Versiones contrastadas

154 12 7
                                    

Luego de un siglo sin saber en qué orden subir los capítulos para no confundir, aquí está el primero, jeje. Tal vez mañana subo el siguiente!

Resumen de capítulos anteriores:

Indira pacta con Eion y acepta hacer lo que deba en el momento preciso siempre y cuando él le diga lo que pasa en el pueblo; sin embargo, un día, huyendo de Marcuse, él le pide desesperadamente que se vaya del pueblo, algo que ella no comprende y no quiere. Así, decide seguir a Isis y Howard, donde le espera la verdad que tanto anhela saber.


CAPÍTULO QUINCE:

—He tomado la decisión correcta.

El susurro que sale de mi boca es tan bajo que apenas yo puedo diferenciarlo de un pensamiento.

Mantengo mis latidos desenfrenados y mis manos sintiendo el cosquilleo que generan los nervios y la alteración. He dejado a Eion Sechtman atrás. He decidido seguir a dos personas que, aún no comprendo porqué tienen relación con lo que él y yo acordamos, me han dado la oportunidad de conocer el fondo del pozo. Sé que en el velorio de la Señora Eva nos escucharon a Sechtman y a mí discutir, pero no conocen de lo que he visto, no se los he dicho. Tampoco a Sechtman. Acepté su trato sin siquiera explicarle nada, él dijo que contándome la "verdad" sabría lo que me pasaba, pero él no sabe lo que me pasa. O tal vez, saberlo es parte de su verdad.

Howard camina en silencio, detalle que no me genera sorpresa, y juguetea con uno de sus auriculares libre en su mano. Isis me da vistazos de vez en cuando, tal vez por simple curiosidad a mi reacción o por temor a que me escape. En caso sea lo segundo, sería en vano su inquisición, pues no tengo la intención de irme. No llegaría tan lejos de todos modos. 

—¿A dónde vamos?—Levanto la voz, y mantengo mis pasos rápidos para no quedarme atrás.

—A la mansión Sechtman.

—¿Cómo dices?—Me apresuro y me acerco a Isis—¿Puedo saber por qué tanta urgencia en ir a la mansión de Sechtman cuando a él lo dejamos en la institución?

—Estás a siete metros de distancia de averiguarlo —Howard responde automáticamente.

Espiro lentamente y sigo caminando a la par.

Entonces, nos encontramos rumbo a la mansión de los Sechtman, pero lo único que se ha fijado en mi mente es Eion en el suelo con un rostro reflejando emociones que jamás antes había visto en él. Ni siquiera parecía que lo fuera.

En el mundo existen personas que dejan sus palabras en una balanza y sus acciones en otra, y hacen todo lo que está a su alcance para que ambas tengan el mismo peso. En la otra cara de la moneda, están aquellas personas que no tienen una balanza puesto que sus acciones le quitaron peso a sus palabras, y no hay nada que se pueda ponderar. 

Creí fervientemente que Sechtman era del primer tipo.

—¿Qué ha sucedido allá?

Ambos, que se encuentran a mi derecha, me miran. Es un poco extraño verles andar en las calles con el uniforme de Levitt.

—Sechtman estaba en el suelo y Marcuse lo estaba moliendo a golpes. Di por sentado que era un asunto perteneciente a ellos, pero me he visto involucrada y ahora estoy aquí.

Nuestras pisadas son el eco de mis palabras, dándome a entender que esta es una de esas preguntas que no pueden responderme. 

Me parece que la distancia que resta es mínima, así que poco de tiempo después llegamos. Recuerdo muy bien las enormes rejas y el enorme jardín de la mansión. Esta vez, es Isis quien habla con el guardia para que este nos dé el permiso. Los tres ingresamos y cruzamos el jardín, evito ver alrededor. Es una señorita quien nos abre la puerta y nos indica, antes de irse, que esperemos un momento. Aunque no sé qué debemos esperar, obedezco. Los tres nos mantenemos en la sala, los cuadros decorativos siguen ahí, los fluorescentes mantienen encerrada la luz con plenitud. Esta vez no hay susurros, no hay oscilación, y no hay tormento.

Líbranos del mal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora