Cuarto año 8

55 5 0
                                    

Mi cabeza comenzó a doler mucho, mis piernas fallaron haciendo que cayera, pero George me sostuvo antes de que eso pasara.

- ¿Qué te pasa?- cada vez escuchaba las voces más lejos.


Había una estatua de la muerte, estaba en un cementerio, como en el anterior sueño, de nuevo en la misma casa, la puerta estaba abierta y vi de nuevo a aquel hombre que no puedo reconocer.
- Déjame verla otra vez.- lo que estaba en el sillón habló, aún no estaba segura de que era exactamente. El hombre levantó la manga de su camisa dejando ver una marca, la marca tenebrosa.- Si, se acerca la hora.

Abrí mis ojos de golpe, estaba sentada en las escaleras.

- ¿Qué te ha pasado?- me preguntó un Neville preocupado.

- No-no lo sé, yo...- no puedo contarles nada, puede ser peligroso para ellos.- Ha debido ser cosa del frío.

- Es verdad, estás helada.- George acaricio mis brazos.- Haberlo dicho antes.- pasó su túnica por mis hombros.- Venga, te acompaño a tu sala común.
Me levante de las escaleras y nos despedimos de los otros dos leones para ir hacia las mazmorras.

- Siempre me preocupas.- dijo intentando sacarme una risa.

- Perdón.- le sonreí.- Pero así soy, una chica complicada.
Las mazmorras estaban completamente oscuras, como de costumbre.

- Bueno, ya hemos llegado.- colocó sus manos en la parte baja de mi espalda y me acorraló hacia la pared, para sin previo aviso atacar mis labios de una forma algo salvaje, sin pensarlo le correspondí el beso, estaba comenzando a subir el tono cuando una tos falsa nos interrumpió.

- Siento interrumpir.- nos dijo Parkinson.- Pero Alya, tú primo esta viniendo y creo que para él ver esto sería demasiado.- reí ante lo que dijo.

- Nos vemos mañana George.- me separe de él.

- Buenas noches, para mi serpiente favorita.- se agacho para dejar un beso corto en mis labios y luego irse.

- Gracias.- las palabras de Pansy hicieron que dejase de ver la espalda del pelirrojo.- Draco me dijo que tú le dijiste que me invitase.

- Bueno, digamos que ya no me caes tan mal.- le guiñe el ojo y fuimos juntas hasta la habitación que compartíamos.


Al despertarme lo primero que vi fue el huevo en la mesilla de noche, mierda, no me había ni acordado de él, la prueba es dos días. Bien le pediré ayuda a la persona más inteligente que conozco.

- ¡Hermione!- corrí hacia ella que estaba con Potter.- Bueno quería pedirte, ¿me ayudas a descifrar el huevo?- ella todo los ojos ante mi pregunta.

- Ninguno de los dos lo ha descifrado todavía.- nos regaño, mi mirada se dijo en Harry.- Al menos ahora seremos tres cabezas para pensar.

- ¡Potter, Black!- Diggory se acercó corriendo hacia nosotros.- Tomad esto como un agradecimiento por decirme lo de los dragones.- lo mire impaciente esperando a que siguiese hablando.- ¿Conocéis el baño de perfectos de la quinta planta?- los dos asentimos.- Es un buen lugar para tomar un baño, llevaos el huevo para pensar.- y se fue por donde había venido.

- Bien Potter, ve primero tú, pero no tardes mucho.- el chico asintió.- En más o menos una hora me paso por allí.- me aleje del chico para ir a buscar a quien necesitaba para poder realizar el plan que acababa de planear.
Corrí por los pasillos hasta que vi dos cabelleras pelirrojas.

- ¡George!- fui corriendo hacia ellos.

- Hola Alya.- me contestó Fred.

- ¿Estás libre?- George echó una mirada a su gemelo y luego asintió.- Bien, porque tengo algo preparado. Nos vemos en cuarenta minutos en el baño de perfectos del quinto piso.

Fui a mi habitación a por el huevo de oro, también aproveché para peinarme ya que tenía el pelo alborotado. En uno de los muebles de la habitación vi un pequeño frasco de colonia que me había regalado mi tía hace ya algunos años, me gustaba tanto que solo la utilizaba en ocasiones especiales, y esta sin duda era una de ellas.
Fui hacia los baños y justo me encontré a Harry saliendo.
-¿Te ha funcionado Harry?- este asintió.

- Si, pero ten cuidado con Myrtle la llorona.- el chico se veía incómodo hablando de ella.

- Tranquilo, no creo que yo le interese mucho.- se fue, dejándome sola esperando a que mi príncipe rojo llegase, después de cinco minutos por fin le vi acercarse a mí, andando algo rápido.

- ¿Puedo saber ya que hacemos aquí?- dejó un beso en mis labios cuando llego.

- No te apresures.- la verdad es que estaba nerviosa, quería hacerlo, pero no podía evitar sentirme así. Tome su mano y me adentré en la sala cerrando la puerta con pestillo detrás mía.- Tengo que descifrar el huevo, y Diggory me dijo que este era un buen lugar, mientras tomaba un baño, y había pensado que sería buena idea hacerlo juntos.- baje la mirada algo avergonzada.

- Sabes que me encanta la idea.- se acercó a mi.- Pero no quiero presionarte, si no estás lista...- lo pare con un beso.

- Si lo estoy.- acaricié su mejilla, volvió a unir nuestros labios, esta vez de una forma más pasional, enrollé mis piernas en su cadera y este me cargó hasta el borde de la bañera.

Lo ayude a sacarse el jersey, y fui desabotonado su camisa, cuando termine con él, el me ayudó a hacer lo mismo conmigo. Me saque los zapatos, mientras besaba mi cuello, agarre su cabeza acercándolo más a mi, enterré mis dedos en su pelo. Bajo sus besos hasta llegar a la parte de mi pecho.

- ¿Puedo?- cogió un tirante de mi sujetador, solo asentí mientras quitaba su cinturón y desabrochaba sus pantalones. Quito la única prenda que me quedaba arriba, comenzó a lamer y morder mi pecho izquierdo mientras apretaba con su gran mano el otro.

- G-George.- gemí levemente, levantó su cabeza de donde estaba y se acercó a mi boca. Al separarnos me levante para quitarme los calcetines y la falda, él se quitó sus pantalones, dejándonos a ambos con una sola prenda. Mire hacia sus bóxers y pude ver un bulto, yo había provocado eso.
Se saco lo único que le quedaba encima y se colocó una especie de protección mágica, se metió el el agua. Imite si acción y deje mis bragas caer, me acerque a la bañera y me senté encima suyo con una pierna cada lado de su cadera.
Me acercó a él de forma que pude sentir su miembro rozar con mis partes.

- George, yo nunca... yo nunca lo he hecho.- me calló con un beso.

- Tranquila, voy a ser delicado.- acarició mi mejilla.- si en algún momento quieres parar solo dímelo y yo haré.- asentí y lo bese de nuevo. 

Sentí uno de sus dedos entrar en mi, cosa que me hizo soltar un gemido, metió otro sin avisar, moví mi cadera hacia arriba para poder sentirlo mejor.- ¿Estás lista?- asentí con la cabeza, colocó su miembro en mi entrada, agarro mis caderas y me bajo poco a poco sobre él, tiré mi cabeza hacia atrás, debo admitir que duele, y mucho, pero no quería parar, había escuchado que las primeras veces dolían. Escondí mi cabeza en su cuello, mientras el seguía dándome embestidas.

- George, espera.- al escucharme paro de inmediato.- ¿Podemos parar? Me duele mucho.- salió con delicadeza de mi.

- Haberme avisado antes.- dejó un beso es mi frente.- ¿Te sigue doliendo?- negué con la cabeza, no me dolía tanto, pero si que molestaba, solo no quiero que se sienta culpable.

- Perdón por no terminar, si quieres hago que acabes de otra forma.- agarro mis manos.

- Tranquila, me ha gustado, suficiente por hoy.- me abrazo haciendo que apoyase mi cabeza en el hueco de su cuello.
Es simplemente perfecto.

SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora