Feliz cumpleaños, cariño

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Margarita.

-¡Tía Margarita! ¡Tía Margarita! -oí que me decían.

Yo con mi flojera a mil, abrí un ojo, encontrándome con cuatro pares de ojos viéndome fijamente.

Esos ojazos azules pertenecían a Diego y Violetta, mis dos sobrinos.

Mario le advirtió a su macho que si él no le ponía los nombres a los carajitos, no quería nada.

Muy caprichoso el hermano mío.

-¿Ahora qué? -pregunté restregandome un ojo y mi boca se abrió en un gran bostezo.

-¡Tía! ¡Levántate rápido! ¡La cocina se está quemando! -chillaron los carajitos al mismo tiempo.

-¿¡Qué!? -grité cagada, parándome de coñazo.

Casi que pegó la frente contra el piso cuando me levanté vola' de esa cama, aparté al par desastroso y corrí escaleras abajo.

Pero en vez de conseguirme con las llamas del infierno, me conseguí con un gentío mirándome con gracia.

-¿Qué pasó, Margarita? ¿A donde te vas? -preguntó Adrián con una extraña sonrisa plasmada en su cara.

Webón, ¿Qué está pasando aquí?

-¿CÓMO QUE QUEMARON LA COCINA? -escuché la voz de Mario, que provenía de dirección a su cuarto.

Unas risitas infantiles se oyeron después de eso, por el pasillo aparecieron unas figuras que reconocí bien, pues yo los había llevado a cada uno nueve meses en mi tripa.

-¡Dayrith, Austin, Dez! -gritó Mario con arrechera.

Él salió, con el cabello hecho un culo, con lagañas en los ojos, con tan solo unos bóxers negros y una cara llena de arrechera bestial, que cuando vió a casi todo nuestro grupito se intensificó su arrechera, luego paró su mirada en mí, notando que yo estaba en las mismas fachas que él.

Andaba con tan solo una camiseta de Shawn, que me llegaba hasta la mitad del culo, con el pelo revuelto y quizás un poquito de baba seca en mi cachete.

La burla estando así.

En la sala estaban mami, Adrián, Ysvic, Eliana, Quique, Alex, Leo, mis sobrinos desastrosos y mis hijos.

Desconfíe absolutamente de todos, al ver que tenían varios platos plásticos llenos de una broma blanca, que parecía melado y esperaba que fuera eso, también uno que otro tenían un pote lleno de brillantina.

Todos los presentes sonrieron al mismo tiempo de manera macabra y mi mellizo y yo, nos miramos la cara cagados.

Después esa gente se lanzó encima de nosotros, ensuciandonos.

Cuando al fin acabaron, me quité el melado de la cara con las manos y abrí los ojos, mirándolos arrecha.

-¡Feliz cumpleaños! -nos gritaron con alegría.

Y la arrechera que sentía, desapareció con eso.

Mis muchachitos se lanzaron hacía mí, apretujandome en un abrazo y yo se los devolví.

Ví que Mario tenía a sus morochos encima de él y le estaban echando más brillantina en el pelo.

Esos carajitos eran un caso.

-¡Mami, mami! -chilló mi niña, jalandome la camisa para que le parara bola.

-¿Sí, nena? -pregunté, inclinándome hacia ella.

-¡Te amo! -me dijo, para luego tirarme otro plato a la cara.

-¡No es dulce, no es dulce! -chilló mi hermano, y ahí supe que había probado lo que nos habían lanzado al cuerpo.

¡Serás marico, Shawn! || Shawn Mendes (CANCELADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora