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Valentin

-Dale Male, no da tanto miedo- Le reproché mirándola, desde que llegué estoy intentando convencerla para que salga de su casa. Le había gustado ir al cine y ahora no quiere entrar a la sala porque dice que va a quedar traumada con la pelicula que elegí.

-No Valen- Se cruzó de brazos manteniendo todavía una mirada fija conmigo. Me acerqué más a ella viendo como tragaba en seco e intentaba desviar su vista de mí.

La agarré de los cachetes con mi nerviosismo al 100%, sabía que si no le gustaba lo que hacía era capaz de clavarme una piña en la nariz y mandarme a cagar.

-No te va a atacar ningún espíritu, ¿Sí?- Intenté relajarla para poder entrar de una vez a la sala antes de que comience la pelicula que tanto quería ver.

-No taradito- Tiró sus ojos para arriba y me reí por lo agresiva que era para hablar. Se separó y me desacomodó el pelo con una sonrisa burlona de por medio.

-Que cagona- Hablé dejándola de ver y lamentando el haber elegido una película sin antes consultarle. Giró su vista con el ceño fruncido.

-¿Cagona?- Cuestionó impactada, y fue ahí cuando caí en que se lo había tomado como un desafío más. Asentí siguiendo el papel, agarró los pochoclos que habíamos apoyado en el piso y entró a la sala dejándome atrás.

Susurré un "vamos" para después aproximarme a entrar junto a ella. Estaba todo apagado y la película parecía todavía no empezar. Subimos las escaleras en medio de la oscuridad intentando no resbalarnos y tirar todo a la mierda.

Elegí un lugar en una punta donde había solo dos asientos, al lado estaban las escaleras y los restantes.

Empezamos una guerra entre medio de la escalera para ver quien llegaba primero y se quedaba del lado de la pared. La gente como siempre, miraba mal, pero no parecía importarnos en lo absoluto.

-Te gané pelotudo- Largué una carcajada cuando oí a la morocha sentarse victoriosa del lado de la pared, mientras se acomodaba el pelo y agitaba su mano para tirarse viento.

No me quedó otra más que ocupar el asiento de al lado, pusimos las bebidas en el apoya vasos y me aproximé a quedarme con los pochoclos antes de que Malena se acapararé también de eso.

Minutos después empezó la película, estábamos debajo de los parlantes, por lo cual todos los gritos y ruidos inesperados retumbaban el doble de lo normal.

Giré para verla, estaba concentrada en todo lo que pasaba por la pantalla, no parecía asustarse ni asquearse por nada de lo que veía.

Apoyé mi mano encima de la suya y la apreté por encima cuando se generó esa escena de suspenso, como cuando no sabes de donde mierda va a salir el fantasma.

Giré de reojo viendo como reía mientras me miraba. Me tironeó un poco hacia su lado haciendo que nuestras brazos choquen.

Recargué mi cabeza sobre su hombro intentando ocultarme en su cuello cuando pasaba algo feo.

Y así me pasé la mitad de la película, escondido en ella como un nene de 6 años. Una vez que terminó la función prendieron las luces.

La gente pasaba mirándome raro, y no fue hasta ese momento donde me di cuenta que tenía casi todo mi cuerpo encima de la morocha quien reía a carcajadas viendo la expresión en el rostro de los demás.

Me senté normal haciéndome el fuerte, agarré el vaso con Coca y cuando giré hacia ella me di cuenta que nunca había despegado su vista de mí.

-¿Que?- pregunté sabiendo la burla que se venía por su parte.

-Ni di tinti midi Male- "No da tanto miedo Male" Citó mis palabras antes de entrar a la sala intentando imitar mi voz, mordí mis labios sabiendo que tenía razón, pero igual no me iba a dar por vencido tan fácil.

-Si estarías del lado del pasillo sería al revés, solapa de piso- Abrió su boca tras el comentario que tiré. Me pegó un palmazo en la nuca y se rió un poco al igual que yo.

El cine estaba vacío, miramos los almohadones que te dan por si necesitas más altura para ver la película. Volvimos a conectar miradas con una sonrisa de por medio, los dos estábamos pensando lo mismo.

Bajamos rápido y volvimos cuando teníamos uno cada uno en la mano. Nos pusimos en la escaleras y nos sentamos sobre ellos, para después tirarnos y ver quien llegaba primero al piso, acá sino hay competencia de por medio, no hay nada.

Estuvimos casi 20 como unos boludos tirándonos, sentí como revivía momentos de mi infancia con mis primos cuando nos traían muestra tías y después íbamos al Mac.

Nos quedamos acostados en el piso, cansados de tanto subir las escaleras y caer tan mal siempre. Sacó del bolsillo de mi campera mi celular, ella había dejado el suyo en su casa porque no tenía batería.

Abrió la cámara y alzó su brazo para tomarnos una foto, sonreí tierno cuando vi a la morocha viendo la primera foto que teníamos juntos.

Me pasó el celular para que lo guardara y en silencio se levantó.

Extendió su mano para ayudar a pararme, y una vez que ambos estábamos de pie nos dirigimos a la salida en medio de risas y burlas.

Caminamos debajo de la luna charlando de temas medios flasheros y random, con ella igualmente, todo tenía sentido.

Abstraído; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora