Volví, espero disculpen en retraso.
Ojalá no esté cometiendo errores de continuidad, sí lo hago por favor avísenme.Cualquier duda, comentario, correcciones de ortografía o estrellitas son bienvenidos mientras nos tratemos con respeto.
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Madara se había sentido mejor desde la mudanza. Pero volvió a sentirse cansado, acalorado y un poco paranoico hace unos días.
Cada vez que hacían salidas al bosque con los niños se sentía vigilado, discretamente le había pedido a Izuna que revisara el perímetro pero si hermano parecía más interesado en inspeccionar la textura de su cabello. Apenas se distraía y le menor ya estaba haciéndole trenzas, cepillandolo con los dedos o tenía su nariz clavada en él.Era molesto, pero no estaba seguro sí su hermano estaba cruzando algún límite. Siempre que lo hacía las niñas corrían a jugar con su cabello también y él no les gruñía, al contrario les enseñaba la forma para que no lo enredaran (su cabello era tan difícil como su dueño).
Madara odiaba que tocaran su cabellera pero no tenía el corazón para apartar a su hermano ni a los niños. Después de todo, no lo hacían por fastidiarlo, era una forma de mostrarle afecto.
Recientemente ese cariño que los niños de su grupo le tenían había mejorado su imagen pública; a Madara le daba igual. El no iba a usar a los niños como propaganda política. Pero no podía evitar que se extendiera la voz de las muestras de adoración que los niños le daban.
Si sus alumnos lo veían corrían a abrazarlo, le pedían consejos para mejorar sus jutsus, lo invitaban a unirse a sus juegos o a cenar en sus casas. Madara se apenaba bastante y veía la forma menos invasiva de complacerlos o rechazarlos lo más amablemente posible.
A las madres esto les encantaba y no tenían reparo en comentarlo a sus maridos, así la imagen del omega cambio de hostil e inútil a poderoso protector de las crías. Familia por familia y poco a poco, su aceptación incrementaba.Los ancianos ya empezaban a tener detractores que creían que Madara era una mejor opción que Izuna. Obviamente esto los enojo pero no encontraban una manera de manchar su reputación sin dañar a algún niño. Ellos mejor que nadie sabían lo vengativos que los Uchiha podrían ser.
🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙Las noches se convirtieron en una pesadilla. El calor era insoportable y acababa convirtiéndose en un charco de sudor, sin contar en terrible dolor en su vientre. Las punzadas a veces se calmaban permitiéndole dormir pero otras veces lo dejaban en vela.
Su salud ya se estaba deteriorando conforme las bolsas en sus ojos y ojeras aumentaban. Todo el día estaba cansado, pero no quería llamar a un doctor porque cada vez que lo hacía, en vez de atenderlo corría a revisar la salud de su padre y siempre encontraban algo que atender. Así que mejor decidió ahorrarse ese dinero ya que o su padre estaba muy enfermo y no lo decía o los médicos eran unos charlatanes, su padre estuvo de acuerdo con la segunda.
Itama se encontraba mejor, con la nueva popularidad de Madara las visitas de los ancianos se habían vuelto esporádicas y veía más luminoso el destino de su hijo mayor. Por otro lado le preocupaba la dependencia que estaba desarrollando el menor. Cada vez estaba más pegado a su hermano, no de una manera sexual pero si infantil.
Pensaba que tal vez debería buscar la forma de obligarlo a convivir con otras personas, preferiblemente de su edad.Finalmente decidió mandarlo con una comitiva de adolescentes que irían a explorar un pueblo comercial a las afueras del bosque con el fin de evaluar sí podrían establecer un contrato comercial con ellos.
Enviaría a alguna misión al mayor pero realmente se veía cansado, con Izuna fuera del panorama Madara podría dejar de hacerse el fuerte y enfocarse en el mismo.Lamentablemente Itama no pudo prever que el aroma del alfa de Izuna mantenía estable a Madara. Inconscientemente, el alfa del menor capto el significado del malestar del mayor y se encargaba de rodeaba con su presencia y aroma al omega para que sus instintos le indicarán a Madara su apoyo.
Sabía que no podría hacer más por él porqué era su madre, así que la mejor estrategia era canalizar sus necesidades al instinto maternal.El alfa de Izuna no entendía porque "su madre" no buscaba una pareja si estaba tan cerca de su celo, sabía que por alguna extraña razón su padre estaba emparejado con otro omega que nunca se había presentado en la casa. No entendía bien los lazos de su manada, ni porque "mamá" olía a virgen sí él era su hijo.
Sólo sabía que padre era el líder de su pequeña manada, "su madre" seguía en la escala de poder, que ambos se desvivían por cuidarlo y el debía protegerlos a como diera lugar.Izuna había visto al individuo que estaba espiando a su hermano. Pero no parecía una amenaza, su alfa interno le indicó que debía dejar que se acercara, que él podría ser de útilidad para el omega, estaba confundido pero decidió que lo mejor era confiar en sus instintos así que lo dejo pasar.
Con el paso del tiempo se dió cuenta que el tipo no era una amenaza, se la pasaba contemplando a su hermano y aguantando sus suspiros.
Además, más de una vez apartó amenazas de los niños como alejar a los jabalíes salvajes que rondaban la zona, tapar agujeros o quitar troncos del camino. Era muy gracioso ver cómo a máxima velocidad se encargaba de la seguridad del grupo tratando de no ser descubierto.Al final parecía que ambos tenían un pacto silencioso. Mientras no le hiciera daño a nadie el extraño tenía el permiso de mirar todo lo que quisiera.
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Madara no entendía que le estaba ocurriendo a su cuerpo y con la ausencia de su hermano solo empeoró la situación.Dejó de tener calor pero el dolor ya no se iba en la mañana y ahora apenas podía levantarse de su cama.
Cuándo empezó a vomitar hasta desmayarse su padre decidió internarlo en el hospital. Le dieron unos fuertes analgésicos y antibióticos porque pensaron que tenía una fuerte infección.Por tres días estuvo postrado en la cama nadando entre la conciencia y la inconsciencia. Si no estaba mareando se desmayaba.
El cuarto día de madrugada, se despertó entre lágrima deseando que su agonía acabarám. Justo cuándo acabo ese pensamiento, su cuerpo saltó de la cama y sus piernas empezaron a correr. En otro momento él se habría obligado a detenerse pero era la primera vez en días que su dolor paró así que decidió dejar que su cuerpo hiciera lo que quisiera.Sus instintos parecían responder a un llamado (aúnque realmente no era así) y condujeron su cuerpo más allá del campamento, un poco más allá del río.
Su sangré parecía cantar en sus venas y su carrera empezó a volverse errática, hasta que tropezó con una piedra y se impacto contra un parche de musgo debajo de un framboyán. Madara lo reconoció aúnque solo porque recordó como los ancianos y otros adultos tenían la manía de sonreír cuándo lo veían llamándolo el árbol del fuego.
En cuanto lo vió, supo que había llegado a su destino ¿Porqué quería llegar ahí?, La respuesta no llegó a el pero si un alivio que lo entregó a los brazos de Morfeo.
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Bueno...Me gustaría preguntarles sí quieren que Tenshi sea beta o alfa.
Creo que no lo establecí aún y me gustaría saber que piensan.
Hasta el próximo capítulo.
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El celo del bosque
FanficTajima sufre los estragos de la edad, sabe que pronto debe elegir a su sucesor. El más indicado es su protector y maternal hijo Madara, pero los ancianos del consejo tratan de imponer como única opción a Izuna el menor de sus vástagos. Por otro lado...