Di algo...

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Era mitad de semana y Volkov llevaba los días distraído, estaba revisando su teléfono por cuarta vez ese día, cambiando de sim para ver si tenía algún mensaje del que no haya recibido notificación, cuando la voz de Conway le asustó.

─ ¡Volkov coño!

─ ¿Qué?

─ Es la tercera vez que te llamo joder.

─ Perdón...

─ ¿Qué coño te pasa estos días? Estás disperso y no dejas de mirar tu teléfono cada vez que puedes.

─ Estoy mirando las alertas...

─ Y una polla... ─ le dijo Conway dando vuelta a una esquina con su patrulla acudiendo a comisaría del norte para cambiarse el chaleco antibalas luego de un atraco.

─ Estoy diciendo la verdad.

─ Di lo que quieras.

Luego de equiparse en la comisaría subieron a la patrulla para seguir con su ronda de 10-33.

─ Volkov... ─ Conway desde el volante se dirigió a él en tono sosegado ─ ¿sabes que si hay algo que te está preocupando me puedes contar no?

─ No hay nada que...

─ Solo te lo hago recordar coño, que por más que lo quieras negar no te estas comportando como tu mismo estos días.

─ 10-4.

*

Horacio salió de su cuarto despacio con cuidado de despertar a John que dormía plácidamente en su cama, Gustabo lo esperaba en la sala principal de la casa como habían quedado.

─ Hola puerco. ─ lo saludó Gustabo en voz baja.

─ Hola Gusnabo.

Ambos caminaron hacia el estacionamiento donde había varios coches de los miembros de la mafia que se habían quedado ahí esa noche, subieron al coche de Gustabo y salieron de la casa. Minutos después Horacio rompió el silencio.

─ Gracias por hacerme este favor Gustabo.

─ Bueno... no sé en qué coño estás metido, pero no podía decirte que no.

─ Sólo déjame en garaje central, yo sacaré un coche o algo.

─ Solo te doy un consejo Horacio, por que te quiero.

─ Dime...

─ Espero que lo que sea que vayas a hacer no tenga nada que ver con el cara de niño asustado.

─ ¿Cómo?

─ ¿Crees que soy ciego? se que algo se traen ustedes dos... nada de lo que salga de ese te puede hacer bien Horacio, recuerda cómo estuviste hace unos meses.

─ No tiene nada que ver con eso. ─ Horacio le mintió.

─ Yo solo digo.

─ Gracias por preocuparte por mi, pero ya estoy grandecito ¿no crees? para poder cuidarme solo. ─ le dijo saliendo del auto y entrando a garaje central para sacar su querida moto vespa.

*

Volkov estaba en la sala de descanso de la sede del CNI como había quedado con Horacio, eran las 4 y 30 minutos de la mañana; una parte de él se preguntaba porque la hora tan extraña de la reunión, pero cumplió su palabra y fue al encuentro apenas supo de él casi una semana después. Esos días en los que no logró tener ninguna noticia de Horacio, se había sentido ansioso por momentos, a la expectativa de la reunión y conversación pendiente que tenía con él. Realmente no sabía que iba a decir, no había ensayado un guión ni nada, solo quería una confirmación de lo que le dijo por mensaje de texto, y aclarar los temas de cuando era Dan, pero cómo hablaría, qué esperaba de toda la situación, no tenía ni la más mínima idea.

Solo quiero ser HoracioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora