CAPÍTULO #2

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Fue un noche realmente mágica. Posiblemente el concierto más emocionante que he dado hasta el momento. El público realmente se entregó a mí y, por supuesto, también yo me entregué a ellos. Con cada palabra, gesto o incluso mirada que les dedicaba ellos me dedicaban una ovación que me calaba por completo el alma y el corazón. Es cierto que me emocioné ¿por qué lo iba a negar? ¿Quién no se emocionaría cuando miles de personas gritan tu nombre al unísono y te acompañan al compás de la música?

La verdad es que en esa noche me di cuenta de la suerte que tengo al tener una legión de ángeles que siempre, incondicionalmente, me proporcionan su amor. Con los que sé, podré contar y cuyo apoyo recibiré aunque yerre. Ellos son capaces hacerme sonreír cuando más quiero huir. Es por eso por lo que esfuerzo siempre en dar en cada momento lo mejor de mí, para ellos, porque se lo merecen. No cabe ninguna duda.

-“PABLO, PABLO, PABLO”- Todos deseábamos que saltase al escenario ya. No parábamos de gritar su nombre, pero seguía sin aparecer. ¿Habría pasado algo? Espero que no…

De repente el suelo comenzó a vibrar al ritmo de la música. El concierto iba a comenzar. Sentía como los nervios y la emoción crecían dentro de mí cuando al fin apareció sobre el escenario. A pesar de que lo había visto hacía escasos minutos tenía unas ganas impresionantes de volver a verlo. ¿Cómo se podía echar tanto de menos a una persona?

-BUENAS NOCHES LISBOAA!!!!!! -Todos enloquecimos al oír su voz- Hoy es mi último día de gira y la paso aquí, en Lisboa. Muchas gracias a todos por venir. Esta noite uma vez mais serei vosso" ("Esta noche una vez más seré vuestro”). –El público y yo enloquecimos por completo, comenzamos otra vez a gritar su  nombre como si nos fuese el alma en ello.

El concierto fue muy especial para mí, mágico, completa y absolutamente perfecto. Estar en primera fila significaba tenerlo a menos de tres metros, casi podía tocarlo. Sentí como me miró en algunas ocasiones y como me sonrió en otras, aunque probablemente fuera mi imaginación.

El concierto terminó. Yo me encontraba realmente cansada, más de lo que debería, así que salí de la plaza de toros, cogí un taxi y me dirigí al hotel. Una vez allí decidí medirme el azúcar y, efectivamente estaba baja. –Malditas pastillas…-Me dije a mí misma. Pedí un sándwich vegetal para cenar y me acosté en seguida, necesitaba retomar fuerzas. Caí en un dulce y profundo sueño casi al instante. Me sentía dichosa y feliz, había sido una noche maravillosa.

-Enhorabuena por el concierto chicos!! Éxito total. Ahora nos toca tomarnos ese merecido descanso. A partir de mañana sois libres. Weee!!!! –Estaba feliz, me sentía realmente dichoso. El concierto acababa de terminar y nos íbamos a cenar para celebrar el fin de gira. No había dejado de pensar en ella, ¿por qué no salía de mi cabeza? Fui a preguntarle a Paula dónde estaba, porque no la había visto desde que le miré por última vez desde el escenario. La verdad era que esperaba que estuviera aquí… -Paula, ¿has visto a Natalia?

-Pff Pablo, la verdad es que no, hay mucho revuelo y ni si quiera me he fijado. Voy a preguntar a Marta a ver.

-Está bien, gracias.- Le contesté.

-Pablo, dice que no la ha visto… ¿La necesitabas para algo? ¿Quieres que llame al hotel para ver si está ahí?

-No Paula, déjalo no era nada… Mañana la veré en el Meet & Greet –Qué lástima, quería preguntarle qué le había parecido el concierto… ¿Por qué se habrá ido tan rápido…?

-Eh Pablo!!! ¿Vamos o qué? Nos esperan en el restaurante.-Lolo me sacó de mi ensoñación, de nuevo se negaba a salir de mi cabeza…

-Voy!!

La cena fue bastante tranquila. Nos la pasamos recordando anécdotas de la gira y comentando, entre otros, aspectos técnicos y cosas que mejorar. Todo mi equipo amaba su trabajo, y eso era maravilloso.

Cuando volví al hotel lo primero que hice fue preguntar si la señorita Natalia Delgado había pedido la llave de su habitación. Me dijeron que sí, que había vuelto hacía un par de horas. Me quedé más tranquilo, al menos sabía que no estaría deambulando por las solitarias calles de Lisboa a estas horas.

De regreso a mi habitación, cuando iba por el pasillo, me vino un flash a la cabeza. Horas antes me había cruzado con una chica, pero con las prisas ni me fijé en su cara. Había olvidado la cartera en la habitación y el equipo me esperaba. No podía perder tiempo. Entonces recordé que la chica tenía una larga melena rubia, como la de Natalia. ¿Sería ella? No creo.

Me adentré en mi habitación y revisé el móvil. Vi que había unas cuantas notificaciones de Twitter y otros tantos WhatsApp, la mayoría de Violeta, así que a pesar de ser las dos de la madrugada le contesté:

-“Hola mi vida. El concierto ha ido genial, me he sentido como nunca en el escenario, ha sido mágico… Sé que es tarde y espero no despertarte. Mañana hablamos. Te quiero”

No obtuve respuesta, seguramente estaría durmiendo. Me di una ducha rápida y me metí en la cama. Después de intentar conciliar el sueño sin éxito durante casi una hora, decidí relajarme un poco con mi fiel compañera, mi guitarra. Me entraron ganas de componer, pero no sabía muy buen qué, así que una vez más me dejé llevar por mi corazón y por todo el amor que sentía dentro de mí. Ésta vez quería agradecer a toda mi legión de ángeles, a mi familia y a la vida en general tanto cariño y dedicación.

Y así fue como, casi sin querer, nació “Gracias”.

AHOGÁNDOME EN TU ADIÓSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora