Violencia divina

155 24 4
                                    

La historia llegó a las 6 mil lecturas(un poco más), y como yo soy mala en matemáticas, eso significa 6 mil millones obviamente.

Muchas gracias. 💐


CAPÍTULO CATORCE:

Jamás tuve en mente, jamás siquiera imaginé, estar en la necesidad de querer ver a Sechtman con urgencia. Pese a que hay probabilidades de que él no lo sepa todo, con tan solo saber más que yo, para mí es suficiente. Hay secretos que no se revelan si no revelamos otros primero, la fina capa que encubre la verdad está compuesta por miles de pequeñas mentiras. Así que, en lugar de querer saber cómo se maneja el circuito, es mejor conocer el funcionamiento de los cables. Si el pueblo está escondiendo algo, Sechtman es el más indicado para decírmelo.

Es martes. Día que dijo me "mostraría" la verdad, y la ansiedad que eso me provoca, me hace imaginar miles de escenarios sobre lo que puede tratarse.

—¿Me presentará a alguien? ¿Me mostrará un lugar sospechoso?

—¿Qué divagas?

Isis aparece a mi lado golpeando su cadera con la mía, le sonrío en forma de saludo.

—Pensaba en que dejaré de causarles problemas.

—¿A qué te refieres? ¡¿Te vas a suicidar?! —Lleva ambas manos a la boca, sorprendida.

Ambas ingresamos al aula, con mis manos bajo las suyas.

—No grites que no me voy a suicid—

—¿Suicidarse? ¿Acaso ya lo notaste?

Samuel hace su aparición luego de un largo tiempo en hiatus. Sé que es el tipo de persona que se regodea en el charco de sangre de las personas a las que ataca, sé que Isis desea estampar su cara contra el suelo y barrer con él todo Levitt Hersen, tanto que, de un modo u otro, sus deseos se me han contagiado. Sin embargo, también sé que esa es la manera en que puede ocultar que es alguien solitario, sin amigos y, sobretodo, que sufrió la pérdida de alguien querido. 

Y no ha conseguido justicia.

Ni siquiera la madre de Odette la ha conseguido.

—¿Qué? ¿Notar qué? —Decido hacerle caso.

—¿Volviste a perder la atención de tus padres? —Isis le pregunta con una fingida congoja—. ¿Sabes dónde vas a conseguir atención? En la mierda. 

Samuel bufa y se detiene a mirarme.

—Así que ve-te a la mier-da —continúa ella.

El chico sonríe cuando la escucha hablar, mas no le responde, sigue mirándome.

—Que es un gran dolor de culo —dice respaldado por la gran demostración que hizo Isis.

Ella carcajea.

—Oh, Samuel —le dice como si fueran amigos, con una sonrisa pícara—. Tú debes conocer muy bien ese dolor.

Todos ríen.

Yo no entiendo y no dudo en hacerlo notar. Tomo asiento en mi carpeta.

—Significa que le dan por atrás —comenta Isis como si fuera lo más normal del mundo.

Todos vuelven a reír.

—Ah... —río por obligación.

—El round de hoy ya terminó —avisa en dirección a Samuel, que lejos de estar indignado, solo le saca el dedo del medio y va a su asiento.

Líbranos del mal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora