34

3.5K 241 49
                                    

Malena

Nos despedimos del hotel un tanto tristes por haber finalizado nuestro viaje de egresados de quinto año. Sentí como alguien rozaba mi mano por arriba de mi buzo, y como luego de unos segundos las juntaba haciendo que me apegue más a él.

Tiré mi vista para arriba un poco obvia, sabía quien era, pero nunca estaba de más volver a ver esos ojazos tan únicos que cargaba el castaño, eran tan profundos que con una simple mirada podría transmitirte mil emociones.

Caminamos de la mano hasta los asientos del aeropuerto, habíamos despachado las valijas y ya estábamos listos para abordar el avión, solo faltaba esperar que sea la hora.

Nos tiramos al piso pegados a una estufa, abrió un poco sus piernas dejándome un lugar entre medio de ellas. Me acosté allí y oculté mi cabeza en su abdomen mientras llevaba una de mis manos al mismo sitio utilizándola en forma de almohada.

Me abrazó por la cintura, y relajó sus manos sobre mis piernas, logrando que un grupo de hormonas alborotadas recorrieran todo mi cuerpo, creando esas cosquillitas en la panza tan solo con una simple acción.

Y si había algo que me encantaba de Valentin, además de todo, era la facilidad que tenía de volverme loca con cada pelotudez que hacía. Me atemorizaba el hecho de que me pasase lo mismo que con el primer pibe que me enamoré, creo que fue alguien que me destruyó la psiquis, haciéndome creer que no era suficiente, excusándose con un "yo soy así, no puedo cambiar" . Por dios, que frase tan egoísta, y creo que es por lo que hoy en día, no permitiría que nunca alguien me hiciera sentir tan mal como Santino.

Juré que no me enamoraría hasta terminar mi adolescencia, pero era algo obvio que no se iba a cumplir, ya que el amor no se decide, lamentablemente no elegimos de quien enamorarnos, pero de algo que si estaba segura, era de que me satisfacía al 100% sentir lo que siento por Valentin. A estas alturas ya no sé ni como llamar a lo que me transmitía, decir que estoy enamorada quizás es algo muy fuerte aún. Prefiero no ponerle título, y solo disfrutar de los momentos lindos.

Lo abracé para apegarlo mas a mí, recordando como ayer habíamos pasado toda la noche pegados, bailando y besándonos bajo cualquier tipo de efecto secundario. Eramos nosotros, y solo nosotros, la pista aveces parecía estar vacía, y la música se escuchaba más a lo lejos, Valentin y yo bailando cuarteto mientras nos mirábamos a los ojos, y sonreíamos como nunca lo habíamos hecho.

-Epa ¿'tamos cariñosos?- Cuestionó haciendo referencia a mis acciones, no solía abrazar a nadie, me parecía medio cursi, prefiero pegarte una piña y decirte "cuidate amigo". Puede que sea por eso que me cueste tanto demostrar afecto tradicionalmente, pero dentro de todo sabe que lo quiero.

Hice un ruido con mi boca para que se callase y no arruinara el momento. Sentí como su pecho subía y bajaba rápido por la carcajada que había largado.

Movió su mano encima de mi pierna llamándome la atención, levanté mi cabeza y apoyé mi mentón en su pecho para mirarlo desde abajo.

La luz entraba por los grandes ventanales del aeropuerto, caía un atardecer rosa hermoso, y su carita se iluminaba un poco por el sol fuerte.

Mordió sus labios y sonrió sin decir nada. Sus labios se veían tan tentadores, como siempre.

-Sos hermosa Malena- Mi corazón se aceleró ante sus palabras, y me asusté un poco al saber que mi pecho chocaba contra el suyo, sintiendo como el de él iba a la misma velocidad que el mío.

Una sonrisa amplia se formó en mi rostro, Valentin me hacía sentir algo que con ninguna persona había experimentado, realmente con él no me asqueaba que me halagase, o demostrase amor hacia mi persona.

Llevé mis dos manos a sus cachetes y lo acerqué a mí hasta que pude unir por fin nuestros labios nuevamente. Se acomodó un poco en su lugar y yo solo le seguía el ritmo lento y suave en que los movía. Estuvimos así un largo rato, confirmando mi teoría de que nadie me había besado tan bien como lo hacía el castaño.

Se despegó un poco, haciendo que nuestras narices choquen y nuestros labios se rocen entre sí. Manteníamos una vista intensa, llena de tensión sexual cortada por estar en un aeropuerto en Bariloche.

-¿Queres ser mi novia?- Mis ojos se abrieron grandes ante la propuesta inesperada de Valentin, me separé por completo y rasqué mi nuca mirando para otro lado algo nerviosa, era obvio que no quería estar en una relación.

Lo miré nuevamente y vi como se le escapaba una sonrisa divertida, tiré mi cabeza para arriba entendiendo todo. Largó una carcajada mientras me agarraba de las muñecas impidiendo que me fuese, y me tiró encima suyo otra vez. Mordí mis labios y negué rotundamente ante su broma de mierda, tranquilamente podría haber arruinado todo lo que teníamos, haberme alejado completamente de su persona y todo lo que tenga que ver con él y el amor.

-Me haces otro chiste así y te corto la verga Oliva- Abrió su boca sorprendido dejándome ver una mini sonrisa en ella. Tocó la punta de mi nariz con su dedo índice y susurró:

-Si me cortas la pija con quien vas a tener hijos, bebita.

Abstraído; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora