Bailarina

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Octubre 1993

Amelia estaba ilusionada, hoy empezaba sus clases de baile. Hacía poco que había cumplido cinco años y lo único que había pedido habían sido estas clases. Su padre se había negado en todas sus formas, porque lo veía una completa pérdida de tiempo. Pero su abuela materna se había comprometido a pagárselas, así que su padre finalmente había accedido con la única condición de que fuese ballet. Amelia con tal de bailar accedió.

Y así estaba corriendo por casa nerviosa con sus rizos por toda la cara, sin las dos paletas y con un conjunto que su madre le había comprado especialmente para ella. Pero este no era como los demás que tenía para ir los domingos a misa, no, este le gustaba de verdad.

- Mamá, me tienes que hacer un moño bonito – decía mientras le acercaba un coletero- para así poder ser la mejor bailarina de toda la clase.

Devoción recogía en el moño con cuidado y cariño los rizos de su hija. Desde que Amelia había nacido había sido una niña muy especial, pero estaba creciendo encerrada en un mundo gris que su padre había intentado crear a su alrededor.

Amelia entró a la clase de ballet con su mejor sonrisa y con muchísimas ganas de aprender. De mayor quería ser como esas bailarinas que aparecían en la televisión llenas de boas de colores y con purpurina por todos lados. Y eso lo tenía claro desde la primera vez que lo vio, aunque cuando se lo contó a su padre se rio y lo calificó como una tontería, a ella eso le dio igual. Desde ese momento se dio cuenta que era mejor esconder ciertos pensamientos que tenía. Cuanto más crecía menos encajaba en el colegio privado religioso al que iba, con sus compañeras que no tenían aspiraciones más allá de hablar sobre hípica o sobre la misa de los domingos. Este era un mundo que para Amelia se quedaba pequeño.

Agosto 2023

Amelia llevaba toda la mañana cuidando a Lúa. Hoy Luisita tenía que trabajar, mientras que Amelia ya había comenzado sus dos semanas de vacaciones de verano. El calor de Madrid era infernal, así que después de una pequeña discusión con su hija consiguió convencerla de que ir al parque no era la mejor opción que tenían.

- Mami, ¿me haces un peinado bonito? – decía mientras la acercaba un coletero lleno de brillos - Es que podemos jugar a las bailarinas.

- Ven más cerca Lu, que no llego a hacerte el moño de bailarina.

- ¿Me puedes enseñar a bailar? – preguntaba Lúa fijando sus ojos en los de Amelia- es que te quiero contar un secreto mami – decía mientras comenzaba a juguetear con los dedos de su mano.

- Claro mi amor. Mira ven, ¿qué me quieres contar? – decía Amelia mientras la aupaba entre sus brazos.

- Es que yo de mayor quiero ser como tú – susurraba Lúa mientras jugaba con un mechón del pelo de su madre.

- ¿A qué te refieres, Lu?

- Pues bailarina, mami. Quiero bailar contigo en el teatro y que me enseñes a bailar muy muy bien, porque mamá dice que eres la mejor bailarina del mundo. Y maquillarme con purpurina y llevar camisetas con muchos colores.

Los ojos de Amelia se comenzaban a empañar de lágrimas. No se esperaba que su hija la viera como un referente tan claro de futuro. Nada la hacía más feliz que ver que su hija quería bailar y compartir con ella algo tan importante como la danza.

- Pero, Lu ¿sabes que te tienes que apuntar a clases? Y practicar mucho, eso es muy importante.

- Ya lo sé mami, pero me da igual, porque quiero ser como tú.

Amelia no se quería hacer demasiadas ilusiones, porque sabía que probablemente su hija la semana que viene cambiase de parecer pero ahora mismo eso la daba igual. Su hija quería ser bailarina, así que la iba a buscar la mejor academia de baile e iba a ayudarla con todo.

- ¿Quieres que busquemos mi primer traje de bailarina, Lu?

- ¿De verdad? ¿Y me lo voy a poder probar?

- Claro, porque va a ser tuyo, pero tienes que cuidarlo mucho.

- Te lo prometo mami – decía mientras le ofrecía el meñique.

Lúa ayudaba a Amelia a ir cogiendo las cajas que iba bajando. Hasta que llegó a la caja en la que tenía llena de recuerdos de su infancia. Con cuidado y ayuda de su hija abrió la caja, lo primero que había eran un par de fotos de ella de pequeña con su madre.

- Hala mami, que guapa. Llevas el peinado que me has hecho hoy – expresaba ilusionada su hija.

- Nos parecemos un montón, eh Lu.

- Claro, mami pues si yo soy igual de guapa que tú. Mira mami, este es el vestido – decía Lúa mientras lo sacaba con cuidado.

- A ver te ayudo, ¿te gusta?

- Me encanta, es como de princesa.

Amelia le ayudaba a sacarlo y la ayudaba a ponérselo. Le quedaba un poco grande, pero seguro que en un par de meses la quedaba perfecto.

- ¿Estoy guapa? – preguntaba mientras giraba sobre sí misma.

- Como una princesa, cariño.

Mientras que Lúa seguía bailando a su manera, Amelia se cambiaba para ponerse una ropa más cómoda para bailar y enseñar algo a Lúa.

- Ven Lu, que nos vamos a hacer una foto las dos juntas.

- Y se la enviamos a mamá.

Amelia la cogía en brazos mientras que las dos ponían su mejor sonrisa, y Lúa rodeaba el cuello de su madre y pegaba su cara a la de ella. Después de esto las dos fueron al comedor, donde Amelia retiró cuidadosamente el sofá y un poco los muebles. Con paciencia le enseñaba los primeros pasos que tenía que hacer, Lúa la observaba y la intentaba imitar lo mejor que podía. Después de media hora ya empezaba a coordinar pasos y Amelia decidida puso una canción.

Las dos se lo estaban pasando genial, riéndose cada vez que Lúa se equivocaba y su madre la corregía. Para Amelia estos momentos eran muy importantes y esperaba que a su hija se le quedaran grabados en la mente para siempre, que los recordase y los mirase con cariño.

- Pero estoy viendo a las dos bailarinas más guapas de todo Madrid en mi salón.

- Mamá – gritaba Lúa mientras corría hacia Luisita – de mayor voy a ser bailarina mami me está enseñando.

- Hola, cariño – decía Amelia mientras depositaba un beso en los labios de su novia – aquí nuestra hija que quiere ser como yo de mayor.

- Pues Lu, te voy a contar una cosa – decía mientras se ponía a su altura - has elegido a la mejor persona del mundo como referente.

- ¿Qué es refelente?

- Referente, Lu, con r – la corregía Luisita – es cuando quieres parecerte a una persona de mayor.

- Vale mamá, entonces tú y mami sois mis referentes – concluyó remarcando la r mientras sonreía.


🌈🌈🌈

hola, quería publicar esto que tenía escrito ayer pero supongo que como a todas la noticiona nos llegó un poco de sorpresa y obviamente no era lo que esperaba.

aunque estemos tristes por esto, espero que sigamos disfrutando mucho de lo que se está viniendo, porque al final esta historia nos ha marcado a todas de alguna manera y eso es con lo que debemos quedarnos. ahora nos queda la recta final que seguro que está hecha con todo el cariño del mundo y el spin off que por todo lo que han ido publicando luce que va a ser super gracioso. muchísimas gracias por leer y os mando todo el cariño del mundo. un besazo🖤🖤

Luimelia One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora