Alma vegetal

537 62 79
                                    

Aquí les traigo el siguiente capítulo.
Seguiré esperando su respuesta sobre sí quieren que Tenshi sea alfa o beta.
Cualquier duda, comentario, correcciones de ortografía y estrellitas son bienvenidas mientras nos tratemos con respeto.
Háganme saber si les está gustando
🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙

El común de la gente tiende a infravalorar a las especies vegetales. No tienen el mínimo reparo de evitar pisarlas, ni siquiera las miran a menos que les sean de alguna utilidad.

Y sin embargo ellas siguen luchando... Abriéndose paso por y a pesar del mundo. Muy a pesar de su apariencia las plantas no son, ni serán jamás lo dóciles que aparentan ser. Son al igual que los humanos, máquinas complejas con adaptaciones especiales para protegerse, reproducirse, alimentarse y matar.
Las cerezas y manzanas, tan deliciosas como son, poseen además de aroma y forma exquisita, semillas venenosas. Una ínfima cantidad, si, pero no por eso se niega su existencia.
🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙

La monotonía de mi existencia fue interrumpida de manera súbita por la piadosa mano del destino.

Me había sumido en el autodestructivo después de mi fracaso al intentar arreglar lo que mi padre había provocado.
No quise ver en ese momento la codicia que mi padre cosecho en mí clan ni el alcance de su corrupción.
Fue así que mi deseo de paz fue traducido en una masacre por mi gente.

Ni siquiera pude reparar el daño sin fragmentar más los escombros que quedaron de mi error. Familias enteras pagaron mi ineptitud.

Asqueado de mí y mi propia sangre decidí abandonarlos a su suerte como castigo. Mi hermano no quiso acompañarme, demasiado apegado a los ideales de mi padre decidió que la sangre pesaba más que el agua. Le deseo toda la suerte del mundo porqué a pesar de sus capacidades creo que será consumido por la podredumbre. Sólo espero que me busque antes de que sea tarde.

En mi exilio decidí buscar algún motivo para vivir, después de todo rechacé el que mi linaje me había impuesto y así llegué a una región algo alejada de mi anterior hogar.

Días y días de procastinar se acumularon como arena en una playa. Aburrido hasta el hartazgo y despreciando la naturaleza decidí abandonar mi cuerpo y fusionarme con la naturaleza que clamaba por mí desde que nací.

Ya estaba resignado a mi nueva vida cuando mi ostracismo fue interrumpido por un ardor que recorrió mis abandonadas venas e hizo que mi corazón pudiera latir otra vez. El bosque mismo, mi nueva forma, reaccionó peor aún.
Todas las conexiones de las palabras se iluminaron, fue como una corriente comparable a las neuronas haciendo sinapsis.
Cada hoja, cada pétalo, cada rama, de la más pequeña a la más grande, de la más seca a la más viva se hincho de vida.
Me estremecí de tal manera que los animales no supieron como reaccionar y huyeron despavoridos a las afueras. 
No era el invierno cruel el que me había despertado, era algo más, algo que jamás había sentido pero que sabía hasta lo profundo de mi ser que me era mío y me estaba esperando.

Pero lamen mi estado no me permitía acercarme. Me es imposible hacer que el bosque se mueva, sin el no importa que tanto desee que los árboles arranquen sus raíces del suelo y caminen hasta dónde quiero.
Gracias a mi abandono mi carne y mis huesos estaban casi consumidos, tuve que empezar a reparar el daño si quería que volviera a su estado anterior.

Estaba completamente atrapado e histérico, grite por días pero el sonido de mi lamento solo podía ser escuchado por el reino plantae y fungi, si era así lo que deseaba no podría sino pertenecer al animalia.

Mi cuerpo tardaba mucho en curarse aunque estaba poniendo todo mi esfuerzo y llevando toda la energía que podía a él, incluso la que no me pertenecía.

El celo del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora