|Capítulo 21|

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Isabella

Avanzamos por el bosque siendo vigilados por los pequeños enmascarados. Max continua refunfuñando que son unos niños malcriados y en cuando pueda transformarse los dejará sin sangre. Daniela, por su parte, finge que no lo conoce, Mikey viene muy contento debido a que los niños lo han estado acariciando y jugando con él, y por mi parte, ninguno de los pequeños me molesta, pero en ocasiones me miran con repulsión.

Nos detenemos, el niño que parece ser el líder, se acerca al tronco del pino y empieza a tocarlo en repetidas ocasiones. Lo siguiente que ocurre es que se abre una grieta lo suficientemente ancha como para introducirnos en ella con mayor facilidad debido a los escalones que se aprecian. Al ver aquello, los tres nos quedamos con la boca abierta, los niños no parecen en lo absoluto sorprendidos.

—¿Qué? ¡No me digan que vamos a bajar al infierno! — dice Max.

Los muchachos ignoran al vampiro y nos obligan a los tres a bajar por aquel camino. Nos empujan y en el momento que ya todos hemos entrado, escuchamos un ruido extraño, Daniela, Max y yo volteamos a mirar atrás, la grieta se está cerrando, dejándonos encerrados, envueltos en la oscuridad. Escucho que todos empiezan a avanzar, ni siquiera sé por dónde caminar, todo está oscuro.

—¡Esperen! — grito aterrada —. Yo no pude ver nada…

—No te preocupes, Bella, déjame tomar tu mano para guiarte y que no tengas miedo…

—¡No intentes nada vampiro! — vociferan los enmascarados.

En ese instante, siento alrededor de mi brazo la diminuta mano de un niño, me relajo con ese acto por unos segundos, después mi cuerpo se tensa.

—¿Eres un niño de los que nos acompaña o un niño maldito que sale en las películas? — interrogo —. ¿Cómo sé que eres bueno?

—¿Películas? — cuestiona. Reconozco la voz, es la del único niño que ha hablado y amenazado con sus palabras.

Vuelvo a relajarme tras asegurar que se trata de un niño y no de algo terrorífico que sale en las películas. Me dejo guiar por él en medio de la oscuridad, supongo que ellos sí pueden ver y ese dato no está escrito en el libro. Luego de un largo recorrido, encima de nosotros se escucha un ruido extraño, el niño a mi lado suspira pesado.

—Un grupo vaya y captúrelos, debe de ser otro noble — ordena, después escucho los pasos y a algunos alejándose —. No hemos tenido trabajo desde hace años, ahora los nobles intentan huir, ¿por qué? — inquiere. Acto seguimos me jala del brazo para continuar.

Es aterrador para mí estar caminando en la oscuridad, sin saber dónde estoy pisando, he estado caminando a ciegas, confiando en el pequeño que me guía. De pronto él se detiene, provoca que yo también lo haga. El niño me suelta del brazo, mi cuerpo se estremece. Lo único audible, es el sonido de varios golpes, similares a los que le dieron al árbol del exterior. Entonces, una pared frente a nosotros que hace segundos no era visible para mí, se divide por la mitad y se separa, permitiendo que algunos destellos de luz se difracten, hasta que ya no hay oscuridad.

El niño hace una seña a sus compañeros, estos de inmediato nos empujan fuera del túnel que atravesamos, una vez al aire libre, lo primero que aprecian mis ojos es el cielo repleto de estrellas. Después de eso, debo cubrir mi boca con mi mano cuando observo el panorama. Nuevamente veo bosque, pero en este sitio, hay muchísimas viviendas, personas caminando alrededor y niños jugando.

Somos guiados a través de las personas, quienes al vernos se quitan del camino y nos observan curiosos. Los niños dejan de jugar para prestarnos atención, también los observo a ellos con curiosidad, todas las viviendas son pequeñas y se ven en ruinas, las mujeres visten con un simple vestido o falda y los hombres con pantalones desgastados.

Isabella: La llegada a DédferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora