Segundo año 7

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El partido estaba por comenzar, cuando llegue al campo me avisaron de que este había sido suspendido por culpa de los ataques que ha habido recientemente. Me encamine al interior del castillo con intención de encontrar a George, visualicé a Neville y me acerqué a él.

- Neville, ¿por casualidad has visto a George?- este negó con la cabeza.

- No, pero la profesora Mcgonagall me dijo que si te vía te dijera que fueses a la enfermería, hay algo que debes de ver.- hablo algo deprisa.

- ¿Sabes qué es?- empecé a caminar hacia el lugar indicado, seguida por mi amigo, el cual respondió a mi pregunta levantando los hombros.
Al llegar a Harry y Ron enfrente de una camilla, me acerqué algo apresurado a ellos y en ella yacía una Hermione petrifica.

- ¿Qué hace ella aquí?- el pelirrojo salto en cuanto me vio.

- Por si no lo sabías, también es mi amiga Weasley.- me acerqué a Hermione y toqué levemente la mano que tiene levantada.- Hay que parar esto lo antes posible.- está vez fije mi mirada en Potter, el cual asintió.

Acto seguido acompañe a Neville hasta su sala común y luego de que entrara fui hacia la mía. Al entrar estaba todo el mundo en la sala principal, visualicé a mi primo y me acerqué a él, acomodándome a su lado en el sofá. El profesor Snape entró a la sala, con su típica cara seria que llevaba siempre.

- Haced silencio.- ante esas palabras todo murmullo desapareció.- Los recientes acontecimientos exigen que se cumplan determinadas normas inmediatamente.- echo su vista al pergamino que sostenía entre sus manos.- Todos los alumnos estarán de vuelta en sus salas comunes a las seis en punto de la tarde, un profesor acompañará a los alumnos hasta dentro del aula, sin excepciones.- al decir lo último me dirigió una leve mirada.- Y he de comunicarles que si no se llegara a capturar al agresor la escuela procederá a su clausura.- está hizo que los susurros del principio volvieses, yo lo único que puedo hacer es pensar una forma de solucionar todo esto, y aunque no me guste tendré que cooperar con Ron y Harry. 

Estaba corriendo por los pasillos hacia la sala común de los leones, no habían pasado ni veinte minutos desde el anuncio de Snape y ya me estaba saltando la primera norma, me coloqué en frente del retrato de la señora gorda, no tengo ni idea de cómo conseguir entrar. Estaba mirando el cuadro, hasta que se abrió levemente y de dentro no salió nada, ¿qué?, sentí como algo rozo mi pierna, di una patada hacia el lugar de donde venía. Vi caer a Harry y Ron al suelo.

-¿Qué haces?- Ron se levantó algo molesto.

- Venia a buscaros, necesitas acabar con esto ya, o cerrarán la escuela.

- A eso íbamos antes de que nos interrumpieras.- Ron se colocó algo encima de los hombros haciendo que su cuerpo desapareciera.

- Vamos a hablar con Hagrid, ven así no nos verán.- me coloque a su lado y nos puso una especie de manta por encima.- Es una capa de invisibilidad.

Llegamos a la cabaña de Hagrid, este nos abrió la puerta con una ballesta en sus manos, supongo es por si era el monstruo, nos invitó a entrar.

- Hagrid tenemos que preguntarte algo, ¿sabes quién ha abierto la cámara de los secretos?- fue Harry el que se animó a preguntar.

- Quiero dejar bien clara una cosa.- fue interrumpido por unos golpes en la puerta.- Rápido bajo la capa, no hagáis ruido. Silencio.- agarro la ballesta de nuevo y abrió la puerta.- Profesor Dumbledore, señor.- Hagrid dejó pasar a su casa a Dumbledore y al ministro de Magia.

- Mal asunto Hagrid, un mal asunto me trae aquí. Tres ataques a hijos de muggles. La situación se desboca.- fue el ministro el primero en hablar, habrán venido a buscar a Hagrid por lo de hace cincuenta años.- El ministerio debe intervenir.

- Pero yo no he, yo nunca...¡Profesor!- Hagrid intento explicar su inocencia.

- Quiero que quede claro Cornelius, que Hagrid cuenta con mi total confianza.- Dumbledore mostró su apoyo hacia el medio gigante.

- Albus escuché el historial de Hagrid esta en su contra, tengo que llevármelo.- se lo quieren llevar sin pruebas, esto es totalmente injusto.

- Llevarme... ¿Llevarme a donde?¿A la prisión de Azkabán?- ¡no pueden hacer eso! Mire a mis dos acompañantes, ambos tenían una cara de indignación incluso mayor que la mía.

- Ya está aquí, Fudge. Bien.- la puerta de abrió mostrando a ¡mi tío!

- ¿Qué hace usted aquí? ¡Fuera de mi casa!- Hagrid no estaba contento con la presencia de Lucius en su hogar.

- Créame señor, le aseguro que no me produce ningún placer estar en su... ¿a esto llama hogar?- se acercó demasiado a nosotros, por lo que tuvimos que retroceder silenciosamente.- No. Es que llame a la escuela y me dijeron que el director estaba aquí.

- De acuerdo, y ¿qué es exactamente lo que quiere de mi?- siempre admirare la calma que tiene este señor.

- Todos los del consejo hemos decido que ha llegado la hora de que deje su cargo. Aquí traigo la hora de cese.- cuando digo que odio a Lucius no lo digo sin razón, es totalmente despreciable. La cara de todos en la sala era de incredulidad.- Verá que constan las doce firmas.- me entregó en pergamino a Dumbledore.- Me temo que la situación se le ha ido de las manos. Si continúan los ataques, en breve no quedarán nacidos de muggles en Hogwarts.- nunca le había escuchado llamarles así y no sangre sucia.- Es fácil imaginar el gran prejuicio que supondría para la escuela.

- ¡No pueden cesar a Dumbledore! Si se lo llevan los nacidos de muggles estarían perdidos, habrá más muertes- Hagrid salió a la defensa del director o ex director de la escuela.

- Cálmate Hagrid, si el consejo escolar requiere mi renuncia, así será, abandonare.- seguía atónita ante la situación.- Sin embargo, aunque me cese debo dejar claro que Hogwarts no negará ayuda a quien la solicite.- echó una mirada hacia dónde estábamos, haciendo que Lucius mire también.

- Admirables sentimientos, ¿nos vamos?.- mi tío y Dumbledore abandonaron la cabaña, dejando al ministro y a Hagrid solos.

- Vamos, Hagrid.- no puedo creer que de verdad se lo lleven a Azkabán.

- Bueno, si alguien quisiera deshacer este entuerto lo único que tendría que hacer es seguir a las arañas.- nos miro disimuladamente.- Si, solo tengo que decir eso.- se acercó a la puerta.- aah y alguien tendrá que dar de comer a Fang mientras estoy fuera.- salieron de la cabaña dejándonos completamente solos.

Nos quitamos la capa de invisibilidad de encima.

- Hagrid tiene razón, sin Dumbledore habrá ataques a diario.- asentí con mi cabeza dándole la razón a Ron.

- Mirad.- Harry señaló hacia una pared en la que había arañas trepando por ella, e iban hacia la ventana.- Vamos, vamos Fang.- cogió una lámpara que había en la mesa y salimos de la cabaña.
Las arañas iban en dirección al bosque prohibido.

- Vamos.- me puse delante suya junto a Fang.- Ya habéis oído a Hagrid, hay que seguir a las arañas.

- ¿Qué? Pero se dirigen al Bosque Prohibido.- Ron estaba cagado de miedo, y no me extrañaba en cierto modo yo también.
Harry se acerco hacia mi y los dos comenzamos a andar con Ron a nuestras espaldas.

- ¿Por qué arañas? ¿Por qué no podemos seguir mariposas?

SerpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora