Segundo año 3

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Estábamos en clase de transformaciones junto a Gryffindor. La profesora Mcgonagall nos había enseñado un hechizo para convertir animales en cálices de agua, Ron lo había intentado, pero el hecho de que su cáliz tuviese cola y pelo de rata no era algo bueno. Hermione levantó la mano y la profesora le dio permiso para que hablase.

- Profesora, ¿podría hablarnos sobre la cámara de los secretos?

- Vamos a ver, cómo de todos es sabido Hogwarts fue fundado hace mil años en este castillo, por los cuatros grandes Magia del momento, Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin, y tres de los fundadores convivieron en perfecta armonía, pero uno de ellos no. Salazar Slytherin deseaba ser más selectivo con los estudiantes que acudían a Hogwarts, que la enseñanza de la magia debería reservarse para las familias de magos, incapaz de persuadir a los otros decidió abandonar el colegia. Y de acuerdo a la leyenda Slytherin construyó una cámara secreta, la que con su marcha selló, solo se abriría cuando el verdadero heredero volviera al colegio, es el único que tiene el poder para abrirla, y desencadenar el horror que guarda y de esa manera purgará el colegio de todos aquellos que en opinión de Slytherin no sean dignos de estudiar magia.- ósea que si esa cámara ha sido abierta, todos los hijos de muggle están en peligro.- Naturalmente el colegio ha sido registrado en muchas ocasiones y no hay rastro de la existencia de dicha cámara.

Bien, pues si quiero averiguar quién está detrás de todo esto tengo que descubrir quien es el heredero de Slytherin y tengo que hacerlo antes de que lo que sea que haya dentro de la cámara consiga hacer daño a alguien.

El heredero debe ser alguien de Slytherin, además de que tiene que haber sabido de la existencia y ubicación de la cámara y es más que probable que odie a los hijos de muggles, así que mi lista se reduce al noventa y seis por ciento de Slytherin, perfecto va a ser una tarea fácil.


Estaba viendo el partido de quidditch, Gryffindor contra Slytherin, estos últimos habían marcado por lo que ahora íbamos treinta contra noventa, ganando mi casa, nunca había mostrado gran interés hacia el quidditch pero supongo que el tener a primo hablándome de ello, había influido en el que ahora me interese al menos un poco. 

Todo iba bien hasta que Wood, el capitán de Gryffindor, fue golpeado por una bludger, después esta comenzó a perseguir a Potter, esta mostraba un comportamiento extraño para una bludger, pareciese que estaba hechizada. Harry vio la snitch dorada y fue detrás de ella, lo que llamó la atención de Draco que también fue en esa dirección, ambos estaban en una lucha para conseguir la snitch, hasta que Draco fue sorprendido por la bludger loca y perdió el control de su escoba, haciendo que cayese al suelo, gesto que imitó Harry minutos después, pero este último parecía haberse dañado el brazo.

Estaba en la enfermería junto a mi primo y a algunas camillas de distancia se encontraba Potter junto a sus amigos, por lo que había escuchado tendrían que regenerarle los huesos del brazo, gracias a dios, Draco solo tenía leves rasguños por la caída, pero aún así este no dejaba de quejarse, como si estuviera a punto de morir.

-Draco deja de quejarte tanto.- dije ya algo fastidiada.

- ¡Tú no te has caído de una escoba a metros de distancia! ¡Eres una insensible!- rodé los ojos y decidí no hacerle más caso.

Me separé de mi primo y caminé hacia la cama donde descansaba Harry, aún seguían con él sus dos mejores amigos y los dos gemelos Weasley.

- Hola Harry, ¿cómo te sientes?- todos se giraron hacia mí, los gemelos con cara de sorpresa y su hermano menor con una no muy agradable.

- Todo lo bien que se puede estar cuando no tienes huesos en el brazo, pero gracias por preguntar.- todos soltamos una pequeña risa al escuchar su respuesta.

- ¿Sabes ya que era lo que le pasaba a esa bludger?- negó levemente con la cabeza, y parece que ni pregunta lo dejo pensado. - Bueno chicos yo me voy, sin mi creo que Draco morirá.- me despedí agitando la mano.

Cuando ya estaba algo alejada, sentí que ponían la mano en mi hombro, me giré y me encontré a uno de los gemelos, el cual me miraba algo nervioso, me llevo bastante bien con ellos dos, pero quizás algo más con George, me parece agradable y bastante guapo.

- Alya me preguntaba si, ¿te gustaría ir conmigo a la próxima salida a Hogsmeade?- este se rasco la nuca y miro hacia el suelo.

- Me gustaría George, pero solo se puede ir a partir de tercer curso y que yo sepa sigo en segundo.- largue una pequeña risa.

- Oh es cierto, lo había olvidado.- de puso tan rojo como su pelo, lo que me hizo reír aún más.

- Si quieres podemos salir algún día a dar un paseo por los jardines de Hogwarts, ¿quieres?- agarre su mano para que me mirase.

- Si, claro está bien, pues ya te aviso, adiós.- dejo un pequeño beso en mi mejilla y se fue, no pude evitar tocar mi mejilla y sonreír.

No me había dado cuenta, pero me encontraba totalmente sola en la enfermería, junto a los otros dos enfermeros. Camine hacia la cama donde descansaba Draco y este me miró con cara de pocos amigos.

- ¿Dónde estabas? podría haber muerto en el tiempo que te ausentaste.- reí ante su comentario, este chico es demasiado dramático.

- Pero no lo has hecho, y no lo vas a hacer mientras yo viva.- le mire sonriendo mientras recordaba la promesa que le hice cuando apenas teníamos siete años. Él se había caído y como era predecible empezó a exagerar con que se moriría por la herida que si hizo, pero realmente estaba llorando y sufriendo de verdad, así que yo simplemente le prometí que siempre le protegería y no moriría si yo estaba con él.- Venga Draco vamos a la sala común, no tienes que quedarte a pasar la noche en la enfermería.

Se levantó con cuidado y nos dirigimos hacia la salida, me acerqué a él para agarrar su mano, llegamos a la sala común y aunque aún no era de noche, él quería descansar así que le acompañe hasta su habitación.

- Bueno primito descansa.- me acerque a él para dejar un beso en su mejilla, estaba por irme cuando lo escuche hablar.

- Espera, ¿puedes quedarte conmigo?- asentí y entre detrás de él a su habitación.

Me dejo una camiseta y unos pantalones, para que estuviese cómoda y nos metimos los dos en la cama.

- Esto me recuerda a cuando éramos pequeños y venías a mi habitación en mitad de la noche porque habías tenido una pesadilla.- me giré Iara poder quedar cara a cara con él.

- He de admitir que tu siempre has sido más valiente que yo, cosa que me frustraba ¡porque yo soy el mayor!-

- No exageres, naciste el 5 de junio y yo el 31 de julio, son apenas unos días de diferencia.- escuché una sonido en forma de queja.- Bueno niñato es hora de dormir tengo sueño.- no tarde ni veinte minutos en caer totalmente dormida.

SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora