recibiera la cálida luz del sol (que él ya no podía disfrutar directamente). Tal como había visto desde afuera, eran pocos los muebles para el tamaño del cuarto, y aunque podían distinguirse las diferentes piezas conforme a los muebles y demás, no había una separación real entre ellos.
En un inicio había pensado que el lugar era demasiado humilde, pero ahora, una vez dentro, podía sentir la verdadera sensación que transmitía: libertad. Además, podía reconocer la presencia de GD en cada uno de los lugares y su dulce olor llenaba todo el establecimiento.
Mientras lo observaba todo caminó hasta la gran cama sin cabecera ni nada que revelara su orientación, sentándose en el mullido colchón.
—¿Te gusta? —Se acercó para costarse a un lado de SeungHyun, malabareando con la botella medio vacía.
—Sí —contestó con honestidad—, ahora sí.
—¿Ahora?
—Estando contigo puedo encontrar la amenidad de este lugar.
—¿Amenidad? Ja, a veces utiliza unas palabras muy... —se detuvo, seguramente antes de decir una "vulgaridad"—, muy extrañas —concluyó, aunque al ver la sonrisa de SeungHyun tuvo ganas de haberlo dicho.
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Adicción feérica (Gtop)
FanfictionDespués de vivir durante varios siglos, SeungHyun desdeña la moralidad de la humanidad actual, extraña la elegancia de antaño. Vive su existencia aburrido hasta que un aroma más dulce de lo usual llama su atención y lo guía hasta JiYong, quien repr...