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Valentin

Salimos de la habitación junto con mis amigos, hoy tocaba noche flúor. Teníamos unas bermudas rosas, unos tirantes verdes, y estábamos en cuero. Planeábamos escribirnos algo con esas pinturas medias raras para que brille en la oscuridad.

Fuimos a la habitación que nos había indicado la morocha. Nos abrió una rubia a medio vestir, lo que hizo que todos mis amigos, incluido yo, fijáramos completamente nuestra vista en ella.

Por mi parte no duró tanto, cuando vi a lo lejos a Malena con la pollera que tanto le había costado elegir, tenía unos brillos en la cara y un top escotado verde.

Quedé boquiabierto observando como acomodoba sus tetas mirándose en el espejo, en cualquier momento llenaba de baba el piso entero del hotel.

La rubia, que era claramente de otro colegio, se corrió a un lado con una sonrisa provocativa dejándonos pasar, fijando su vista fuertemente en Damian.

La morocha corrió abalanzándose sobre mí, la abracé un poco anonado por sus acciones, pero en cuanto se despegó de mí y vi esa sonrisa medio quebrada, entendí que estaba medio en pedo.

-Hola Valen- Habló mientras ponía una de sus manos en mi pelo y la bajaba por toda mi cara jodiéndome. Sonreí y la observé nuevamente, de cerca estaba todavía más linda.

-¿Tenes esas pinturitas raras que brillan en la oscuridad?- Largó una carcajada tras mi descripción nefasta de lo que necesitaba, y asintió buscando entre sus cosas. Me agarró la mano y me sentó en una cama, abrió el tarrito donde venía el producto y un puso un poco en sus dedos.

-¿Que queres ponerte?- preguntó mientras se sacaba un pelo de la cara y volvía a mirarme con una sonrisa de labios cerrados. Le indiqué la boludes que me quería hacer en el pecho, posó una de sus manos en él asiendo que me estremezca un poco. Bajó sus dedos concentrada, sin notar lo alborotadas que estaban mis hormonas en esos momentos.

Cerré los ojos y le pedí por favor a mi amiguito que no la cague mientras que la morocha pasaba sus dedos por todo mi abdomen trazando lo que le había pedido.

Extendió su mano y la tomé haciendo que me paré rápidamente. Cerró lo que había usado y me miró de arriba abajo sin descaro alguno, se cruzó de brazos y subió su vista hacia mí con una sonrisa espléndida de por medio, haciendo que conectemos miradas después de mucho tiempo. Tragué en seco cuando se acercó aún más a mí y dejó un beso en mi cuello, logrando que me entorpezca por sus acciones.

Mordí mi labio inferior cuando se separó de mí y se dirigió al baño, llevé mi vista al costado y vi a Mauro con una sonrisa pícara de oreja a oreja. Había llegado re casado a Bariloche, y no iba a cagar a la novia ni a palos, era el real ejemplo de perro fiel, podía ser un re pelotudo, pero nunca se cagaría en Nadia, la novia.

Le di una mala mirada y seguí mi vista hacia atrás, observé a los restantes hablando con dos minas, ambas eran rubias, tenían el pelo largo y planchado, llevaban todas algo similar a lo que Malena traía puesto.

Volteé nuevamente logrando visualizar a Mauro y a la morocha intercambiándose el vodka de mano en mano, ¿Como mierda habían entrado una botella tan grande al hotel?

Me abalancé sobre ellos y tomé del pico, sintiendo el ardor en mi garganta tras ingerir la bebida en el estado tan puro en el que se encontraba.

Malena tragó en seco y pasó su lengua por sus labios para humedecerlos y luego morder uno de ellos, mientras me observaba tomar de aquella botella.

Se la extendí a Mauro, que parecía importarle poco y nada el no tener ninguna mina cerca, eso era algo que super resaltaba de él, en todo momento se iba a divertir con cualquier cosa y cualquier persona. Creo que le das una rama y un balde con agua, y puede estar horas y horas sin aburrirse solo en su descampado.

Mi mejor amigo chocó contra mi espalda, logrando que volteé y baile junto a él, y todos los restantes en la habitación. Menos Damian que se estaba chapando descaradamente a la rubia en una cama, este pibe no pierde el tiempo en lo absoluto.

Después de unos cuantos minutos de pura cumbia y reggaetón, se escucharon los gritos de los coordinadores indicando que era hora de ir al boliche.

Salí de la habitación con Malena a cococho, no pesaba nada, creo que agarraba una pluma y me costaba más cargarla.

Oía a la morocha reírse re en pedo encimo mío, mientras chocaba contra las paredes y revolvía el pelo de los pibes por los que pasábamos.

Bajamos las escaleras y salimos a la calles frías de Bariloche, la nieve había dejado de caer, pero eso no quitaba el hecho de que todo el piso estaba resbaloso y congelado, provocando que varios de los presentes se cayeran en reiteradas ocasiones.

La morocha se bajó de encima mío, y se pegó a mí para intentar cubrirse del viento que soplaba a más no poder, estaba fresca la noche.

-¿Hoy cerramo' boliche Oliva?- Cuestionó en un tono divertido resbalando un poco sus palabras y sonriendo al máximo en todo momento.

Verla tan feliz lograba que mi corazón se muera de ternura por ella. Cada día hacía que re confirmara aún más mi hipótesis, era la mina más hermosa que había conocido en mi vida.

-Si petisa.

Abstraído; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora