|Capítulo 9|

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Isabella

"Los licántropos se caracterizan por ser muy territoriales, al no tener un alfa, se atacan entre ellos si otro licántropo está en su territorio sin ser invitado. Lo mismo ocurre con sus parejas; suelen ser posesivos, a la vez que muy amorosos.

Cuando un hombre lobo “marca” a su pareja que ha elegido, mediante una mordida, se convierte en su compañero y se crea un lazo inquebrantable que dura por toda la eternidad. La marca, es un símbolo de amor eterno y compromiso. Los licántropos prometen lealtad y protección a su pareja, sin embargo, si por algún motivo, su compañero fallece, el licántropo cae en depresión y muere o en algunos casos; enloquece."

Después de llegar a casa, leí el libro de papá para investigar por qué Daniel aun no se transforma o el motivo de que tenga mucho cansancio.

—¿Pareja? ¿Depresión? — cuestiona Daniela atónita.

Al día siguiente cuando llegué a la escuela, los mellizos ya estaban en el salón de clases. Daniel estaba dormido y ahora llevaba una chamarra de mezclilla con la que se cubría el rostro. Aun faltaban unos minutos para que iniciara la primera clase con el profesor de historia, así que Daniela y yo nos fuimos a una mesa de la cafetería para conversar y le conté mi hipótesis sobre el tema de su hermano.

Tenía la idea de que Daniel se había enamorado y según el libro de mi papá; los licántropos son posesivos y prometen amor eterno y lealtad. La chica pudo haber rechazado a Daniel y por eso, él ahora está muy cansado porque no supera el rechazo.

—Tenía más lógica cuando lo pensé— musito decepcionada de mí.

Daniela comienza a reírse a carcajadas.

—Gracias por tratar de investigar pero… es absurdo.

—Lo sé pero… aquella noche la tal Alicia lo llamó “cariño” y yo me hice toda una historia dramática cuando leí sobre las parejas de los licántropos.

Ahora que lo he dicho y me he escuchado a mí misma, lo admito, sí parece absurdo. Aunque no solo pensé eso sobre la situación de Daniel. También hay otro asunto que no he dejado de pensar desde ayer que leí el libro.

—Daniela, hay algo que quisiera preguntarte — musito—, quizás sea una pregunta tonta pero… ¿Por qué a ti no te afectó la muerte de tu compañero?

—¿A… A qué te refieres? —tartamudea.

—Según el libro de mi padre; cuando pierden a su compañero muere de la depresión o enloquece — explico lo que entendí de los escritos del libro.

—Sí, pero… conmigo es diferente — replica —, yo nunca “mordí” a Miguel, por eso no existe un lazo que nos una y aunque su muerte me sigue doliendo, no significa que lo haya marcado.

Miro de soslayo bajo la mesa. Daniela está movimiento su pie derecho bastante, es un acto de nerviosismo.

—Entonces… si no hay mordida no hay lazo, no hay amor, ni lealtad — analizo el tema.

—Exacto… — susurra.

—Creo que mi papá sabía mucho de los licántropos— comento.

—Lo que me han contado mis padres es que los Anderson escribían sus descubrimientos en esos libros — me cuenta más tranquila —. El señor Anderson investigaba sobre las criaturas sobrenaturales de este pueblo y la señora Anderson escribía los trucos que podía hacer con sus dones mágicos. 

Mi rostro expresa mi confusión.

—¿Dones mágicos?

—Así es, Isa— asiente—. Tienes 18 años, ya debió haberse activo tu lado mágico.

Isabella: La llegada a DédferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora