Harry
Algunos recuerdos estaban completamente borrados, aún no sé si por el hecho de intentar recuperar mi paz mental o si por el hecho de que fue hace demasiados años. Nina había desaparecido de mi mente tiempo antes de haber conocido a Maia, sin embargo, eso no quiere decir que el dolor que sentía a causa de esa historia se hubiera esfumado. Le di una calada al cigarrillo que se encontraba entre mis dedos, luego de haberle prometido a Maia que nunca más fumaría. Ella era la única razón por la cuál podría dejar de hacerlo, el cigarrillo calmaba mi ansiedad, calmaba mis nervios, calmaba mi furia, cosas que podían ser calmadas solo con la presencia de Maia, demostrándome que el cigarrillo ya no sería necesario. Sin embargo, luego de salir del círculo mi mente se llenó de pensamientos que no podía contarle a Maia, provocando que vuelva a la compañía del cigarrillo. Barny me entregó el dinero de la pelea, cuando lo vi sobre la mesa creí que era suficiente, es decir, era mucho más que suficiente, pero cuando oí a Barny explicarme que por haber ganado en mi primer pelea me daría también el dinero que suponía quedarse él sentí un frío correr por mi cuerpo. No quiero que se malinterprete, estaba feliz con la cantidad de dinero que se encontraba dentro de mi mochila en este preciso momento, sin embargo no podía dejar de pensar en Maia, podían pasar los días, las semanas y los meses, y yo sé que continuaría recordando sus palabras, lo cabreada que estaba cuando soltó que yo ganaría más dinero por pelear clandestinamente que ella por hacer un trabajo honesto para el cuál estudió. Respiré hondo y prendí el segundo cigarrillo, negando con la cabeza, sabiendo que estaba mal. Quizás no fueron así de exactas sus palabras, las que salieron de su boca, porque estoy seguro de que esas fueron las que pasaron por su mente. Me sentía culpable, ¿Como le diría que en una sola noche, en una sola pelea, en mi primer pelea, me estaba llevando probablemente la misma cantidad de dinero que ella obtendría con su trabajo en 3 meses? Dejé salir el humo por mi boca y observé los coches ir y venir por la avenida llena de nieve, me acomodé la chaqueta y resoplé, deseando que de una vez por todas terminara el invierno. No me gustaba el frío, mucho menos cuando debía caminar por las congeladas calles de Nueva York, cuando sabía que la próxima semana Maia debía asistir a su empelo por la mañana, teniendo que esperar un taxi en el horario más frío del día. Solté el cigarrillo, dejándolo caer en el suelo, cuando entendí que es lo que debía hacer con ese dinero.
Apuré mi paso, intentando llegar a mi destino antes de que oscurezca. Busqué mi móvil entre mis bolsillos y no pude evitar sonreír cuando observé que vibró por la entrada de un mensaje de Maia preguntándome si quería esperarla a la salida de su empleo para ir a comer una pizza en uno de sus lugares preferidos. Aunque no estaba siendo el mejor momento de mi día, agradecía el hecho de que Maia esté conmigo y no con alguien más. Negué mi cabeza, recordando a Kyle, era capaz de cualquier cosa si perdía a Maia ante él. Peor aún, si perdía a Maia por culpa de que Kyle le contara la historia mía y de su hermana a Maia. Tragué fuertemente, sabiendo que aún estaba la posibilidad de que lo haga, sabiendo que si Kyle quería destruirme para ganarse a Maia, que estoy seguro de que lo quiere, podría acercarse a ella y contarle todo, pero desde su punto de vista, desde el punto de vista de Nina, que estoy seguro era mucho peor que el mío. Observé todos y cada uno de los coches que tenía frente a mi, Barny debería haberse quedado casi con la misma cantidad de dinero que yo y al dármela duplicó mis ganancias, dejándome con mis ojos abiertos como platos al darme cuenta de que podía comprar un coche con el dinero que había en mi mochila. Tragué fuertemente mientras escuchaba al hombre canoso de unos sesenta años explicarme cuáles y por qué eran los mejores modelos. Mis ojos se clavaron en un coche plateado, el hombre se dio cuenta y comenzó a caminar en su dirección, abriendo las puertas, tocándolo, sonriéndo mientras hablaba de algunos temas a los que verdaderamente no le estaba prestando atención, parecía un padre orgulloso del primer dibujo de su hijo. Rasqué mi nuca, inspeccionando el coche, pensando que probablemente es un auto que acompañaría mi personalidad. Pero justo en ese momento, en el preciso momento en que pensé eso negué con la cabeza, el hombre frunció su ceño, explicándome como él cree que también es un auto hecho para mi, "Es para mi novia."
El canoso abrió su boca y asintió rápidamente, entendiendo que es lo que sucedía. Comencé con la idea de comprarme un coche para mi, podría llevarla y buscarla a Maia de su empleo, o de donde ella quiera, luego cambié mi pensamiento, decidiendo que sería un auto para los dos, y finalmente, observando todos los coches y pensando en la sonrisa de Maia, me di cuenta de que debía ser un coche sólo para ella. Se lo merecía y quería regalárselo. Si comprara este coche, o alguno de los que están aquí aún me sobraría el suficiente dinero como para ayudarla con las compras de la tienda y poder mantenerme hasta la próxima pelea.
Era una idea estupenda y estaba seguro de que a Maia le encantaría.
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Daylight [H.S]
FanfictionSegundo libro de la saga Midnight. "Lo peor de todo es que si volvieras yo no sabría decirte 'ya es tarde'" Esta historia contiene descripciones gráficas de violencia, sexualidad, lenguaje fuerte y otros contenidos relacionados. Todos los derechos r...