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Dylan era historia relativamente "pasada".

Por suerte del destino recuperé mi antiguo trabajo, así que, por suerte, era una preocupación menos que tenia, el dinero que entraba era suficiente para mantenerme. La casa era mía, toda mía, bueno y de la chica fantasma, pero mía.

Recibí la soledad con los brazos abiertos, era confortable y era tranquila, me plantaba a pensar los pros y con tras que la vida me había regalado hasta el momento.

Y qué difícil se había convertido mi vida desde que acepté mudarme a esta ,no, no, eso esta mal, desde que elegí, por un buen precio debo agregar, comprar esta casa.

He pagado un alto precio por mi apuro de vivir feliz y en matrimonio.

Solté una risa nerviosa en la silla, ahora para nada fría, en la que me encontraba, todos me miraban fijamente.

-Buen momento para comportarte como la loca que eres...- uno de los guardias hizo una broma y lo fulmine con la mirada.

-Ed que al fin te escuchamos la voz...- agregó otro.

-Quizás sea porqué no quiero estar en la otra vida siendo golpeada por ese hombre.-susurré. Pero no lo hice lo suficientemente bajo. Todos me miraban, esta vez su mirada transmitía algo diferente ¿ confusión? ¿Alegría? ¿Sarcasmo? ¿Alivio? ¿Lástima? No quería que sintieran lástima por mí, sólo no quería estar en otra vida en los brazos de ese hombre.

-¿Por eso hiciste lo que hiciste, hija mía? - preguntó el cura, ¿o era padre? Estoy tan nerviosa.

-Salvé mi vida, pero...- no finalicé. Recuerdo como perdí a mi bebé, aunque gracias a esa perdida él se alejó de mi vida, por un tiempo.

-Pero...- apresuró uno de los guardias bromistas. Lo miré fijamente. Oh, mi pequeño bebé, quizás lo tendría en brazos ahora.

-Perdí a un bebé por sus...-suspiré.- golpes.

-No hablaste en los juzgados.- sentenció el segundo guardia.

-¿Quién podría escuchar mis lamentos?- reí con ironía. Nadie podría creerme. Para todos soy una persona con problemas, no una sobreviviente.

Sobreviví a él, al mal.

-El doctor... Él me atendió  cada herida. Cada golpe y cada cortada.- bajé la mirada, estaba apenada por mi propia suerte.-Preguntale a él... Sabe tanto.

-Eso fue un amorío. El puede decir lo que sea.- el guardia, bromista número uno, sentenció.

-Mejor busca los vídeos de seguridad del hospital. Eso no miente,¿o sí?- lo miré desafiante. Sentí con el aire se ponía pesado. Todo dejó de moverse, y yo sólo suspire.

Suspire de añoranza, recordando a mi querido Fox. Mi salvador.

Que hasta el último golpe estuvo ahí, para curarme personalmente, con sus manos.

Nunca temí quedar en sus manos.

El curaba pacientemente cada herida y cada golpe. Nunca me gritó, nunca me pegó, nunca me asustó.

Ni si quiera en mi casa del terror. El era la luz al final del túnel. Que, aunque creí tocarla, nunca estuve no suficientemente cerca de estar ahí.

Quizás, de haber vendido esa casa.

O quizás el simplemente me habría encontrado, no lo sé. Sólo la vida lo sabe.

Postrada en la silla cierro los ojos, recordando, mis buenas vacaciones del terror.

Gracias Fox, gracias por regalarme tanto bien. Repito ese mantra, mientras las lágrimas corren por mis mejillas.

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De nuevo, muchas gracias por leerme!!!

Chicos chicas, muy feliz año!!! Les deseo lo mejor del mundo y que este año, sea SU año, espero cumplan todas sus metas, gracias por el apoyo, este año promete.

Gracias por leerme, no se olviden de votar y comentar, por favor, no cuesta nada, siempre los estoy leyendo, y nunca esta demás hacer preguntas o aportar ideas a esta u otras historias.

Besos con chocolate!!!!!

Fantasmas del pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora