Malena
Eran las 4:30 am, la lluvia caía y caía chocando contra el vidrio de mi ventana, y pasando el agua por las paredes rotas de mi habitación.
Vi una gotera en la esquina y suspiré cansada buscando por décima vez un tapper, balde, o alguna tacita para que deje de hacer ruido y no se arruine el piso de madera.
Tiré los lápices del pote de mermelada que usaba a modo de organizador en mi escritorio. Lo apoyé debajo del hilo de gotas que irrumpían mi tranquilidad, y me paré satisfecha una vez que verifiqué que estaba todo en orden.
El ringtong de mi celular empezó a sonar haciendo que me sobresalte en mi lugar por como había acabado con el silencio tan espontáneamente.
Observé la pantalla a oscuras.
"Número desconocido"
Arrugué el ceño y dudé en si atender o no la llamada de un extraño a la madrugada. Finalmente se cortó debido al tiempo en que tarde en decidirme, y en cuanto me di vuelta para seguir en lo mío, comenzó a sonar nuevamente.
Acepté y me quedé en silencio esperando escuchar algo detrás del aparato. Podía percibir la respiración agitada del otro lado, y como resoplaba de vez en cuando con el sonido de los autos resbalando sobre las calles de fondo.
- ¿Male?
- ¿Oliva? - Me senté en la cama y me tapé con las sábanas esperando ansiosa una respuesta.
- Por fin. Te estuve escribiendo, no me respondías. - Reprochó con una voz temblorosa, parecía que titilaba, y no sabía muy bien el por qué.
- No tenía porque hacerlo, ¿No te parece?
- ¿Me abrís y charlamos tranquilos? Por favor lo necesito. - Pidió con su típica voz de nene caprichoso.
- ¿Abrir que Valentin?
- La puerta de tu casa. - Abrí grande los ojos y me apuré hasta llegar a la ventana y ver una silueta vestida negro con capucha, tiró su cabeza para arriba y sonrió ampliamente.
- No quiero que entres a mi casa, es la madrugada flaco. Busca horarios más normales si queres charlar algo. - Formó un puchero con los labios y no acotó nada, sus ojos me pedían a gritos que le abriera para que no se moje más.
Tragué en seco y mantuve mi postura firme, no podía ser que cayera tan rápido.
- Te estuve llamando por una semana, no sé cómo hacer para que me pases cabida. Por eso vine. - Hice un ruido con mi boca sarcástico sin llegar a formar una risa, acordándome de las escenas que se había montado él con tal de ignorarme y pasarme de largo como si no me conociera.
- Me hace acordar a alguien. A ver dejame pensar. - Llevé una mano a mi mentón sabiendo que me observaba desde abajo, y mantuve el silencio haciéndome la que pensaba. - Ah sí, a vos hace unos meses cuando te borraste de mi vida de un día para el otro. - Sonreí de labios cerrados y cambié drásticamente mi semblante a uno completamente serio.
- Abrime Malena, por favor. - Revoleé los ojos y mordí mi lengua despacio.
Corté la llamada y salí de mi habitación intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a mis viejos, y que no se den cuenta que estoy colando a un flaco a las 4:30 am.
Agarré las llaves y abrí la puerta.
Las gotas descendían de su cabello hasta su rostro, bajando por su cuello y mojando su remera casi por completo.
Y hubiese deseado desaparecer, antes que decirle que lo había olvidado, porque sabía que no era cierto.
Olvidar a Valentin era un hecho difícil de afrontar, porque una vez que podías borrar de la mente esa mirada cálida y profunda, te acordabas de su voz, de su simpleza, de todo lo que alguna vez te dijo. Y era lo único que necesitaba para saber que estaba hasta las manos.
Me corrí a un lado y cerré los ojos unos segundos queriendo inundar mis pensamientos con todo lo que me había hecho sufrir, pero sólo se reproducían imágenes de él sonriendo, sacándome de mis mambos aún sin saber lo complicada que estaba.
Y odiaba tanto lo perfecto que era para mí.
Cerré la puerta y subimos las escaleras sin emitir ni un sonido, sólo escuchaba lo rápido que latía mi corazón atentando con salirse de mi pecho y unirse nuevamente con el suyo.
- Hablá. - Me senté en la punta de mi cama, y pasé una pierna por encima de la otra.
- Perdón Male. - Esperé unos segundos pensando que diría algo más, o realmente pensaba que con un simple "perdón" lograría cambiar algo de todo lo que había ocurrido.
- ¿Perdón? ¿Nada más? - Tomé aire. - Que básico que sos, realmente pensé que tenías algo bueno para decirme. - Masajeé mi sien desviando mi vista de la suya, sonriendo incrédula por caer otra vez ante sus mentiras.
- ¿Queres saber por qué me alejé? - Asentí sintiendo como se formaba un nudo en mi garganta. Respiró profundo, como tomando fuerzas, y comenzó a hablar sin frenar. - Porque sabía que me iba a enamorar, sabía que me encantabas y que ya no había forma de borrar todo lo que habíamos pasado juntos. Pensé que alejarte sería lo mejor, para no hacerte mierda y cagar todo con mis mambos. - Frenó y me miró resignado. - Y fue peor, porque ahora no solo no te puedo sacar de mi mente un puto segundo del día, sino que también me odias, y tenes razón. Y no sé que mierda hacer para que me des otra chance. - Se acercó a mí y se puso de cuclillas quedando entre medio de mis dos piernas. - Porque te amo Malena, porque ninguna mina con las que estuve te puede llegar aunque sea a los tobillos, con esa personalidad tan atrapante que tenes, con ese físico que cada día me carcome más la cabeza imaginándote encima mío. - Pegó su frente con la mía y dió un suspiro pesado. - No quiero pasar otro día sin vos.
Las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas sin control alguno, mezclándose con las suyas.
No podía hacer nada, no sabía que hacer.
Estaba inmóvil, deseando que todo lo que había dicho no sea otro de sus grandes boludeos, rezando a cualquier dios que me escuchara de no arrepentirme de haberlo perdonado.
Posé mis manos en su pecho y recorrí sus hombros hasta llegar a su cuello, reposando una de mis manos en su nuca helada. Mientras que con la otra contorneé el borde su mandibula tajeante, y acaricié su mejilla limpiando algunas lágrimas que resbalaban en ellas.
Sus manos subieron por mi espalda, y no tardó mucho en pasarlas por debajo del buzo liviano que traía puesto, haciendo tacto con mi piel desnuda.
- ¿Me dejas hacer las cosas bien esta vez? - Soltó en un hilo de voz que hizo que mi corazón se quebrara en mil pedazos.
- Sí Valen. - Sonreí de labios cerrados y noté como por fin ensanchaba una sonrisa de oreja a oreja, cortando con la poca distancia que quedaba entre medio de nosotros, uniendo nuestros labios en un apasionado y deseoso beso.
Y ahí entendí que el corazón siempre fue más fuerte que la mente, sólo debíamos dejar de pensar tanto y delirar un ratito.
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BueeenaaasHa llegado el fin de mi primera novela, ojala les haya gustado la verdad no tenia pensado q terminaría tan cliché pero estoy segura de q si los distanciaba posiblemente lloraría un mes entero xq #faltadeamor
Gracias a todos los q me leyeron, votaron y comentaron la novela, fuera de joda jamas pense q podria tener tanto apoyo🥺🥺🥺
Los tkm, nunca dejen de stanear a Valentin Oliva o les pateo la cara😗✌️
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Abstraído; Wos
Fanfiction"¿𝘠 𝘴𝘪 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘳 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘺 𝘥𝘦𝘭𝘪𝘳𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘶𝘯 𝘳𝘢𝘵𝘪𝘵𝘰?" Abstraído: Persona concentrada únicamente en sus pensamientos.