Capitulo 23

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--¿Qué? ¿Él número? --cuestiono curiosa Yukiko escuchando atenta lo que decía su único hijo, mientras su esposo solo oía del otro lado de la habitación la conversa --¿Para qué lo quieres?

Kudo solo pudo detener su medio intento de caminata; dejandose por un pequeño momento, zambullirse en todos sus pensamientos respecto a lo que ahora y seguido de eso haría.

Sabía que a partir de ahora todo esto tenia que estar muy fríamente bien calculado. Esta vez no metería su nariz en una organización del submundo vestida por completo de negro, con mentalidades y personalidades demasiado psicópatas; más bien, en una familia que hace varias generaciones ha transcendido en el mundo de la magia y la prestidigitación, con una capacidad casi innata para poder engañar a cualquiera y ademas usar una gran póker face semi-impenetrable.

La familia de Kuroba era muy conocida y más por la gran reputación que Toichi había creado; no obstante, eso no quitaba que su familia fuera algo dispersa, pero aún así, estaba casi seguro que si lograba poder obtener una pequeña respuesta a una de todas sus interrogantes, las demás cuestiones se resolverían casi por pura inercia o por cualquier familiar cercano a Kuroba.

--¿Hola? --Llamo nuevamente la ex-actriz sacando del pequeño trance a su hijo quien aún seguía indeciso por lo que ahora haría --Shinichi, ¿Me escuchas?

El detective juvenil solo parpadeo varias veces, dejando que cada pensamiento que tenía se disipará con la ligera brisa que había, intentando recuperar la cordura suficiente para poder continuar con su conversa.

--Si --Afirmo casi de inmediato, sonriendo lo más calmado que podía como  si su madre estuviera hablando con él en persona --No te puedo dar por ahora muchos detalles sobre todo esto, pero lo necesito... 

Yukiko al oír lo apurado y algo presionado que se encontraba no tuvo mayor alternativa que pasarle el número de la susodicha, esperando que cualquier cosa que quisiera hacer el detective no saliera contraproducente. 

--Muchas gracias --Agradecio el ojiazul, felicitándose mentalmente por aún conservar el hábito que tenía de cargar consigo un mini cuaderno con un bolígrafo en uno de los bolsillos de su pantalón --Ahora que recuerdo... ¿Cómo es que tú y papá conocieron a los Kuroba?

Al notar como la conversación se comenzaba a hacer aun más larga, Yukiko se sentó tranquila en el sofá de su sala; mientras que su primogénito continuaba caminando por las calles al parecer sin aún rumbo fijo.

--¿Sucede algo Shin-Chan? --interrogo algo asustada la castaña, intentando aligerar un poco la tensión con ese típico apodo que eventualmente le decía a su primogénito --Es muy raro que quieras hablar de todo eso... ¿Hay algo que te moleste? --Volvio a preguntar, más solo se hacia presente el común y algo penetrante silencio que algunas veces creaba el ojiazul adrede --eres muy malo Shin-Chan... Pero creo que de todas formas te lo tendré que decir ¿No es así?... Yo conocí a los Kuroba por el difunto padre de Kaito, Kuroba Toichi.

Con solo escuchar esa corta oración, mil y un escenarios de repente cruzaron la cabeza del detective, pensando en el mas probable para un primer encuentro entre su madre y el padre de Kaito.

--El fue mi maestro del disfraz, me enseñó todo lo que sé sobre la caracterización y actuación... --declaro bastante orgullosa notando una que otra mirada de su esposo, quién se hallaba algo intrigado por la plática --Cuando Yusaku y yo nos casamos a veces me acompañaba a ver a Toichi, naciendo entre ellos una gran rivalidad.

De acuerdo; aquella información parecía muy irrelevante, casi era algo nula con respecto a lo que el detective adolescente pensaba o quería saber, pero aún tal vez existían más posibilidades que las que él no estaba considerando.

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