Recuerdos

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─ ¡Volkov! ¡cúbrete coño! que acaban de abatir a Diego a tu lado. ─ le dijo Greco por radio.

─ Joder...pero ya llevamos una hora de mierda acá...ya tenemos que entrar. ─ respondió Volkov agitado, y segundos después se escuchó que un agente más era abatido al lado de Greco.

─ ¡Por mis cojones! solo quedamos tres, y a ninguno de nosotros nos queda el chaleco intacto si no me equivoco. ─ dijo Greco ─ Ni modo, tendremos que entrar, no tenemos de otra, sino seremos abatidos acá afuera, pero bueno ya saben...yo entro al último. ¿Cómo te sientes muchacho?

─ Excelente comisario. ─ respondió Dan desde su posición.

─ Pues llegó el momento de lucirte. Volkov ¿entras tú primero?

─ Si me permiten comisarios, entro yo ─ le dijo Dan.

─ ¿Seguro? ─ le preguntó Volkov.

─ 10-4, ustedes son mis superiores y tengo que arriesgarme... por ustedes.

─ Bueno... Dan debe haber uno a cada lado y dos al fondo, ya conocemos esta joyería... a mi señal entramos... 3,2,1.

Horacio entró y abatió al de su derecha, y Volkov hizo lo mismo con el de su izquierda. Luego Horacio abatió al del mostrador de la joyería e hirieron a Volkov en el brazo, a lo que Horacio corrió y abatió al cuarto atracador de un culatazo en la cabeza mientras este trataba de apuntarle para darle un tiro certero.

─ ¡Abatidos todos! ¡A chuparla! ─ gritó Dan por la radio.

─ Joder Dan, no quisiera estar del otro lado. ─ Dijo Greco mientras se acercaba a Volkov que estaba apoyado en una pared revisando su brazo.

─ ¿Está bien comisario? ─ Horacio se acercó a Volkov.

─ Da(Si), solo fue un roce, algo profundo, pero estaré bien. Buen trabajo.

─ Llamaré un 10-38, para usted y los compañeros. Buen trabajo.

Las ambulancias llegaron y atendieron a los policías y los atracadores, lograron llevarse a estos últimos a la comisaría a cumplir su condena correspondiente. En el camino a comisaría Horacio y Leónidas iban cantando alegres por el éxito del día, por lo que cuando llegaron a vestidores a cambiarse para luego hacer su 10-10 el ambiente era bastante festivo.

Greco entró a los vestidores con Volkov atrás de él y se dejó contagiar por la energía de los chicos, proponiendoles ir a tomar algo a su casa para celebrar.

─ Yo no puedo comisario ─ le dijo Leónidas ─ tengo una cita con mi novia.

─ ¿Qué dice usted Dan? ¡vamos! que ha sido un héroe hoy.

─ Bueno... es que... ─ dijo Horacio dudando, no quería sentirse incómodo al lado de Volkov.

Los últimos días había tratado al comisario con más familiaridad por el pedido que este le hizo, pero felizmente no habían tenido mucho tiempo de conversar, esto le hubiera parecido extraño; se notaba que Volkov se sentía un poco más cómodo a su lado pero tampoco era como si fuesen los mejores amigos en tan poco tiempo. No sabía cómo hablarle de temas que no fuesen laborales sin delatar su verdadera personalidad y que sospechara o algo.

─ Hombre pues que nunca hemos salido... además si alguien se lo merece es usted. ─ le insistió Greco.

─ Bueno, está bien, solo unos tragos. ─ respondió Horacio sin poder negarse a la insistencia de su superior.

En todo este tiempo Volkov estaba terminando de vestirse con total normalidad, haciendo el que no escuchaba los planes, y temiendo que sería una noche muy larga de la que no tendría cómo escapar, ya que cuando Greco insistía en temas como esos, no había manera de zafarse. Aunque una parte de él quería distraerse del estrés del trabajo y compartir con sus compañeros, que hace mucho tiempo no hacía.

Solo quiero ser HoracioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora