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El padre de Ran siempre fue una gran interrogante en la cabeza del aprendiz a detective... Kogoro formaba parte de la policía japonesa en la jurisdicción de asesinatos, cosa que a él siempre le había gustado... Lo que más le llamaba la atención del padre de Ran, era su forma tan calmada y elocuaz de ser y ademas de desempeñar su trabajo, que a veces no creía que fuera parte de la policía.
--¡Papá! ¡Mamá! ¡Ya llegué! --grito la joven azabache cerrando la puerta, después de dejar pasar a su amigo --deben estar en la sala, ven sígueme.
Ambos ojiazul caminaron a la sala de estar, notando el calmado ambiente que ese lugar tenía. Ahí se encontraba tanto Eri y Kogoro terminando de colocar la comida en la mesa para almorzar; además de estar platicando con sus típicas sonrisas que lograban tranquilizar a cualquiera.
El ambiente en que crecía Ran a veces le ocasionaba ciertos celos al azabache; ya que aunque los padres de Shinichi le mostraban su cariño y apoyo, siempre se encontraba envueltos de trabajo o reuniones, que a veces dejaban a Shinichi a un lado, cosa que hasta hace poco le comenzó a molestar.
--hola Ran --dijo Eri recibiéndola con su típico beso en la frente --Justo estábamos por terminar de poner la mesa... Tu padre tuvo un trabajo bastante sencillo así que llegó temprano, pero yo me tengo que ir a atender a uno de mis clientes.
La ojiazul solo asintió y sonrió, más no duró mucho al recordar lo que había pasado --ah, es cierto... --exclamo con un poco de torpeza, dirigiendo su mirada a Shinichi y regresandola a su madre --oye papá, shinichi y yo queremos hablar contigo.
Aquella frase descolocó a ambos adultos, sonaba bastante serio y la forma en que ambos los veían solo aumentaba su incertidumbre. Kogoro solo guardo silencio y los miro, dando a entender que los escuchaba.
--Disculpe... --Solto Shinichi antes que Ran, sin dejar de mirar a los ojos del detective aunque viéndose un poco avergonzado-- ¿puede ser en privado?.
Eri inmediatamente capto la obvia indirecta y fue a terminar de tomar sus cosas y salir de la sala de estar. Al estar afuera; la abogada estaba bastante confundida, a veces el hijo del matrimonio de los Kudo podía ser tan infantil como un típico niño de su edad y en otras ocasiones podría asegurar que ese niño parecía más un adulto apunto de declarar una horrenda situación; y ese era uno de esos casos.
Después de ver a la castaña retirarse ambos jóvenes solo soltaron un suspiro lleno de cansancio por la tensión contenida. Más aquel descanso no duró mucho porque aún tenían que lidiar con el padre de Mouri.
Kogoro fue directo al sofá y tomando una posición más cómoda, regreso la vista a aquel dúo y dijo:
--y bien... ¿Que sucede?
La niña al ver a su padre tan serio, comenzó a temblar y a titubear un poco frente a ambos, su padre rara vez se enojaba con ella pero eso no quitaba que le tuviera miedo cuando se portaba así.
--Shinichi... --Fue lo único que soltó la joven, dejando al mencionado confundido-- quiere decirte algo.--Dicho eso dejo de enfrentar a su padre y se escondió detrás de la espalda de su mejor amigo, esperando que todo termine rapido o al menos mejore.
El ojiazul solo miraba incrédulo a la niña, no era tan difícil hacerle frente a su padre, su madre era otra cosa. Aún recuerda varias veces en que aquella abogada les daba una gran reprimienda solo por llegar tarde o porque Ran volvía con alguno que otro raspón.
--Queremos pedirle... --decia el niño más fue interrumpido
--¿Dinero? --cuestiono irónico el adulto --creo que ya sabrán mi respuesta.
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Nuestra Melodía ×Actualizaciones Lentas×
FanfictionLo que había empezado como un castigo para un pequeño detective de siete años, paso a convertirse en el inicio de uno de los mejores momentos que en toda su vida a vivido... Dicen que la gente no puede olvidar nunca una melodía que tanto a apreciad...