Vuelvo a casa como flotando. Siento que una nube liviana invade mi cabeza y es imposible pensar con claridad. Emociones, pensamientos, mi practicidad de siempre se desconectan para dar lugar a una especie de euforia que me produce ganas de dar saltitos en el lugar. No decido si sentirme aterrorizada o feliz.
Anthony me había preparada el desayuno aquella mañana y me trato con un dulzura inquieta, algo en lo que evidentemente no tenía mucha práctica. Parecía sentirse incomodo, como si estuviera por romper algún objeto increíblemente frágil. Sin embargo, había conversado, me había mimado y luego se había despedido con un tierno beso.
— Te veré en la noche — había dicho antes de marcharse, dejándome con el alma flotando en los labios.
Al entrar a mi departamento, lo primero que hago es mirar el pequeño reloj del living, calculando casi inconscientemente la cantidad de minutos que faltaban para que caiga el sol. En cuanto noto lo que estoy haciendo me palmeo las mejillas con ansiedad.
"Vamos, despierta, que ya no eres una niña... Es mejor mantener los cuidados con Anthony".
Me miro en el espejo y veo a una mujer resplandeciente. A pesar de estar bastante despeinada, su piel y mirada emanan un brillo traslucido.
"¡Ay dios! Ya estás perdida"
Ignorando mis propios pensamientos, me dirijo al baño y me meto en la ducha. Es un poco más tarde de lo normal para abrir la tienda, pero es sábado y decido que puedo permitírmelo.
Desenredo mi cabello con delicadeza y disfruto del agua caliente corriendo por la espalda. Mi mente vuelve una y otra vez a Anthony y nuestra conversación durante el desayuno.
– Esto está realmente delicioso — Él me veía comer y relamerme mientras bebía café.
– Me alegre que te guste — dice con pereza.
– Deberías seguir haciéndolo, definitivamente.
– ¿El qué?
– Cocinando... Dijiste que ya no lo hacías muy a menudo
– Mmm... tengo mucha gente dispuesta a hacerlo por mí. Y, sinceramente, comer no suele ser de mis prioridades en la agenda.
– Bueno, en mi opinión estas negando al mundo su octava maravilla.
Anthony sonrió como un gato ante aquella ocurrencia.
— Si tanto te gusta, quizás podría encontrar algún momento para cocinarte...
En aquel momento, esa promesa había despertado mariposas en mi estómago, y vuelve a hacerlo ahora.
— Me encantaría que lo hicieras.
Él me sonrió encantador, y deseé con todas mis fuerzas que fuera verdad. Que sus palabras y acciones fueran ciertas. Y el mismo sentimiento vuelve a asaltarme.
"Por favor, que sea verdad"
Ruego con fuerza por enésima vez.
— Entonces, si comer no es una de tus prioridades, ¿qué cosas ocupan tu tiempo?
Era evidente que quería saber sobre él. Completar las piezas de ese complicado rompecabezas llamado "Anthony Davis". Él sonrió con suspicacia, pero me dio el gusto.
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Chocolate para Dos
Romance"Todos tienen un precio señorita Godwin, y yo encontraré el suyo". A Ema no le importaba todo el dinero que Anthony pudiera ofrecerle. Nunca lo aceptaría. Lo que le preocupaba era que el usara otras armas. Entonces, no podría evitar caer rendida a s...