AHOGÁNDOME EN TU ADIÓS

CAPÍTULO #18

A veces cuando despierto por las mañanas me pregunto si todo será un sueño, pero cuando me giro y veo su dorada y desordenada melena sobre la almohada vuelvo a la realidad.

Violeta es perfecta por dentro y por fuera. Es alta, esbelta y muy atractiva. Sus ojos color miel combinan a la perfección con su tono de piel. Además es cariñosa conmigo y sincera, muy sincera, a veces demasiado quizás.

Ya ha pasado mes y medio desde que nos reconciliamos. Sin duda, estoy viviendo la mejor etapa de mi vida, ya que no hay nada como amar y ser amado.

Sin embargo tengo miedo de volver a perderla. Estoy seguro de que no podría volver a pasar por lo mismo, ya no. Ahora siento que lo que me une a Violeta es más carnal, más profundo.

Oficialmente no vivimos juntos, pero es como si lo hiciésemos. Dormimos en la misma cama todas las noches, desayunamos el mismo café y nos duchamos en el mismo baño, muchas veces al mismo tiempo. Si eso no es vivir juntos, no sé lo que es.

Es cierto que no tiene todas sus cosas en el piso pero ¿qué más da? Lo más importante e imprescindible sí que está, ella.

Aunque hemos avanzado mucho en nuestra relación necesito afianzarla más, tener constancia de que no se va a desmoronar todo tan fácilmente. Sin contar éste último mes llevamos juntos cinco años y creo que ya va siendo hora de dar el siguiente paso, el gran paso.

Apenas restan seis días para Navidad y quiero darlo antes de que llegue, así que he de darme prisa.

Espero poder volver a Málaga a pasar las fiestas junto a mi familia de la mano de mi prometida.

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Por fin puedo descansar. Los exámenes han acabado y no vuelven hasta febrero. Todos me han salido de maravilla. Las dos últimas semanas han sido caóticas, pero el esfuerzo ha valido la pena.

Susi se va mañana por la tarde a pasar las navidades con su familia, así que vamos a aprovechar el día de hoy para salir y celebrar las fiestas y el año nuevo por adelantado. Con tanto lío apenas no hemos podido ni vernos, parece que ni vivamos juntas.

Aunque ella no es la única de la que apenas he sabido nada. De Pablo tampoco he tenido muchas noticias, bueno, ni yo ni el resto de la gente. A parte del par de fotos que ha colgado en las redes y algún que otro tuit no ha dado más señales de vida.

Si es cierto que salieron algunas entrevistas por ahí, pero eran antiguas. Supongo que estará ajetreado preparando la gira Latinoamericana. O quizá está en Málaga con su familia, quien sabe.

-Natalia. ¿Nos vamos ya? –Me pregunta Susi. Vamos a pasar el día fuera, desde por la mañana.

-Sí, espera un momento que coja el bolso.

La verdad es que con Susi todo es mejor. Hace que por un rato me olvide de cuánto odio la Navidad y consigue que no recuerde lo inevitable.

Pasamos la mañana comprando ropa, cosa que odio, sobre todo con ella.

A Susi le queda todo genial. Su pelo castaño combina a la perfección con todo lo que se pone. Además es lacio y manejable, por lo que puede hacer con él verdaderas filigranas. Todo lo contrario a mí, que me las veo y me las deseo a la hora de hacerme una simple coleta.

En ese aspecto la envidio mucho, tiene unas curvas espectaculares que hacen que hasta un simple pijama rosa de conejitos sea el más sexy de la historia.

Según ella tener su cuerpo es un engorro porque "te pongas lo que te pongas todo el mundo te mira el culo" pero yo no la creo. Sé que lo dice para hacerme sentir mejor, y la verdad es que lo consigue.

Es por esas cosas, por esos pequeños detalles que me hacen sentir especial por lo que la echo tanto de menos cuando no estoy con ella. Se ha convertido en una hermana para mí.

El día se pasa volando. Antes de darme cuenta ya estamos cenando en nuestro restaurante chino favorito.

-Susi. Pásalo genial en Navidad ¿vale?

-Tú también mi niña. Ya verás cómo este año son más llevaderas.

-No sé qué decirte... No soporto la Navidad, y menos con mis padres y sus manías. Me ponen enferma.

-Mira, vamos a hacer una cosa. Si ves que no aguantas te vienes conmigo a Toledo y problema resuelto. –Me dice con una sonrisa de oreja a oreja.

-Pues la verdad es que no sé quién sería más feliz si me voy contigo, si mis padres o yo. Están deseando que me independice y de que, como me dice mi padre "deje de chupar del tarro".

-Ay Natalia. ¿En serio vas a hacer caso a tu padre a estas alturas? Ya sabes cómo es. Además, ya en serio, vente conmigo a Toledo después de la facultad.

Ojalá todo fuese tan sencillo. No habría cosa que me gustara más que vivir con Susi y escapar de mi casa, pero no va a ser posible.

Me temo que me va a tocar vivir unos añitos más con mis padres, muy a mi pesar.

No tengo muchas cosas de mi futuro claras, pero una sí. Si algún día tengo hijos no les voy a educar de la forma que mis padres lo hicieron conmigo. No voy a permitir que tengan que buscar en la calle el calor y el cariño que no encuentren en casa, como yo tuve que hacer.

No voy a dejar que mis hijos se pierdan en la oscuridad y ni mucho menos voy a consentir que uno de ellos muera por ahí, perdido de la mano de Dios.

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-Cariño. ¿Cuándo vuelves?

-Pasado mañana. Siento tener que irme, pero lo de Barcelona no puede esperar...

-No pasa nada. Lo entiendo.

-Violeta, te prometo que cuando vuelva vamos a hacer algo especial. –Le digo mientras la abrazo. -Te quiero.

-Te quiero. Ten cuidado. –Me dice suavemente a los labios.

Marta me ha impuesto un viaje con rumbo a Barcelona a última hora. Para nada entraba en mis planes viajar ahora, pero no tengo más remedio que hacerlo. Tengo que terminar de organizar la gira en Latinoamérica antes de Navidad.

Tendré que posponer todo lo que tenía planeado hasta que vuelva. Apenas estaré fuera dos días, pero se me van a hacer eternos. No veo la hora de prometerme con Violeta.

Es el amor de mi vida y cada día estoy más seguro de ello.