Estoy bastante molesta todavía cuando, finalmente, podemos sentarnos a desayunar. A él, aun le dura la sonrisa. Nos sentamos en la cama junto a la enorme bandeja de comida. Aquella monumental variedad de alimentos logra ablandar mi corazón.
"Sin duda este es un desayuno de primera clase"
Comienzo a servirme café y a embadurnar una tostada con jalea. Anthony hace lo mismo y lo observo servirse con movimientos precisos y gráciles.
Si lo pienso bien, la vida de este atractivo chico frente a mí me es totalmente desconocida. No supe que era un exitoso millonario hasta unas cuantas semanas después de conocerlo. Si, su auto y los trajes impecables me daban algunas pistas de sus capacidades económicas, pero nunca había dimensionado el alcance real de esas capacidades.
Sabía que era arrogante, increíblemente caprichoso y seguro de sí mismo.
Pero ahí llegaba todo mi conocimiento.
¿Cómo había hecho su fortuna? ¿Había heredado la empresa o había comenzado con él? ¿Era el único dueño de todo eso? ¿Acaso tenía familia? ¡Por Dios! Quizás tenía hijos y esposa... Nunca me había planteado esa situación. Algo en mi interior no quería creer que el fuera tan cruel, pero la verdad es que no lo conocía en nada. Se había comportado como un egoísta en varias ocasiones, qué le impedía ser otro rico que vive constantemente de viaje y mantiene múltiples amantes.
Algo en mi rostro debe delatarme, porque Anthony me mira con curiosidad.
— ¿Qué piensas?
— Nada... —Le digo ordenando un poco mis pensamientos. — Estaba pensando que no se absolutamente nada importante sobre ti.
Esa sonrisa maliciosa, que es definitivamente mi favorita, aparece en su rostro.
— No me digas que he logrado captar la atención de la imperturbable señorita Godwin.
— ¡Oh vamos! Tómatelo en serio por una vez. Dime ¿Tienes familia?
La sonrisa desaparece, y una expresión incomoda me da a entender que este es un tema escabroso.
— Solo tres medios-hermanos.
— ¡Waw! Esa es una gran familia. Siempre quise tener hermanos, pero mis padres se negaron a ello.
— Bueno, no creo que quisieras a los míos... esas tres sanguijuelas no pueden dejar de ocasionar problemas. — Aunque sus palabras son duras, sus ojos revelan cierta ternura al hablar de ellos.
— Supongo que son más chicos que tú.
— Sí. Darwin es el segundo, ahora está de viaje en el extranjero. Eldrich y Varek son gemelos, y te aseguro que nunca podrás saber exactamente donde están.
— Vaya nombres. Todos van bien para unos chicos ricos como tu...
— Supongo que la variedad está relacionada al hecho de que somos hijos de distintas madres — Era evidente que el tema no era su favorito. Había cierto tono sarcástico en su voz al pronunciar aquellas palabras.
— ¿Y qué hay de tu padre?
Anthony suspira, y parece recuperar la compostura. Vuelve a poner esa mascar frívola y despreocupada que suele utilizar cuando quiere ser encantador.
— No estarás intentando sacarme información para chantajearme o algo así ¿verdad? Solo te diré que no pagaría rescate por mi padre.
Le sonrío sin mucho entusiasmo. Es obvio que ya no voy a conseguir que siga abriéndose conmigo en ese sentido.
— Bueno, al menos tenía que intentarlo
— Decididamente fue una buena jugada preguntármelo cuando estas en la cama vestida solo con mi camiseta.
Intento ignorar el comentario y decido volver a mi preocupación original.
— Al menos no tienes esposa ¿cierto?
Anthony arquea una ceja con un enorme signo de interrogación dibujado en la cara.
— No me digas que andas de caza fortunas Ema, estaría muy decepcionado de ti. — Su sonrisa es cada vez más maquiavélica, y creo que puedo ver cómo le crecen cuernos y le sale cola de demonio — Deberías darme mucho más que lo que ofreciste anoche para intentar convencerme de esto. Si es lo que deseas, por supuesto que no intentaré disuadirte. Pero te daré una enorme lista de cosas que podrías hacer para intentar convencerme y, aun así, no prometo nada...
— ¡Shhhhh! — Lo chisteo poniendo mi dedo sobre su boca para impedir que siga hablando. —Deja por un segundo de creerte tan importante. Algunos seres humanos, al contrario de lo que tú crees, tenemos conciencias. No me gustaría participar en el engaño de nadie...
Bajo la vista mis dedos que juegan con los flecos del acolchado. Aún no estoy segura de cuál puede ser su respuesta y, por alguna razón, me atemoriza que confiese ser otro egoísta multimillonario sacado del montón.
Su mano se extiende y levanta mi barbilla, obligándome a mirarlo a la cara. En sus ojos hay una emoción intensa, una emoción que no logro descifrar. Lentamente se acerca y me da un tierno beso.
Es un beso cargado de emoción que logra erizar hasta mi alma.
Algo sucede en ese instante, que me ata de una manera trascendente e irrevocable a Anthony Davis.
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Chocolate para Dos
Romance"Todos tienen un precio señorita Godwin, y yo encontraré el suyo". A Ema no le importaba todo el dinero que Anthony pudiera ofrecerle. Nunca lo aceptaría. Lo que le preocupaba era que el usara otras armas. Entonces, no podría evitar caer rendida a s...