Capítulo Ocho

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BeomGyu miró de reojo al niño sentado en el sillón, quien se veía algo pálido, sin vida, o sin ganas de tenerla.

¿Por qué? Por más que su cabeza quisiera buscar la razón, no lo llegaba a comprender. DangHoon ya le había regalado un gran oso a Kang, el cual estaba sentado justo a su lado, ¿por qué Taehyun no se veía feliz? ¿Por qué Taehyun parecía tenerle miedo, o hasta repugnancia, a ese juguete?

Claro que tampoco es como si su padre fuera completamente bueno con Taehyun, pero la mayor parte del tiempo DangHoon lo halagaba, le decía lo bonito que era, que le gustaban mucho sus labios, y eso era bueno, ¿no?

— Dale un abrazo a oso —Taehyun había negado a ese pedido una tarde algo fría, Beomgyu los miraba curioso desde la alfombra y notó ese puchero infantil en los labios de su padre—. Vamos, dáselo, él te quiere.

¿Por qué? —musitó nervioso el menor, y Beomgyu no desvió la mirada de él, de ese rostro bonito que parecía entrar en pánico por el acercamiento cálido de su padre.

— Porque eres un niño bonito —Taehyun se había mordido el labio inferior, DangHoon pudo leer aquel pensamiento que albergaba toda su cabecita, ¿ser bonito estaba bien?—, y eso es bueno.

Luego de eso, el menor aceptaba que el gran oso lo aplastara en abrazos incómodos, porque Taehyun no quería acercarse a él, pero de todas formas era un regalo, y si lo rechazaba de seguro HanSung se enojaría.

Taehyun parecía llevarse toda la atención de DangHoon, y BeomGyu debería sentirse celoso, pero en realidad estaba agradecido del que jugara con su padre fuera Taehyun y no él, porque DangHoon no era bueno con aquel niño, DangHoon hacía llorar a Taehyun.

Y lo pudo comprobar cuando un día paseando por los pasillos de piso de mármol, el llanto doloroso de Kang resonó en la habitación de su padre.

— Hasta llorando te ves lindo.

BeomGyu se quedó estático frente la puerta cerrada, porque de todas formas el pestillo estaba trabando con seguro a esta y no podría entrar a ver qué estaba pasando.

La curiosidad por saber qué castigo le daba su padre al pequeño de rostro angelical estaba atormentándolo, principalmente por aquel llanto que inundaba parte de los pasillos sin que hubiera alguien aparte de él: YoungMi seguía de viaje, SunHa estaba en su cita con el doctor, y HanSung se había ido de compras para la cena.

— P-pero duele...

Y debía doler demasiado, tanto que aquellos sollozos encogieron el corazón del menor que no hacía nada por matar su curiosidad y pena.

Estaba tentado de tocar la madera y decirle a su padre que ya no molestara a Taehyun, pero le daba miedo al saber que él también hacía lo mismo con el pequeño de cinco años.

BeomGyu lo hacía llorar, le decía cosas feas, lo molestaba, ¿quién era para pedirle a su papá que no lo hiciera también? Con ese pensamiento corrió escaleras abajo y se sentó sobre la alfombra, tratando de deshacerse de los dolorosos sonidos de Taehyun e imaginar que no pasaba nada.

No tenía que preocuparse, porque de todas formas su padre se disculpaba luego con el menor, invitándolo a comer un helado por el parque, algo que nunca hacía con su propio hijo. Al parecer habían preferencias, ¿no?

— Parece que tienes hambre, ¿quieres que te dé algo de comer?

Taehyun negaba con la cabeza, pero no con la suficiente fuerza como para soltarse del agarre que DangHoon hacía en su muñeca.

Desde la vez que lo hizo llorar y BeomGyu escuchó, Taehyun se veía muy resentido, tanto que se encerraba solo en su habitación cuando terminaba de jugar con DangHoon, antes de que llegara SunHa, y trataba de dormirse escondido bajo las sábanas.

Ni siquiera aceptaba la invitación de YeonJun a jugar, pero tampoco es como si BeomGyu ayudara en algo, porque Taehyun siempre quería jugar con él, le rogaba que no lo dejara solo, y BeomGyu solo se excusaba diciéndole que estaba muy pequeño como para jugar con ellos.

— ¿Ya eres un niño grande? —y la amabilidad de su padre a compartir tiempo con el hijo de la sirvienta nunca faltaba. Taehyun asintió con miedo—. Entonces juguemos algo mejor.

Supuestamente el propósito era provocar enojo en el trío de niños que no jugarían con el pequeño Kang: "nosotros jugaremos algo más divertido" pero Beomgyu no había sentido nada más que pena, porque sabía que ese juego dolería como los tantos otros que practicaban.

Cuando el par de niños se había ido, BeomGyu supo que Taehyun estaba en la habitación de su padre, por lo que se acercó a la puerta y se juntó a ella tanto como pudo.

Tal vez el suave llanto de Taehyun ya no era algo de lo que preocuparse, él ya no parecía dolorido, tan solo jadeante, como si le faltara la respiración, ¿tan malo era el juego de su padre?

— Tus manos son muy pequeñas —La voz de Danghoon fue extraña luego de tanto tiempo en silencio, y los sollozos de Taehyun de pronto comenzaron a llenar la habitación, junto a la risa del mayor de todos—, tendrás que usar tu boca

Luego de eso, BeomGyu no escucho más palabras, y decidió que lo mejor sería dormir, o tratar de hacerlo siendo apenas las seis de la tarde. ¿A qué hora llegaría HanSung? No lo sabía, pero necesitaba que viniera para que le leyera un cuento y pudiera dejar de pensar en aquellos sonidos doloridos del menor.

Puede que Taehyun no le agradara, pero tampoco le gustaba la idea de escucharlo sufrir de forma tan lastimera, de una forma que podía hasta provocarle pesadillas.

Mientras más pasaba el tiempo, ya con un mes de los llantos desgarradores, BeomGyu notaba el cambio en el comportamiento del niño de cinco años.

Este siempre parecía un muñeco con tales facciones delicadas, resplandeciente, tierno y alegre, pero ahora solo se veía como un simple muñeco, un juguete sin vida sentado en el sillón mientras sus ojos cansados no desviaban la mirada del televisor.

Y no lo entendía. ¿Por qué? ¿No debería sentirse feliz de que DangHoon jugara con él? O tal vez simplemente Taehyun solo quería jugar con BeomGyu, no con otras personas.

— ¿Vamos a jugar, Taehyunnie?

Beomgyu levantó la mirada de sus autos hacia la aparición de su padre, justo en el instante que Taehyun parecía encogerse tratando de alejarse del aliento caliente cerca a su oído.

DangHoon se encontraba detrás del sillón, acariciando la cabellera castaña y sonriéndole al pequeño hijo de la sirvienta, pero aquella sonrisa desapareció cuando la cabecita del menor se sacudió negando.

— No quiero jugar...

La voz suplicante y que reflejaba el terror no fue captado por el pequeño que estaba sobre la alfombra mirando todo.

— Los niños buenos juegan con sus amigos. ¿Tú eres malo?

Y Taehyun negaba lentamente, él no era malo, y tampoco lo quería ser.

Beomgyu admiraba aquella fuerza que tenía el pequeño Kang para ser siempre un niño lindo y de bien, porque aún sabiendo que los juegos de DangHoon dolían, Taehyun terminó aceptando la mano que se le ofreció para bajarse del mueble donde estaba sentado.

Claro, no sin antes que sus ojitos soltaran algunas lágrimas en un llanto silencioso, imaginándose lo que el mayor le haría, lo que DangHoon volvería a hacerle.

Taehyun era muy pequeño y probablemente no estaba preparado para juegos de grandes, como BeomGyu lo imaginaba.

Taehyun era muy pequeño y probablemente no estaba preparado para juegos de grandes, como BeomGyu lo imaginaba

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Juguete (BeomHyun/TaeGyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora