Capitulo 10

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Aquella noche había sido muy intensa para ambos pelinegros; toda la limpieza de una casa entera por ambos pisos, además del  sentimentalismo de ambos en esa tarde y noche, los había dejado completamente exhaustos mental y físicamente.

Esa noche; después de aquel tierno agradecimiento por parte de Kaito, Shinichi no pudo evitar contener más su curiosidad y comenzó a preguntar al ojivioleta que era lo que había escrito en la hoja de papel que había lanzado junto con el globo, más este solo le negaba con la cabeza y le mostraba una sonrisa soberbia que lograba molestar aún mas al ojiazul.

--Vamos Kaito --Volvio a insistir Kudo, buscando en su mochila la pijama que había traído para esa noche --Solo dime más o menos que escribiste, te prometo que no diré nada.

--No --Nego con su típica sonrisa, mientras salía del baño con su pijama azul puesta --es algo que yo solo me llevaré a la tumba... Así que; ya puedes irte rindiendo

El joven detective solo pudo hacer un puchero que lo hacía parecer más tierno que enojado; para seguido de ello, encerrarse en el baño del ojivioleta y comenzar a cambiarse su algo sucia ropa por su pijama. 

En ese pequeño lapso; Shinichi solo pensaba en las muchas emociones que había soltado en frente del mago, estaba bastante sorprendido ya que para él no era nada común mostrar tantas emociones y decir tantas incoherencias a la gente que esta a su alrededor y más a la que apreciaba y estimaba mucho. En vez de eso; prefería ser serio, reservado y prudente como todo un buen detective hecho y derecho, pero al estar con el joven mago su mente olvidaba practicamente cualquier cosa, actuando casi por mero impulso.

Al salir del baño; el joven detective miro directamente hacia la cama que estaba en la habitación del joven mago. Lo que estaba viendo lo dejo sin la capacidad de poder moverse o pensar en algo tan siquiera, veía a su mejor amigo boca abajo, recargandose solo con sus codos mientras leía un manga posiblemente de fantasía con su típica sonrisa que por alguna razón hacia parpitar más rápido su corazón.

--¿Arriba o abajo? --pregunto el ojivioleta manteniendo sus ojos en el libro, confundiendo al ojiazul con alguna de sus pervetividades que estaba desarrollado por culpa de su madre --¿Quieres dormir en el futón, en el sillón de la sala o en mi cama?

--¿Eh?... --balbuceo casi confundido sin saber a qué podría llegar esa afirmación --¿No te molesta que duerma en tu cuarto?

Este solo miro extrañado al ojiazul; Kaito no pensaba que habría algún problema en ello, ambos eran muy buenos amigos casi como hermanos aun si no llevaban más de una semana entera de conocerse.

--No... No le veo problema alguno --respondio Kuroba con bastante obviedad, mientras dejaba el manga que leía a un lado y se colocaba en la mera esquina de su cama para que el otro durmiera en la otra esquina --ven... No muerdo.

Shinichi por primera vez no sabía qué hacer. Esa no era la primera vez que dormía en la casa de un amigo y en su misma cama, pero el que Kaito lo hiciera lo volvía completamente loco. Su corazón de repente comenzó a latir demasiado rápido, haciéndole creer que en cualquier segundo sufriría una gran taquicardia; su rostro no pudo evitar teñirse de un rosa bastante llamativo que cualquiera notaría a primera vista; sus manos temblaban desenfrenadas y no lograba saber si su cuerpo también lo hacía; junto con el calor que de repente había llegado a su cuerpo de la nada, solo hacia que se pusiera mucho mas nervioso de lo que ya estaba.

El ojivioleta después de ver como su amigo no se movía en lo absoluto, soltó un leve quejido de fastidio y se levantó de golpe de su cama, para tomar la mano del joven detective y guiarlo a la esquina de su cama en donde él dormiría.

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