¿Somos algo pero no somos nada?

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Silencio.

Mucho silencio.

Más silencio.

Ni un solo ruido.

Uy no, ya me cansé.

—Bueno, marico. No sé tú, pero yo estoy recontra mamada y quiero descansar, así qué...

—Lo siento —me dijo.

—¿Eh? —pregunté.

Él se giró, poniendo su cara en mi dirección.

—Lo que sucedió en la playa... Yo lo siento —repitió, aún sin apartar sus ojos de los míos. —Si Aaliyah no hubiese me hubiese tirado la pelota yo...

—Tu nunca me hubieras besado, ¿No? —pregunté, sabiendo por donde iba la cosa.

—Exactament... Espera, ¡No! —Sacudió la cabeza y se inclinó un poco hacia mí, tomando mi mano derecha. —Aún no lo entiendes, ¿no es así?

Me eché hacia atrás en el asiento, sientiendome rara y con un mamaguevo nudo en la garganta.

Resultó que quien había lanzado la pelota había sido Aaliyah, Shawn no me había hablado lo que restaba de día, estaba esquivandome a cada rato, entonces me arreché y tampoco le hablaba, y cuando nos fuimos de la playa a la primerita que habíamos dejado en su casa había sido a Camila, yo andaba relaja' porque Aaliyah andaba con Shawn y conmigo, pero a la carajita le entró la picazón anal y decidió pedirle a Shawn que la dejara primero porque estaba muy cansada y que luego en llevará a mí.

CUANDO EL DEPARTAMENTO DE MARIO ESTABA MÁS CERCA.

Shawn no tuvo de otra que llevarla, así que nos calamos todo el camino con un silencio incómodo hasta que por fin llegamos al lugar, quedándonos en esa conversación más rato que la verga.

—¿Entender que, Shawn? —inquirí moviendo la pierna de arriba hacia abajo sin parar.

Me sentía nerviosa, y tenía una sensación extraña en el estómago.

Creo que tenía ganas de cagar.

—No me arrepiento, ¿De acuerdo? Jamás podría arrepentirme de besarte —dijo con una firmeza abrumadora, sus ojitos marrones me miraban con intensidad—. Solo... No quiero hacerte sentir incómoda con ésto, con qué avancemos con tanta rapidez, quiero darnos un tiempo de conocernos, de saber cosas del otro, saber hasta donde podemos llegar, Margarita.

Abrí mi boca de la impresión, mi pecho corría como loco.

Seguramente andaba sacando la caja de Cacique para ponerse a rumbiar porque alguien al fin me paraba bola.

—Shawn... —en mi garganta se formó un nudo que me impidió seguir hablando. Desvíe la mirada hacia la ventanilla, mirando el edificio en el cual vivía mi hermano. —Quiero hacer las cosas bien por una vez en mi vida, ¿Sabes? Sé que soy más rústica que el coño, no soy fina, bonita o aplicada, tengo miles de defectos, y por esas cosas concuerdo contigo en esto. No quiero que las cosas vayan rápido, porque siento que me terminaré estrellando como la mongólica que siempre he sido, porque no quiero ilusionarme para que luego te des cuenta de cómo soy y salgas corriendo.

No sé porque en ese momento sentí ganas de llorar un poco, así que para no moquear como una estúpida me pasé la mano por los ojos, para correr las lágrimas.

—No lo haría, Margarita. Jamás correría solo por eso —contestó, a la vez que su mano tomaba mi mentón, para que lo mirará a los ojos. —Tú dices eso porque no te ves como yo te veo. Yo veo una chica divertida, alegre, hermosa, liberada y que no le teme a nada. Y sé que si llego a conocerte más, veré muchas más virtudes que indudablemente harán que me atraigas más, Margarita —Su mano que aún no se había retirado de mi cara, acarició con suavidad mi cachete.

¡Serás marico, Shawn! || Shawn Mendes (CANCELADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora