CAPÍTULO #4

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-¡¡¡¡NATALIA!!!! –Corrí hasta Natalia horrorizado, no entendía nada…

-¿Pero qué…? –Dijo Marta también aterrorizada.

-LLAMA AL MÉDICO DEPRISA!!!!!! –Le grité a Marta mientras cogía a Natalia del suelo entre mis brazos como a un bebé y la dejaba cuidadosamente sobre la cama. No podía creer lo que veían mis ojos. Natalia estaba inconsciente, con la tez blanca como la nieve. No respondía aunque la zarandease. Me daba igual absolutamente todo, solo quería ver a Natalia bien, volver a verla sonreír. Estaba realmente asustado.

-Pablo, he llamado a recepción, mandarán a un médico en seguida.

-Que se dé prisa por favor…

No paré de llamar y darle pequeños toques en las mejillas a Natalia hasta que llegó el doctor. La espera se me hizo horrible. No sabía lo que le ocurría a Natalia y yo cada vez estaba más nervioso. No podía soportar verla en ese estado.

-Bueno, parece que esta chica ha sufrido una hipoglucemia bastante severa. Le voy a administrar medicación y sólo quedará esperar a que despierte.

-Hipo… ¿qué? Doctor no entiendo nada….

-Señor Alborán, la hipoglucemia es una afección que ocurre cuando el nivel de azúcar en la sangre está demasiado bajo.

-Pero se pondrá bien ¿verdad?

-Sí, tranquilo. Ya le he colocado la vía con la glucosa, ahora solo queda esperar. Esta tarde pasaré a examinarla de nuevo.

-Muy bien doctor, muchas gracias. –Fue Marta la que le despidió yo estaba en shock.

-Pablo, siento decirte esto, pero llegas tarde al Meet & Greet. Yo me quedo con Natalia tranquilo, no la voy a dejar sola en ningún momento.

Yo no la quería dejar allí. No quería irme de su lado. Pero no podía fallar a toda la gente que me esperaba desde hacía tanto tiempo. No podía dejarlos plantados. Tenía que elegir entre lo que quería mi corazón y lo que me dictaba mi cabeza.

-Pablo…

Notaba que Marta estaba realmente preocupada por Natalia. Era siempre tan profesional que a veces se me olvidaba que tenía sentimientos.

-Está bien Marta, ya me voy. Cuídala bien por favor. En cuanto acabe vengo. Intentaré tardar lo menos posible.

-Pablo recuerda que allí habrá gente a la que le hace mucha ilusión verte. Intenta hacerlas disfrutar de la experiencia. Natalia estará bien, no te preocupes.

-Llevas razón Marta. Lo haré lo mejor que pueda. Y por favor, avísame cuando despierte. –Vi como Marta asentía con la cabeza para confirmar que así lo haría y me giré para ver de nuevo a Natalia. Seguía inconsciente, pero de alguna manera parecía más despierta. No pude resistir darle un beso en la frente a la vez que le susurraba con todo mi amor: “Volveré pronto princesa. Recupérate por favor”

Salí de la habitación muy afligido. Deseaba más que nada en el mundo quedarme con ella a cuidarla pero, una vez más, el deber me llamaba. No pude reprimir las lágrimas que me cayeron por las mejillas. Todo esto me había superado sobremanera y no acababa de entender por qué…

Cuando llegué al Hall me encontré con el equipo. Todos estaban muy preocupados por el estado de salud de Natalia. La verdad es que no era para menos. A pesar de que la conocíamos desde sólo hacía un día, había congeniado muy bien con todos, incluso con los que apenas había hablado. Estaba claro que era una chica muy especial tanto para el equipo como para mí. Tenía algo que hacía que te fijases en ella enseguida, de hecho, desde la primera vez que la vi, no había podido dejar de mirarla cuando estaba con ella, ni siquiera durante el concierto.

No entendía todo lo que sentía al verla y mucho menos lo que había sentido al darle ese beso. Pero de una cosa sí estaba seguro, Natalia era como una droga para mí.      

Una droga que cuanto más tenía, más quería tener.

AHOGÁNDOME EN TU ADIÓSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora