Capitulo.22🏵️

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Chuya se abrazó a sí mismo tratando de entender todo lo que había pasado; realmente no sabía qué pensar, de verdad ¿solo sentía dependencia hacia Dazai? O ¿realmente le amaba?

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Chuya se abrazó a sí mismo tratando de entender todo lo que había pasado; realmente no sabía qué pensar, de verdad ¿solo sentía dependencia hacia Dazai? O ¿realmente le amaba?

Se recostó en la cama y cerró sus ojos. Había ciertos recuerdos borrosos, aunque aún podía recordar cómo Dazai le había pedido ser su prometido, despues de todo solo tenian 12 años. Como él dijo, de la forma más estúpida y absurda le pidió ser su prometido; soltó una pequeña risa y miró al techo.

Varios años atrás...

Chuya se encontraba en el jardín saludando a todos. Había asistido a la fiesta de inaguración de la nueva incorporación de la familia Dazai. Se sentía fuera de lugar puesto que estaba ahí solo. Su padre estaba trabajando y su madre no podía salir de casa por orden del médico. Siendo un pequeño niño, presentarse ante los adultos no le agradaba, pero hacía un gran trabajo. Además, fue a ese evento, ya que Dazai le insistió en ir, aunque no sabía que era esa nueva incorporación de la que tanto hablaba el castaño... Se colocó en una mesa y decidió esperar a ver a alguien conocido, y sucedió, pero no a quien esperaba ver. Era la madre de Dazai; no le agradaba del todo. La joven dama de cabello negro y ojos rojizos, como la sangre, le ponía de nervios y más por qué ella le trataba fríamente. Sabía que por educación debía ir, pero algo le impedía, era el miedo.

Para su suerte, alguien llegó junto a él abrazándome, y con una voz cantarina dijo su nombre. Chuya sonrió levemente, reconociendo la voz; era su momia favorita.

—Dazai, tardaste.

—Lo lamento: mi padre no me dejaba salir de la habitación a menos que me acomodara el moño.

—Cosa que no has hecho, por lo que veo, eres un caso perdido. Ven.

Dazai se acercó y Chuya comenzó a amarrarle con cuidado el moño; el castaño no apartaba la mirada de él, cosa que el pequeño notó y le miró apenado cuando terminó.

—¿Tengo algo en la cara?

—No, es solo... Olvídalo, solo estoy feliz de que vinieras, así está fiesta no estará tan aburrida.

—Pero Fyodor está aquí.

—Agh... no quiero estar todo el rato con él.

—Lo dices solo porque ambos piensan igual y no se soportan.

—No me lo recuerdes. Chibi

—No me llames así, creceré.

—Lo dudo, pero si es así esperaré con ansias el día que suceda.

Ambos rieron; así pasó un rato entre risas y Dazai arrastrando a Chuya a todos lados. Para desgracia del castaño, Fyodor los seguía a todos lados. En esa misma fiesta, conocieron a algunos nuevos herederos, que solo eran unos bebés, Atsushi y Akutagawa, que al parecer tenían rivalidad. También Chuya pasó ratos a solas con Fyodor, puesto que la madre de Dazai le llamaba para presentarle niñas de su edad, cosa que no le tomó importancia a decir verdad.

Dazai había desaparecido de la vista de Chuya desde hace ya varios ratos. Fyodor le dijo que no se preocupara, que de seguro no tardaría en regresar. Chuya se tranquilizó solo un poco, hasta que Fyodor le dijo que se parara en medio de todo y se quedaría ahí. Sintió todas las miradas en él y se puso nervioso; no sabía a qué se debía eso.

Cuando menos lo esperaba, todos se encontraban aplaudiendo, cosa que asustó más a Chuya, pero al ver una cabellera castaña rojiza acercarse a paso trabado y muy nervioso y rojo, se sorprendió al estar frente a él. Dazai empezó a decir cosas que el pelinaranja no entendía.

—¿Qué dijiste?

—Que yo... —lo demás fue como un susurro—

—Dazai habla más alto, no te escucho.

—Que yo...

De acuerdo a ese punto, Dazai ya se parecía a Poe, el hijo de una editorial reconocida. El chico no podía parar de tartamudear al hablar y más al estar cerca de su prometido Ranpo. Chuya en ese momento pensó en algo.

—Dazai... ¿Me estás pidiendo ser tu prometido?

Dazai se sonrojo a más no poder y se dispuso irse; pero en eso Fyodor lo paró y comenzaron a pelear. Como ambos hablaban intelectualmente en su idioma que nadie entendía, Chuya les miraba sin entender nada.

Para cuando ambos dejaron de decirse cosas, Dazai le miró de reojo e hizo un leve puchero y se sonrojó. Se acercó a él y le dio un beso fugaz, cosa que sonrojó al pelinaranja. Dazai se arrodilló.

—¿Quieres ser mi prometido, para después cometer un dulce y hermoso suicidio doblé, o solo tener que soportarme hasta el final de tus días, ser molestado por mí siempre y para la eternidad? ¿Tener que aportar a que mis propensos suicidios se vayan o... —se sonroja más— ser mi mejor adquisición, la mejor adquisición de la familia y empresas Dazai? Claro que ya con eso me pertenecerás y yo a ti y todo eso, me soportaras y regañaras hasta morir además de que siempre pelearemos y nos querremos matar por nuestras diferencias y todo eso pero... yo lo que... Lo que quiero decir que... tu..

—Agh, ya, ¿que si quieres ser el prometido de este tonto? —dijo ya irritado Fyodor.

Chuya soltó una carcajada, asustando al castaño, puesto que de todas las opciones posibles esa nunca la tomó en cuenta. Se sentía avergonzado. Chuya paró de reír y se agachó a la altura de Dazai.

—¿Entonces estás diciendo que...?

—Desvia la mirada. — Estoy tratando de decir que... Me gustas, chibi tonto...

—Lo veo, ser sincero no es malo y claro que acepto —sonrió dulcemente— Aunque Fyodor tuvo que decirlo al final, debería casarme con él entonces.

—Ni se te ocurra, Nakahara —dijo entre preocupado y molesto—.

-—Solo bromeo

Ese fue el recuerdo de Chuya de ese día. Fue muy absurdo, ya que Dazai empezó su propuesta con solo cosas de suicidio y haciendo irritar a Fyodor, cosa casi imposible, además de que al ponerle un anillo este se resbaló como por dos veces, que Karl, la mascota de Poe, casi se roba el anillo, entre otras cosas, que sacó muchas risas a los invitados, hasta que Fyodor nuevamente tuvo que ayudar al castaño, quien no paraba de temblar... Era un hermoso recuerdo, ya que nunca más vio al castaño de esa manera, puesto que después de ello su familia se fue y no regresó hasta el insistente de su madre; Dazai había cambiado demasiado.

Suspiro pesadamente, mirando la ventana. Tocó sus labios, añorando aquel beso inocente de aquel entonces. Había algo que Chuya nunca dijo ese día.

—También te amo. Dazai Osamu

¿prometido o prometida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora