Lo más valiente que podía hacer BeomGyu a sus cinco años era asomar su cabeza tras el vestido de su madre.
Y eso definitivamente era valentía para aquel pequeño, porque por lo menos él no se quedaba escondido como el niño que estaba tras su nana.
— Él nos abandonó. —Su mirada subió curiosa cuando su nana dijo eso, ella tenía un rostro pálido y demacrado, muy diferente a la mujer sonriente que lo arropaba en las noches—. Ahora nadie puede quedarse con mi hijo. Señora YoungMi, quería pedirle que por favor me dejara trabajar, pero con él junto a mí.
BeomGyu ahora trató de mirar el rostro de su madre, asomándose más y casi cayéndose en el intento por sus torpes pies.
— HanSung, no tienes por qué preocuparte —dijo tranquila y casi dulce—. Si tu niño no trae problemas, mi esposo y yo estaremos encantados de tenerlo en casa.
— ¿En serio, señora? —los ojos de su nana brillaron esperanzados, y una linda sonrisa apareció en su rostro cuando YoungMi asintió—. Gracias —HanSung tomó la mano de la dueña de la casa, en señal de eterno agradecimiento—. Muchas gracias, se lo agradezco demasiado, Taehyunnie también.
— Taehyunnie parece ser tímido —dijo YoungMi con una sonrisa divertida, el niño tras Hansung seguía escondido—. ¿Taehyunnie? —llamó—. Pequeño, no tengas miedo.
— Cariño, dile gracias a la señora YoungMi.
Casi por obligación, el pequeño soltó la falda de su madre, dejándose ver al caminar al lado de la criada.
Era un niño muy delgado, demasiado. A BeomGyu se le hacía sorprendente ya que él era llenito en el rostro, en las manos, en todo, como cualquier otro niño que era alimentado de más.
Taehyun tenía muchos puntos llamativos. Sus labios eran bonitos, sus ojos también, hasta su cabello levemente ondulado se veía tierno.
El pequeño cuerpo de BeomGyu sintió envidia por primera vez.
— Gracias —susurró con miedo, pero aún así no regresó a su escondite, mirando directamente a los ojos de YoungMi.
Esta última se alejó de BeomGyu de pronto, yendo hacia el otro pequeño con una gran sonrisa y arrodillándose ante él para poder estar a su altura.
— ¡Pero si eres un lindo! —exclamó asombrada, sin esperar más para tomar las manitas del niño miedoso—. ¿Cuántos años tienes, bebé?
— Tiene cuatro años —respondió HanSung por él.
— Completamente un bebé, eres muy lindo, Taehyunnie.
El mencionado dejó escapar una pequeña sonrisa por el halago. Todos le decían que era muy bonito, y que lo era aún más cuando sonreía. Algo demasiado cierto, porque YoungMi no esperó más para abrazarlo.
Había recibido la aprobación de la mujer, y lo comprobó cuando alzó la mirada a su madre, quien le sonrió orgullosa.
"Eres un niño muy bonito, y eso es bueno"
El primer día estando en la mansión de los señores Choi fue de terror.
Habían muchas personas desconocidas que vivían en la casa, unas usaban trajes parecidos al de su madre, y otras atuendos demasiado elegantes que solo veía en la televisión, pero que no podía admirar porque desaparecían por la puerta muy rápidamente.
Su mamá le contó que algunas de esas eran las hijas mayores de los señores, algunos eran las parejas de las hijas, otros eran socios, y así, muchas personas a las que le tenía miedo, por lo que no se despegó en ningún momento de la falda de su madre, reteniendo la curiosidad que le daba estar en un lugar gigantesco como ese.
Pero hubo alguien, o más bien, algo, que lo ayudó a sobrepasar el miedo por la curiosidad. Un auto rojo demasiado bonito tirado en el pasaje que llevaba camino hacia algunas de las habitaciones.
Lo había dudado un poco, pero luego de comprobar que no había nadie más que las señoras amables que ayudaban en la cocina, se animó a ir por el juguete.
Pies nerviosos y torpes. Tan solo soltar la falda de HanSung lo había puesto demasiado aterrorizado, pero no había vuelta atrás, ya estaba en el umbral de la cocina.
Caminar fue emocionante, se sentía como un bebé dando sus primeros pasos, llegando a los brazos de su madre, o que en este caso, era el auto rojo.
Pero antes de que lo tomara, ese pequeño juguete arrancó hacia otro lado, alejándose de él y provocándole un pequeño salto del susto.
Luego de normalizar su respiración, volteó a mirar por donde se había ido, decidido en perseguirlo si eso era lo que quería aquel objeto.
Corrió y el auto se alejó aún más, ¿por qué? ¿Acaso no quería jugar con él?
Otro puchero apareció en sus labios, no le gustaba alejarse de su madre, sentía que en cualquier momento se perdería.
Pero el auto era importante.
— No te vayas —suplicó cuando ya estaba cerca, dando pasos demasiado suaves como si fuera un gatito—. Por favor.
Pero el auto volvió a escapar, esta vez llegando justo al lado de unos zapatos negros y muy bien lustrados.
Taehyun levantó la mirada del auto hacia el cuerpo desconocido.
Era el niño que estaba al lado de la señora YoungMi cuando se presentó en la mañana, por lo que suspiró aliviado.
— Hola —Taehyun era un niño demasiado tímido, pero su mamá le había dicho que dejara de serlo por lo menos en casa de los señores Choi para poder agradarles mejor, así que se esforzaría—. Soy Taehyun.
— ¿Que tu nombre es tonto, dices?
Una sonrisa divertida por la supuesta equivocación del otro niño pintó su rostro.
— No, no —Kang negó entre risitas mientras movía su cabeza de un lado a otro antes de repetir—. Taehyun.
— Tonto.
— Taehyun.
— Pero eres un tonto.
— No.
Ahora ya no había atisbo de gracia en el rostro del pequeño Kang, ¿por qué ese niño le estaba diciendo tonto? Taehyun no había mostrado serlo en ningún momento. No lo era.
Ambos menores se miraron por un largo rato a los ojos, Taehyun enojado, BeomGyu... no se sabía realmente.
El pequeño Kang bajó la mirada hacia el auto, si el otro niño fuera amable le hubiera pedido que se lo prestara, pero el hijo de los patrones no parecía ser una buena persona.
No esperó más para irse de nuevo a la cocina, dejando al peli-negro parado en el pasaje, solo, con ese auto bonito pero que calificaría como feo desde ahora.
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Juguete (BeomHyun/TaeGyu)
FanficDe niños no me dejabas jugar contigo. No me prestabas tus juguetes, comías helado sin invitarme, me botabas de tu habitación. Pero ya hemos crecido, y mis ganas de que me invites a tu recámara siguen siendo las mismas que antes. Solo quería jugar co...