Alucinaciones olfativas

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Ya tenía muchas ganas de sacar un evento de este capítulo, pero no veía dónde ponerlo.
De ahí el título 😉😉😉
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Tras la muerte de Tajima-sama, todos en el clan estábamos desconsolados. Perdimos a nuestro s líderes en cuestión de días y los herederos nos dejaron en la orfandad.

Sería más fácil para cualquiera imponer su yugo en esta situación, pero ambos hermanos se enclaustraron en su casa. Comprendimos después de un rato (cuándo el pánico por la ira del mayor se disipó), que el asunto no era con nosotros. Ellos no nos culpaban por la muerte de su padre, ni por no defender a nuestro líder (que debimos hacerlo, en vez de quedarnos como espectadores).

Cómo pudimos, nos organizamos para probarlos. Enviamos grupos y ninjas en solitario fuera del campamento, también nos acercamos al perímetro de la cada. En ningún momento tomaron represalias contra nosotros, de hecho su casa ni siquiera estaba cerrada con llave.

Éramos libres de entrar y salir, de abandonar el clan si gustabamos. No querían subyugarnos, ni tomar el control por la fuerza. Entonces entendimos que su distancia no era indiferencia era una puerta abierta.

Reuní a todo el clan y les comuniqué mi teoría, los niños fueron los que más se animaron, jóvenes y adultos no tanto. Pero la reunión tomó un rumbo más urgente. Ya que Madara-sama purgó a los asesinos de Itama-sama, nos quedamos sin consejo de ancianos. Teníamos que formar otro con los integrantes más longevos de cada familia que integra al clan.

Acabamos siendo doce y el mayor apenas tenía 48 años contra el mayor del consejo antecesor de 97 años (ni idea de cómo llegó a vivir tanto). Del templo tuvimos que elegir a una estudiante que la anterior sacerdotisa había nombrado como su sucesor, la beta tenía 24 años.

Una vez reunidos decidimos mandar jounins que vigilarán nuestras fronteras y volver a activar nuestras actividades cotidianas que habíamos paralizado en la crisis. A su vez redactamos una copia con los acuerdos de la junta para entregárselos a los hijos de Itama-sama, no queríamos generar un mal entendido. Aunque si hubiéramos hecho una votación en ese momento, nadie los hubiera querido al mando.
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Los niños están muy inquietos, no quieren jugar ni ir a clases. Se la pasan encerrados haciendo berrinche. Es cómo si todos se hubiera puesto de acuerdo.

Sólo hablar con ellos deriva en una discusión. No querían entender que no eran los mismos hombres que habían sido sus maestros y que en este momento son un peligrosos, ellos nos decían que éramos unos cobardes y que no los conocíamos de verdad.

También nos replicaban porque aún no habíamos hecho "uno de esos aburridos" funerales para Itama-sama. Por mi parte les expliqué a mis hijos que  no era tan sencillo, en su caso un funeral implicaba comunicárselos a nuestro clan hermano los Hyuga. Pero si estos venían y se enteraban que no teníamos un líder podrían tratar de esclavizarnos; mis niños me dijeron que los adultos éramos unos hipócritas: decimos que respetaba nos a Itama-sama y no le estábamos dando el funeral que merecía, llamábamos hermanos a quiénes temíamos y al huir de Madara-sama e Izuna-sama estábamos siendo injustos, además de no respetar las reglas pero si ellos las rompían nosotros los castigariamos. Me sorprendió ver que mis hijos tuvieron nociones tan profundas de la ley del clan y el derecho del liderazgo.

Lo peor es que tenían razón, en todo. Sin líder éramos vulnerables, podríamos nombrar a alguien del consejo, sin embargo pasar sobre los derechos de Madara-sama e Izuna-sama podría ser más contraproducente y estaba gravemente penado por nuestra ley. Después de todo eso fue lo que creo el clan: la gran injusticia de Hagoromo-sama con Indra-sama. Estaríamos desdeñando nuestros orígenes y los principios que defendíamos. Sería como escupir en la tumba de nuestro fundador, aquel que nos regalo el poder del gran sabio, algo que su hermano nunca hizo.

El celo del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora