Capítulo 15.

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Me regresé a la estación de trenes ya que no quería molestar a Bárbara con lo que acababa de pasar y tampoco quería preocuparla. Bufé y me senté en una de las bancas que estaban aquí y me llevé las manos al cabello mientras bajaba la vista al suelo.

Maldito chiquillo.

Por su culpa ahora estoy aquí varada, sin dinero, sin bolso y con la vergüenza de llamarle a mamá y decirle; "Oye, ¿sabes qué? Me asaltaron por venir del otro lado de la ciudad, ¿puedes venir por mí?"

Seguro que en mi vida me deja salir de nuevo.

Sentí la presencia de alguien sentándose a mi lado pero no levanté la cabeza, no volvería a voltear porque seguro ahora lo que me robarían sería el celular.

―No creí que volverías por estos rumbos ―Escuché la voz de una mujer a mi lado―. Después de todo pareces de la zona de los ricos.

La enfoqué cuando terminó de hablar y me sorprendí al ver a la misma mujer de la vez pasada, la que subió conmigo al tren y se sentó frente a mi. Aquella que dijo que parecía haberme visto en algún lugar.

Tenía unos ojos celestes amables y bondadosos, su cabello tenía canas y su rostro tenía arrugas, era mayor que yo por muchos años, usaba un bastón y sus labios iban pintados de color coral. No parecía mala persona, pero lo que dijo aquel día sí me descolocó un poco.

―Tengo una amiga que vive aquí, recuerdo que ya se lo había dicho ―Respondí de manera cordial.

―¿Es así? ―Ladeó la cabeza de forma pensativa―. Lo siento, es que suelo olvidar muchas cosas.

Bienvenida al club.

―No se preocupe ―Sonreí y ella se levantó cuando el tren llegó y yo maldije internamente porque no podía subir en él. La señora empezó a caminar hacia él pero después de unos cuantos pasos se detuvo y se giró en mi dirección.

―¿No vienes, niña? ―Cuestionó sosteniéndose con su bastón.

―Eh...no tengo dinero ―Murmuré avergonzada―. Un tipo acaba de robarme el bolso.

Se acercó de nuevo a mí y hurgó en sus bolsillos, sacó unas cuantas monedas y me tomó de la mano para depositarlas en ella. Yo levanté las cejas totalmente sorprendida por su acción y después la miré a los ojos mientras negaba.

―No, no puedo aceptarlo ―Extendí mi mano de nuevo hacia ella.

―Tú eres la chica que es buena con Barbie, ¿por qué la gente no debería ser buena contigo?

―¿Barbie?

―Bárbara ―Aclaró y empezó a alejarse de nuevo―. ¿Vienes?

Sonreí agradecida y me levanté para caminar detrás de ella. No me quedaba otra opción más que aceptar las monedas que me ofrecía, si no lo hacía entonces perdería la oportunidad de ir a casa sin que mis padres supieran lo que pasó.

Subí al tren después de que ella subió y recorrí con los ojos el lugar para buscar un asiento disponible. Lo hice y la mujer se sentó conmigo, frente a mí al igual que la vez pasada.

―¿Tú cabello siempre ha sido así? ―Ella fue la primera en romper el silencio.

Me tomé un mechón de cabello y lo miré antes de responder.

―Eso creo, creo que así nací ―Contesté dudosa.

―¿Y qué hay de tus ojos? ―Cuestionó―. ¿Son pupilentes?

Reí suavemente mientras negaba.

―No sabe cuántas veces he escuchado eso ―Ladeé la cabeza―. Pero no, así son mis ojos.

Deserción © [COMPLETA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora