Isabella
—¿Ya habías estado en una situación similar?—cuestiona Daniela con molestia —. ¿Por qué no me lo dijiste? Debiste decir que un lobo te había atacado.
Pongo los ojos en blanco.
—¿Por qué te contaría algo así?
Hace unos minutos Daniela me acompañó hasta la cabaña. Me ha estado haciendo miles de preguntas sobre lo que ocurrió en el bosque, yo le conté que no era nada nuevo para mí, ya que anteriormente me había pasado.
Daniela parece frustrada. No ha parado de caminar de un lado a otro, incluso pienso que hará un camino en el suelo o sus zapatos se desgastaran. Sin embargo, deja de caminar cuando dos personas desconocidas entran a mi cabaña como si fuera su casa.
—¡Mamá! ¡Papá! — exclama Daniela.
Ambos le sonríen a su hija y se dan un fuerte abrazo grupal. Eso causa que sienta un pequeño dolor en mi pecho. El recuerdo infausto de mis padres está en mi cabeza, ahora lo único que quiero es que todos se vayan y me dejen sola.
Cuando se separan de su abrazo, los padres de Daniela me observan a mí.
Ahora yo soy el centro de atención.
—Cariño — habla la madre de Daniela —. ¿Por qué no me contaste sobre ella? — creo que se refiere a mí.
¿Por qué hablan como si no pudiera escucharlos?
La madre de Daniela es una mujer muy hermosa, viste de manera elegante al igual que su padre, los dos tiene su cabello castaño con unas cuantas canas, pero en realidad son muy pocas. Ambos se ven bastantes jóvenes.
—¿Cómo iba a saber que ella era la hija de los Anderson?— espeta Daniela—. ¡Hay miles de personas con ese apellido!
—Sí, pero no cualquier Anderson vive en medio del bosque — anuncia su padre.
Mi amiga se queda muda, con la boca abierta. Yo por mi parte, estoy tratando de analizar lo que sea que estén hablando.
—Señorita — me llama la madre de Daniela —. El bosque no es seguro ¿dónde están Isabel y Antonio?
Siento como si me hubieran apuñalado. Isabel y Antonio son mis padres, los cuales ya no están más conmigo.
—Están muertos...— trato de responder con el nudo en mi garganta.
Los mayores parecen afectados por la noticia e incluso creo que sus ojos se han cristalizado, por otra parte, Daniela solo parece incómoda.
—Lo sentimos tanto — dice el señor —. Tus padres eran unas maravillas personas y los mejores amigos que pudimos tener.
—¿Conocieron a mis padres?
Ambos asientos con una diminuta sonrisa.
—No puedes estar aquí sola, es peligroso — dice la mujer—. Ven con nosotros, vamos a protegerte.
No es mala idea dejar esta pequeña cabaña e irme con ellos a su enorme casa. Sin embargo, por alguna razón mis padres me dejaron esta cabaña, además, puede que digan que fueron sus amigos, pero aun así, siguen siendo desconocidos para mí.
—Agradezco mucho su oferta pero, tengo que rechazarla — respondo de la mejor manera posible —. Ni siquiera sé sus nombres.
—Pero que mal educados — dice el hombre apenado —. Me presento, soy Gabriel Wilson y ella es mi esposa Elena.
—Isabella Anderson — puede que ya conozcan mi nombre pero aun así me presento.
Los padres de Daniela observan la cabaña, cada detalle que hay y toman asiento en un pequeño sofá junto a su hija.
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Isabella: La llegada a Dédfer
FantasyDespués de la muerte de sus padres, Isabella es obligada a mudarse lejos del lugar donde creció a Dédfer, un pueblo que se mantiene oculto. Desde que llega al pueblo, sin comprender la razón, cada noche todos los habitantes se encierran en sus hoga...