Capitulo. 23🏵️

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Chuya al relajarse un poco más decidió irse sin más; no dio aviso a Dazai, pero como siempre tenía mala suerte, se encontró con alguien que no quería ver, Oda Sakunosuke

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Chuya al relajarse un poco más decidió irse sin más; no dio aviso a Dazai, pero como siempre tenía mala suerte, se encontró con alguien que no quería ver, Oda Sakunosuke. Quería ignorarle, pero el mayor decidió ofrecerse a llevarle a casa, puesto que al pelinaranja ni se le ocurrió hablarle a Randou para que fuera por él, así que resignado aceptó.

Al entrar al carro, ninguno más dijo una palabra, puesto que les era incomodo y más para Chuya, puesto que no sabía cómo ver al mayor como amigo o enemigo. Cuando el carro arrancó, solo se dedicó a mirar afuera del auto, pero al parecer el mayor no tenía la intención de quedarse callado, cosa que Chuya hubiera agradecido enormemente, pero no fue así.

—¿Tú y Dazai pelearon nuevamente?

—No, ¿por qué lo preguntas?

—Por qué tenía heridas y supuse que le habías golpeado.

—Solo le di su merecido por haberme hecho ese tipo de bromas de mal gusto.

—Yo le dije que fue mala idea, pero como siempre no escucha razones.

—Nunca escucha a nadie.

—Puedo ver que no usas tus guantes, eso es un alivio.

—¿Alivio? —le observó desconsertado.

—Dazai mencionó algo sobre ellos y que los usabas como resguardo, pero al ver que no los traes puestos, es grandioso. Eso quiere decir que tú ya has superado algo.

—Puede ser... —devió nuevamente su mirada al paisaje— Sakunosuke...

—¿Si?

—Tu... y Dazai ¿tuvieron algo que ver?

—No, si fue por lo de aquella vez, supongo que ya debió haberte explicado todo.

—Si...

—Déjame explicarte algo, desde que ustedes pelearon, Dazai se había comportado muy sombríamente, tal y como era antes de conocerte. ¿Supongo que estás al tanto de la relación que su madre y él tienen?

—Solo sé un poco, ellos nunca congeniaron.

—Sé que sueno brusco, pero su madre siempre le dejó en claro que no era de su agrado, que prefería hacer como si no existiera, lo alejaba y nunca le dio cariño. Chuya le miró sorprendido y con miedo; Oda seguía con su mirada fija en el camino. — Dazai no sabía lo que significaba la palabra amor en realidad, por ello cuando te conoció, se sintió extraño, pasó semanas hablando de ti y nada más. El día que se dio cuenta de lo que sentía por ti, fue cuando te pidió ser su prometido. Deseaba saber más sobre ese sentimiento que solo era para él y se negaba a dejar. Se detuvo un momento gracias a un semáforo y suspiró pesadamente mientras cerraba sus ojos. — Cuando se marchó por unos meses, se sintió vacío; de igual manera, cuando pelearon, a Dazai no le importaba mucho lo que sucedía a su alrededor; sus antecedentes suicidas regresaron en ese momento. Te digo todo esto ya que fui su confidente por mucho tiempo, el me pidió que nunca te dijera nada sobre su situación ya que creías que era un chantaje, además de que tú debías estar en peores condiciones, se que estabas celoso de la relación tan cercana que teníamos el y yo pero créeme yo nunca he tenido una intención amorosa, solo quiero protegerlo, lo veo como un hermano menor a quien cuidar, solo eso, además ese día que llegaste, Dazai habia nuevamente empezado con sus suicidios y ese era un episodio, Dazai pudo decirte mil cosas pero lo hizo por qué te extrañaba, y yo no lo detuve por qué el realmente estaba destrozado, confundiendo una amistad con amor, un amor que quería recuperar a toda costa, aun sii era a base de bebida.

Chuya apretó su pantalón; se sentía muy pesado, muy culpable, por las tonterías que había cometido. Oda decidió no decir más, puesto que sabía que el Nakahara estaba meditando todo; tendría que escoger algo que sentaría su futuro, aceptar o rechazar, si amaba o dependía; era demasiado cruel, pero debía hacerlo por el bien de él y de Dazai.

—Comprendo, tomare en cuenta todo lo que me has mencionado.

—Te lo agradecería.

—Por cierto, felicidades, Koyo; ya me lo conto todo.

—Dijo que esperaría a que se notara para comentartelo, al parecer no pudo esperar —el semaforo cambió y comenzó nuevamente a conducir.

—Estoy feliz de que lo hiciera, ya sabes, estar en una relación contigo, después de todo lo que sucedió con mi padre.

—Él ya no tiene poder sobre ella, así que es un alivio. Me sorprende que aún sientas celos y dudas de Dazai, aún sabiendo que tengo una relación con tu hermana y esperamos un bebé...

—Es ridículo, lo sé, pero en ese entonces no lo sabía; además, Dazai nunca me dio la seguridad de que iba a estar 100% conmigo. Una llamada tuya y él podía cruzar el mundo 3 veces solo por ti, dejándome de lado.

—No digo que sea una actitud correcta, pero es entendible si él nunca tuvo en quien apoyarse.

—Creo que sentías selos de la atención que recibías de él y yo no.

—Ambos deben tener una terapia de pareja.

—Tal vez. Lo digo de todo corazón; me alegro que estés ahora con mi hermana y al fin puedan estar juntos.

—Y yo agradezco que estés feliz por nosotros.

Oda retomó el camino a la mansión de Chuya. Al llegar a la mansión, el menor solo agradeció y se metió rápidamente, sin cruzar palabra con sus empleados, ni con Randou, pero no se dirigió a su habitación, si no a una donde, desde hace tiempo, nunca se atrevió a entrar. Estaba frente a la habitación de su madre; por suerte, su padre no dormía ahí, así que temblando abrió la puerta y se adentro, cerrando la puerta detrás, miró la ventana y por un momento pidió ver a su madre mirando afuera con una linda sonrisa.

Chuya sonrió melancólico y se dirigió a la ventana a paso lento y se sentó en el borde de ésta. Estaba nervioso y con unas inmensas ganas de romper en llanto. Recordó todo lo que pasó ese día, la última sonrisa que vio de su madre; de algo estaba seguro: antes, desde antes del incidente, amaba al castaño, no por nada aceptó ser su prometido, no por nada aguantó sus estupideces, no por nada le perdonaba ahora mismo, no por nada se martirizaba con esos pensamientos, pero... Entonces, ¿por qué dudaba? ¿Por qué dudaba con las palabras de Dazai?

En un momento estaba seguro de que lo amaba, en otros que no; estaba tan confundido. Sus recuerdos eran de un amor inocente, pero de la nada venían uno llenos de celos, rencor, venganza y tristeza...

Suspiró pesadamente, paseó su vista por la habitación y encontró el peluche que Dazai le dio cuando se vieron por primera vez, cuando se disfrazó de chica. Porque si el primer día que volvieron a verse en ese banquete no fue como un chico, genuinamente Chuya se vistió de chica, y gracias a una prenda modificadora de Fyodor, su voz parecía la de una chica; por algo él acabó en el suelo. No era bueno usando tacones, aún si Koyo le enseñó. Se acercó al peluche de felpa y lo acarició. Esa fue la última vez que entró a la habitación, puesto que quería encerrar todo en esta habitación, sus malos recuerdos y sentimientos. Tocó la venda que estaba en el peluche, y solo una pequeña risa.

—Sí, verdad que es la viva imagen de ese bastardo... Tal vez solo estoy pensando muchas cosas, Solo debo dejar que mis instintos y corazón me digan qué hacer... Y ahora estoy hablando solo —suspira mientras masajea su frente—. Ya me volví loco...

Abrió un cajón y miró su interior sonriendo tranquilamente; tomó el contenido y, apretándolo detenidamente, lo acercó a su pecho cerrando sus ojos.

—Creo que debo de hablar con Koyo y Dunia

¿prometido o prometida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora