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Valentin

-¿Cuánto falta para que salgan estas minas?- Cuestionó Mauro un poco ansioso tras haberlas esperado más de 20 minutos como unos pelotudos.

Se escuchó como se abría la puerta de su habitación, y como salían las tres chicas dentro de ella, nos paramos del piso para irnos de una vez por todas.

Clavé mi mirada en la morocha casi babeando de lo buena que estaba. Era noche estudiantil, tenía puesta una pollera a cuadros suelta y corta, que hacía que su culo destaque el triple de lo que acostumbraba a hacerlo. La camisa a medio abrir, que dejaba ver el corpiño armado de encaje que traía rojo, en conjunto con la pollera y la corbata negra aflojada.

-Bueno, me quiero ir che- Habló nuevamente Mauro, tras ver como nos quedábamos los 6 en silencio viéndonos mutuamente. Solté una carcajada al acordarme que estaba de novio, y me volteé para caminar a su lado, sin antes saludar a las tres chicas frente a mí. Sentí como mi corazón se aceleraba al acercarme a Malena, y oler ese perfume tan fino que traía.

Llegamos a la recepción, donde di una mirada panorámica a todas las minas presentes. Me quedé pensando un poco confundido al darme cuenta que ninguna le llegaba ni a los talones a la morocha.

Sentí como tocaban mi hombro, e instantáneamente aparecía la recién nombrada frente a mí. No me había dado cuenta que también, llevaba un labial negro, y un delineado con brillos. Sin olvidar el pelo suelto y lacio como siempre.

-Que lindo que estás Valen- Me alagó sin mover esa mini sonrisita que traía cuando estaba medio en pedo. A veces me quedaba helado al no saber como actuar tan cerca de ella, me sentía muy por debajo de su nivel, era algo inalcanzable Malena, y lo sabía muy bien.

-Vos siempre estás linda- Respondí sintiendo como el calor subía por mis mejillas, y cerré un poco los ojos maldeciendo esa parte sensible y tímida de mí, que además aparecía cuando le pintaba.

Pasó sus manos por mi cintura y se pegó a mi pecho abrazándome, se lo correspondí, y de paso dejé un beso en su cabeza medio tierno, escuchando como lanzaba una risita.

Nos subimos al micro, quedaba como a 15 cuadras el boliche, y sino nos íbamos morir todos de una hipotermia severa.

Busqué un asiento, dándome cuenta que Daniel y Damian se sentaban con las rubias que estaban hablando desde hace unos días, y Mauro al lado de Tomas, un pibe que había conocido la primera noche. No me quedó otra más que dirigir mi mirada a la morocha.

Cuando caminaba parecía que desfilaba, era más linda que cualquier modelo de Victoria Secret.

Se sentó a mi lado, sin emitir ni un sonido, la miré de costado, tenía unas ganas de chaparmela increíbles.

-¡CONOCI EL AMOR!- Pegó un grito de la nada cantando con el ritmo de la canción, haciendo que me sobresaltara del asiento.

-Y ME FUE COMO EL ORTO- Siguieron el tema desde más adelante entre medio de risas y palabras medias resbaladizas por culpa del alcohol.

-EL QUE NO HACE PALMA' ES MA' CORNUDO QUE YO, PALMAS, PALMAS, PALMAS CARAJO- Volvió a gritar Malena completamente desquiciada, escuchando como todo el micro aplaudía y seguían la letra de la canción.

Me miró mientras cantaba y se movía de un lado a otro, alzó su vista por encima del asiento, y vi como Damian hacía lo mismo con una mirada cómplice. Los miré confundido, ¿Desde cuando se llevaban bien estos dos?

Llegó el coro del estribillo, se paró medio micro, haciendo que los coordinadores intenten calmarlos, algo imposible en Bariloche.

Me había quedado sentado, para presenciar lo hermosa que se veía Malena bailando semejante hinmo de la joda. Se acercó a mí, y extendió su mano, y en cuanto la tomé, tironeó más fuerte de lo que pensaba, haciendo que me pare de inmediato y baile junto a ella y mis amigos.

-ME QUEDO ASÍ, SOLTERO HASTA LA TUMBA- Cantamos alargando la "A" mientras hacíamos palmas y saltábamos todos juntos.

-TODA LA NOCHE META JODA, META CUMBIA- Gritó el micro entero una vez que habíamos bajado y estábamos en tierra otra vez, se armó un mini povo con otros colegios que se coparon y siguieron la joda.

Nos estabilizamos e hicimos la cola para entrar entre medio de mas temas fisuras de la empresa, o hits de la promo.

Una vez dentro del boliche fui al centro de la pista con mis amigos para seguir bailando y agitándola como se debía.

Pasó el rato, y estaba cada vez más en pedo, Daniel había comprado un vodka puro, no sé ni como lo había pasado sin jugo, sin nada.

Me había tomado más de la mitad de la botella yo sólo, estaba en el medio de todo el quilombo bailando con cualquiera que se me acercase. A decir verdad, no le tenía mucha fé al boliche, pero pasaban la mejor música, te la combinaban con unos re temones que eran dignos de escuchar hasta la muerte.

Giré mi vista y vi nuevamente a la morocha pegada a un pibe de otro curso, sentí como mis pies se movían un poco ansiosos, y como apretaba mis puños en un reflejo de enojo. No lo iba a cagar a piñas, pero tenía ganas dentro de todo.

Me acerqué a pasos apurados, dudando un poco de lo que iba a hacer, no estaba bien, pero en el estado en el que estaba no me permitía tener pensamientos muy exactos y precisos.

Interferí entre medio de los dos, y pasé unos de mis brazos alrededor de los hombros de la morocha, viendo como se giraba molesta y se soltaba de mi agarre.

Hubo un momento tenso con el rubio con el que estaba, hizo una risa irónica y me desafío con la mirada. Tensé mi mandíbula viendo como la morocha se paraba entre medio de los dos, y me regalaba una mala mirada que ignoré completamente.

-Volá flaco- Hablé poniendo mis manos en los bolsillos, negó y acomodó ese pelo rubio pajoso que se veía desde acá. Hasta en el pelo le ganaba al salchica este.

-Anda Valen- escuché a Malena, giré mi vista hacia ella, no podía dejar que me evitara todas las noches, estaba tan linda que cada vez que la miraba me volvía a flechar una y otra vez.

Tiró sus ojos hacia el costado y se fue molesta al baño de mujeres, le regalé una última mala mirada al fantoche ese, y la seguí viendo como cerraba la puertas a sus espaldas.

-Abrime Male- pedí en un tono de súplica pegando mi cabeza a una pared, me pesaba el cuerpo de tan en pedo que estaba.

-Andate de una vez Valentin- Bufó detrás de ella. Pasé una mano por mi cara al ver que una vez más la había cagado por hacer los cosas en pedo sin pensarlas.

Oí como se abría la puerta, y antes de que pudiera irse, la metí al cubículo conmigo, y cerré con traba para que me escuchase de una vez por todas.

Suspiró y se cruzó de brazos mientras se apoyaba en el lavamanos. Nuevamente me había distraído con el escote tan pronunciado que traía, y las piernas al aire libre con esa pollera que dejaba desear demasiado.

-¿Me podes explicar por que siempre queres cagarme todos los garches?- Cuestionó haciendo que un gusto amargo se situara en mi boca.

Intentaba hilar aunque sea dos neuronas para responderle algo coherente a la morocha, y no quedar más pelotudo de lo que era.

-Porque no me das bola- Solté casi sin pensarlo, quedé completamente como un virgo. Escuché su risa y como mordía sus labios mientras negaba con la cabeza.

-¿Yo soy la que no te da bola? ¿Que pasa con las cincuenta minas que te comes por noche? ¿Yo no puedo hacer lo mismo? ¿Quién sos salame? ¿Mi viejo? Pelotudo- Largó una serie de preguntas enojada, seguido por una palabra que me quedaba a la perfección: "pelotudo" .

Pasó por mi lado, y antes que pudiera irse y dejarme con la palabra en la boca, le planté un beso, haciendo que nuestros labios se muevan ansiosos encima del otro.

Llevé una de mis manos a su culo, y lo apreté un poco cuando mordió mi labio. Posó una de sus manos en mi nuca, haciendo que el beso se profundice aún más, sintiendo como cortábamos con cualquier tipo de espacio entre medio de nosotros, nuestros cuerpos se rozaban, haciendo que cada vez tenga más calor.

Y bueno, el alcohol y la calentura en Bariloche, nos desembocó a ciertos actos...

Abstraído; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora