Ambos se encontraban en el baño, Tempel sentado en una silla demasiado pequeña para sí mismo con Efel de pie tras él sosteniendo un pequeño tazón lleno de tinte de color "castaño cenizo" y una brocha, de esas que usan los expertos en los salones de belleza, pero Efel no era un experto y Tempel desconocía que en los asuntos relacionados a teñir cabello las cosas podían acabar mal.El chico humano se colocó un par de guantes y procedió a untar la brocha con el producto.
- Huele como a veneno para ratas.
- Cállate, nunca haz olido veneno para ratas .-respondió Efel -. No está tan mal.
Les llevó cuatro horas terminar de "humanizar" al cometa. El resultado, pues, fue relativamente bueno. Muy bueno para ser cierto. Habían quedado algunos mechones más claros pero nada que se viera desagradable, tenía algo de estilo.
- ¡Qué demonios! .-exclamó Tempel.
- ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿No te gusta? .-frunció el ceño.
- ¡Soy jodidamente apuesto!
Efel entornó los ojos y salió del baño, se arrojó exhausto en su cama, que no compartía con Tempel ya que este apenas dormía, se llamaba a sí mismo la "criatura de la noche", cosa que le parecía una ridiculez, aunque en el fondo lo infantil que podía llegar a ser le causaba ternura. Su estómago le interrumpió las ganas de tomar una siesta, habían estado tan concentrados que olvidaron la hora de almorzar y el hambre decidió manifestarse. Se levantó pesadamente en dirección a la "cocina", que consistía en una de esas eléctricas con una sola hornilla, una mini refrigeradora, un microondas y una lavabo (excluyendo la variedad de ollas y platos viejos).
De camino, un olor invadió sus fosas nasales. Olía bien. "No puede ser" , pensó y apresuró el paso.
- ¿Cómo rayos...? .-Tempel estaba cocinando.
- Ah. ¿Quieres tu ramen con sal? .-le preguntó.
Efel le propinó una patada en la parte de atrás de su rodilla haciendo que el más alto, al flexionarla, perdiera el equilibrio y en el proceso soltará los palillos de madera que rebotaron en el suelo.
- ¿Qué mierda te pasa? Si no quieres sal puedes decirlo civilizadamente .-replicó recogiendo los palillos.
- No puedo creer que supieras cocinar todo este tiempo y me hicieras hacerlo como si fuera tu puto sirviente .-reclamó enojado.
Tempel le revolvió el cabello, oscuro como el cielo nocturno.
- Mírate. No seas un bebé, Efel .-rió-. Pon la mesa, por favor.
- Saco de mierda .-lo insultó mientras agarraba dos platos y lo miraba con desprecio.
No era para tanto, sólo pasaba que Efel era fácil de molestar, siempre se encontraba de mal humor, excepto cuando las bromas de Tempel eran buenas, entonces se sentía genuinamente feliz por contar con alguien. Ya no era el chico solitario y deprimido de antes, había mejorado y todos a su alrededor lo habían notado de inmediato. Las personas de su trabajo percibieron, por primera vez, que detrás de ese pianista ojeroso y mal vestido había un joven de brillantes ojos oscuros que lucía un traje negro con la misma gracia de un hombre en el día de su boda. Su música era más personal, más humana y más viva. Tanto así que comenzaron a tener clientes frecuentes, volvían sólo para escucharlo tocar, incluso algunas y algunos jóvenes en sus veinte y tantos iban a mirarlo con la esperanza de recibir su atención.
- Bien, dime qué tal te parece .-dijo el ahora castaño-. Como no respondiste le puse sal, ojalá no me haya pasado. Y tienes que comprar más vegetales, no quedan más. Oh, usé los últimos huevos y-
Se calló para ver como Efel se llevaba el primer bocado hacia los labios, a la expectativa. Vio como sus cejas se levantaban con asombro y masticaba como si el mundo fuera a acabarse. "Le gustó, le gustó mucho. Soy el mejor, oh sí." pensó Tempel.
El otro notó su sonrisa de lado, egocéntrica, como siempre, y eso le quitó las ganas de elogiarlo.- ¡Vaya! .-exclamó.
- Demasiado bueno, ¿cierto?
- ¡Sabe a mierda! .-dijo sonriendo exageradamente.
La sonrisa de Tempel desapareció, en su lugar una mueca parecida a la de "Grumpy cat" apareció. Haciendo que Efel estallara a carcajadas y él lo siguió.
- Estuvo bien .-susurró Efel después de reír.
A Tempel le gustaba eso de él, no podía guardarse las cosas y siempre las decía tarde o temprano, no le gustaba mentir así que después de bromear encontraba las palabras correctas, tal vez porque tampoco le gustaba que le mintieran.
Él no era así, aunque le gustaría serlo algún día. Sin embargo, ese tipo de cualidades no se aprenden mirando televisión o leyendo libros, al menos no en su caso, venían de los eventos que Efel había vivido y para Tempel eran sólo recuerdos que había adquirido tras mirar en sus ojos. Por eso quería salir y descubrir el mundo, quería sentirse vivo. Aún sin entender plenamente el significado de esas palabras. En toda la historia de su existencia, nunca antes tuvo la esperanza de que eso pasaría, de que la risa de una persona, con sangre corriendo por sus venas, sería tan placentera.
Tempel lo miró y durante una milésima de segundo, su corazón de hielo se sintió inusualmente cálido.
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"Vine con el cometa Halley. El año que viene retorna. Me decepcionaría mucho no irme con él. Sin duda, Dios dijo: Estos dos locos llegaron juntos, ahora, que se vayan juntos".Mark Twain.
Estoy feliz, llegamos a las primeras 100 lecturas, gracias <3
Nanebi.
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Tempel
Teen FictionSobre seres fantásticos que iluminan la vida de las personas, siempre y cuando, estén dispuestas a creer que el amor existe. Efel es un joven pianista que sólo conoce la soledad y el tedio. Tempel es un cometa que apenas tiene brillo, el universo p...